¿Qué se entiende por turismo responsable?
Hasta ahora se hablaba de turismo sostenible, aquel que busca contribuir al desarrollo sostenible desde la actividad turística buscando un equilibrio entre sus tres grandes ámbitos: el socioeconómico, el sociocultural y el medioambiental. Pero el concepto de turismo responsable va más allá, y trata de hacer asumir su responsabilidad a todos los agentes implicados, lo que incluye también, y muy especialmente, a los turistas o viajeros.
¿A través de qué vías?
El objetivo de esta clase de turismo es contribuir al desarrollo de la economía local mediante un reparto equitativo de los beneficios; la generación de empleo digno; el favorecimiento de las comunidades locales, que deben poder participar en su gestión; el desarrollo de planes para la puesta en valor del patrimonio cultural y natural del territorio, incluido su patrimonio intangible. El fin último es que el turista disfrute al máximo de la naturaleza y la cultura del lugar causando el menor impacto negativo al interaccionar con ellas.
Y un viaje de este tipo, ¿sale mucho más caro?
No necesariamente. Pero además, hay que revisar el concepto de precio. Un viaje así te va a aportar mucho más, y eso tiene que tener un precio justo. Se trabaja con grupos pequeños. Aquí no intervienen grandes turoperadores, ni multinacionales. Si para ti es importante saber a dónde llega tu dinero, viajando de esta forma el precio es más justo y lo que pagas tiene una repercusión mucho mayor, y eso hay que tenerlo en cuenta.
¿Dónde nació el concepto?
En algunos lugares de Europa y América del Norte llevan casi 30 años trabajando en esta línea, por diversas vías, como el ecoturismo. En Europa, se vincula quizás más con el comercio justo.
¿Qué porcentaje representa el turismo responsable respecto al conjunto del sector?
Todavía es muy minoritario. El porcentaje es muy bajo. Pero depende del mercado emisor. Los principales son Alemania, Países Bajos, el Reino Unido, Francia, Estados Unidos, también Canadá e incluso Italia.
¿Qué clase de personas contrata estos viajes?
Los que responden al perfil LOHAS (Lifestyle of health and sustainability, estilo de vida de la salud y la sostenibilidad). Son consumidores de productos ecológicos, clientes de la banca ética... Se trata de gente con un cierto nivel de formación. En Estados Unidos, algunos estudios dicen que son un 30% de la población adulta. En Alemania podrían llegar al 40%. En España, el colectivo está en aumento, pero aún alcanza como máximo un 10%. No acaba de calar, crece a un ritmo más lento, y la crisis no ayuda a ello.
¿Cuántos destinos ofrece vuestra agencia?
Unos 50, nacionales e internacionales, en todos los continentes. Todos los meses incorporamos alguno nuevo.
¿Hay algún destino idóneo para el turismo responsable?
No hay ninguno que se pueda destacar especialmente, pero existen iniciativas en decenas de países de todos los continentes, especialmente en Centroamérica y América del Sur, en Sudáfrica... Pero es muy difícil eliminar tu impacto al cien por cien, aunque ya sólo sea por el hecho de tener que tomar un avión.
Teniendo en cuenta el impacto ambiental del transporte, ¿los destinos más responsables serían aquellos más cercanos?
En efecto, y por eso tenemos destinos europeos para aquellos que quieren viajar menos en avión, y tratamos de proponer otros medios de transporte. El objetivo es moverse más despacio y disfrutando más de cada lugar. Y eso se puede aplicar a toda clase de viajes: organizamos viajes de novios, de empresa, con niños... Incluso tenemos viajes responsables a destinos clásicos del turismo de masas como la República Dominicana, en los que proponemos otra forma de visitarla, conociendo lugares alejados de los resorts de todo incluido. ¡Es una obligación casi moral!
También actuáis como agentes receptivos...
Sí. Empezamos en nuestra zona, en Euskadi y ahora comenzamos a trabajar con otros territorios de España. Y en este ámbito podemos controlar mejor todo el proceso.
El turismo responsable y el vehículo privado ¿son compatibles?
Nuestra apuesta es organizar viajes que se puedan hacer en transporte público y, para cuando haya que coger el coche, estamos trabajando en un proyecto de car sharing. Pero no es fácil. Hay muchos lugares de difícil acceso en transporte no privado y todavía encontramos a muchos agentes que no saben de qué les estás hablando...
También proponéis medidas para compensar el impacto del viaje...
Sí, ofrecemos la posibilidad de compensar las emisiones apoyando proyectos de reforestación o recuperación de suelos degradados, pero de momento no lo hace mucha gente. ¡Y para compensar un vuelo a Vietnam tendrías que plantar un pequeño bosque! Se trata más bien de algo simbólico, que busca hacer reflexionar al cliente, al que se aconseja no hacer viajes muy largos para pocos días, evitar las escalas... En nuestra web tenemos una calculadora de emisiones. En los viajes que organizamos por Euskadi, estamos trabajando con los alojamientos, restaurantes, transportistas, etc. en el intento de minimizar la huella de carbono. Como agencia, tratamos de avanzar hacia el objetivo de ser CO2 neutrales. Trabajamos con organizaciones de Estados Unidos que estudian cómo lograrlo, y ya tenemos los cálculos para nuestros desplazamientos por Álava.
¿Estáis vinculados con los movimientos slow?
Sí, por supuesto, colaboramos con ellos. Donde los hay, intentamos trabajar en común para apoyar la gastronomía local, los productos de la tierra...
¿Cuántos años lleváis trabajando?
Cuatro años ya...
¿Y cuántos viajeros han contratado vuestros servicios?
Unos 2.000. En los últimos años, sobre los 600 anuales. Que son bastantes, si tenemos en cuenta que no trabajamos con grupos grandes. Son grupos pequeños, muchos viajes privados, incluso individuales... ¡Y hemos empezado en plena crisis!
¿Cuánta gente trabaja en la agencia?
Cinco personas, dos de ellas en proyectos concretos. Y todos lo hacemos desde Vitoria. Pero tenemos muchísimos colaboradores, y cada destino nuevo lo visitamos para estar seguros de qué estamos apoyando.
Avánzanos algún nuevo viaje que estéis preparando...
Estamos organizando unos trekking en Nepal para finales de año. Uno comunitario, para noviembre, en el que se implicarán las poblaciones locales, y otro de limpieza, para finales de diciembre, cuando acaba la temporada de los trekking convencionales y las expediciones en el Himalaya, durante el que se irán recogiendo los residuos que éstas hayan abandonado.
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