Después de que el año pasado se registrara un alarmante descenso del número de ejemplares observados –y de que ya no se viera ninguno a partir de abril– la temporada de estudio de la migración del rorcual común en la costa mediterránea está arrojando resultados tan inesperados como alentadores: desde primeros de marzo se han realizado una setentena de avistamientos en la costa central catalana, entre Tarragona y Barcelona, informa la asociación Edmaktub, dedicada al estudio de los cetáceos desde el año 2000.
La cifra es muy superior a la de las anteriores campañas, que van de marzo a junio, época durante la que estas ballenas viajan siguiendo la costa mediterránea española en dirección al mar de Liguria, entre Francia e Italia, donde se reproducen. Desde el inicio de su Proyecto Rorcual en 2013, los investigadores de Edmaktub o los pescadores y otros navegantes de la zona que colaboran con ella habían avistado 111 ejemplares. Pero de los 62 animales detectados en 2014 se pasó a solamente 30 el año pasado, cantidad ya más que duplicada en los menos de dos meses transcurridos de la temporada actual.
De los 62 animales detectados en 2014 se pasó a solamente 30 en la campaña de 2015
El primer avistamiento lo hizo el 2 de marzo un pescador que se encontró frente a la localidad de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) con dos o tres ejemplares de rorcual común que nadaban en dirección norte. "La tercera temporada del estudio era muy importante para determinar si el descenso registrado en 2015 fue un hecho puntual o marcaba el inicio de una tendencia", señala Eduard Degollada, presidente de Edmaktub.
Y era muy importante aclararlo porque el rorcual común del Mediterráneo está clasificado desde 2009 como vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y porque diversos estudios de la última década han constatado un claro descenso del número de ejemplares que se concentran anualmente en el santuario Pelagos, en el mar de Liguria.
Una de las hipótesis barajadas para explicar la caída de avistamientos del año pasado es que la sequía registrada durante el otoño y el invierno anteriores provocó un descenso en las poblaciones de krill, los pequeños crustáceos de los que se alimentan principalmente los rorcuales, en la costa mediterránea.
El Maktub, el barco de la entidad científica, parte diariamente del puerto de Vilanova i la Geltrú para realizar transectos (recorridos que cubren de forma aleatoria una superficie marina delimitada por una cuadrícula en el mapa) con los que se barre el territorio. Además de la información recogida directamente por los investigadores embarcados en el catamarán, se cuenta con los datos aportados por los miembros de la cofradía de pescadores local –el de Vilanova es uno de los puertos pesqueros más importantes de Cataluña– y el activo club náutico de la ciudad.
Toma de muestras
Esta temporada se ha incorporado a la investigación el uso de drones, que permiten observar a los cetáceos de una forma más eficaz y menos invasiva para ellos. Los aparatos voladores permiten establecer de forma más precisa el número de ejemplares avistados y la estructura de los grupos que forman, algo que resulta más difícil desde el barco. Los drones pueden llegar a situarse a un metro del animal mientras que, para no molestarlos e interrumpir sus trayectorias, además de por razones de seguridad, las embarcaciones no pueden acercarse a menos de 50 o 60 metros de ellos. Y eso les permite no solamente tomar imágenes muy próximas, sino incluso tomar muestras de la respiración de estos mamíferos.
Los drones resultan fundamentales para determinar si los rorcuales viajan acompañados de crías, algo que no es habitual en esta zona y que es difícil de confirmar por otros medios, pues el ejemplar joven puede quedar oculto por el enorme cuerpo de su madre. El 3 de abril se avistó a una hembra con un ballenato cerca de la costa central catalana.
En los últimos meses se han encontrado los cuerpos sin vida de tres ejemplares
Sin embargo, no todo son buenas noticias. En los últimos meses se han encontrado los cuerpos sin vida de tres animales, dos de ellos crías. La primera apareció a mediados de noviembre de 2015 en Tarragona y medía 6,6 metros. La segunda, a finales de enero, cerca del Delta del Ebro, era un animal de 12 metros. El 13 de abril, un pescador de Barcelona vio el cuerpo del tercero, un adulto, flotando a la deriva.
Degollada apunta que "el hecho de que aparezcan crías solas cerca de la costa hace pensar que la madre puede haber muerto también, seguramente a causa del choque con alguna embarcación, así que el número total de ballenas muertas podría ascender realmente a cinco", un número que considera "muy elevado".
Una de las finalidades del Proyecto Rorcual es determinar con precisión las poco conocidas pautas migratorias del rorcual común, sus periodos de paso y las rutas seguidas, para evitar este tipo de accidentes en zonas de tráfico marítimo tan denso como los alrededores de los puertos de Barcelona y Tarragona.
El rorcual común (Balaenoptera physalus) no sólo es la ballena de mayor tamaño del Mediterráneo: es el segundo mayor animal del planeta. Pese a su tamaño, que puede alcanzar los 24 metros de longitud, aún se sabe muy poco sobre esta especie. Habita las zonas pelágicas, las situadas en mar abierto pero a poca profundidad, y esporádicamente se aproxima a las zonas costeras de las aguas templadas o frías. Se le encuentra en los océanos Ártico y Atlántico y el Mar Mediterráneo y realiza migraciones estacionales para alimentarse y reproducirse, como la que la lleva a seguir la costa oriental de la península cada primavera, afortunadamente este año con más ejemplares de nuevo.
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