¿Qué es el Centro Español de Turismo Responsable (CETR)?
Es una iniciativa de varias empresas privadas dedicadas al mundo del turismo, impulsada principalmente por Koan Consulting y Rutas Pangea. El centro nace como un lugar de encuentro de distintos proyectos y personas para poder compartir ideas y metodologías con el objetivo de fomentar y construir unas propuestas de turismo cada vez más responsable.
¿Cómo se organiza?
Hemos editado un vademécum, una especie de guía sencilla de lo que es el turismo responsable y la filosofía del centro, y una página web en la que las entidades se pueden adherir gratuitamente al mismo si cumplen los requisitos que planteamos. Una vez realizada la adhesión, les mantenemos informados de las actividades que realizamos. Pero el CETR también está abierto a nuevas propuestas de actividades y a ejercer de difusor de las mismas.
¿Qué actividades desarrolla?
Fundamentalmente se trata actividades relacionadas con la difusión del turismo responsable y la metodología para hacerlo posible. Así, organizamos encuentros, seminarios, publicaciones, traducciones, cursos de formación… En definitiva, cualquier iniciativa que sirva para promover en España un turismo con esos condicionantes.
¿Qué papel juega el CETR dentro del sector?
Hay agencias de viajes nacidas en el turismo tradicional y que lo que están buscando es concienciar más a los clientes para que demanden más turismo responsable, consultorías, entidades dedicadas a la formación, etc. Poco a poco estamos llegando cada vez más a los distintos segmentos del sector, cada vez más gente entiende qué es el turismo responsable y hay una demanda creciente por productos que reúnan esas características.
Háblenos del concepto de turismo responsable.
Para nosotros es aquél que se lleva a cabo según los principios de la justicia social y económica, es decir, en el que los habitantes del destino pueden ser corresponsables en la toma de decisiones de hacia dónde quieren dirigir la actividad. Y que muestra un total respeto por las culturas locales y el medio ambiente.
Ponerlo en práctica es cuestión de ética y de conciencia de que el turismo puede ser una actividad muy beneficiosa para el lugar donde se practica pero que también comporta problemas, y que hay que minimizarlos con, por ejemplo, la utilización de vehículos no motorizados y de energías renovables, una política adecuada de reciclaje de residuos o el consumo de productos locales.
Un concepto que va más allá del de turismo sostenible…
La diferencia fundamental es que da voz y voto a la población. El turismo sostenible se ha quedado sólo en respetar y conservar el medio ambiente y nosotros creemos que es básico también tener en cuenta la parte social, a los habitantes del destino.
En los últimos años, la etiqueta de turismo responsable ha sido muy recurrente.
Hay varios motivos. El primero es que el mundo del turismo es muy competitivo, cualquier producto necesita diferenciarse de otro para tener un nicho de mercado, y esta necesidad hace que se recurra de manera cotidiana a las etiquetas.
La segunda razón es que ha aumentado la demanda de este tipo de viajes, ya que ha crecido en número de clientes sensibilizados no sólo por la conservación del medio ambiente sino también por el respeto de la cultura local y de los derechos de las personas que viven en los destinos turísticos y, por lo tanto, redirigimos nuestros productos para satisfacer esa demanda. Y por último, se ha visto como una manera de destacar entre la multitud de propuestas turísticas por su innovación.
¿Con un abuso del término?
Un abuso quizás no, pero lo que quizás sí hay es un uso inadecuado, porque hemos visto bajo la etiqueta de turismo responsable productos que a poco que los analizamos nos damos cuenta de que no cumplen con los requisitos básicos: que no han tenido en cuenta a la población del lugar o, en el peor de los casos, que ni siquiera cumple con las normas básicas de conservación del medio ambiente o de respeto a la cultura local.
¿Cómo se tiene la garantía de que un proyecto cumple con los requisitos?
En nuestro país todavía no hay ninguna marca que garantice la responsabilidad de un producto turístico. Algunas de las entidades que colaboramos en el CETR estamos desarrollando un sello para que esto sea posible y ya se está implementando en España para las agencias de viaje.
¿Cómo puede asegurarse el viajero de que su viaje es responsable?
Ésta es una de las mayores dificultades y, por ello, es donde más intentamos trabajar dando indicaciones sobre cómo tratar de caracterizar un viaje responsable. Lo más importante es intentar contratar el alojamiento con empresas locales y pequeñas, y las actividades con guías locales, con el fin de favorecer siempre que el negocio se desarrolle en un ámbito local, evitando a las grandes cadenas y marcas internacionales.
¿Cómo es un turista responsable?
Es alguien que piensa con antelación a dónde va a viajar, con quién, qué va a conocer y que intenta que la mayor parte del dinero que gasta durante sus vacaciones repercuta en la población autóctona. Una vez en ruta, será un turista que intentará conocer la cultura local, que disfrutará de las comidas de la zona, que intentará conocer lo más posible cómo se vive en esa localidad o territorio y que, a la vuelta, difundirá lo vivido valorando la diferencia de los lugares que visitó.
¿Hay destinos más idóneos que otros?
Lo que hay son destinos que llevan más años trabajando en ello. A nivel internacional podríamos destacar Costa Rica, Perú, Nicaragua y Marruecos. Y en Europa, Francia e Italia, sobre todo sus zonas rurales. También en España hay proyectos interesantes, como la finca del Rincón de los Cerezos, situada en el pueblo extremeño de Berzocana, un ejemplo concreto de cómo a través de una propuesta turística diferente basada en los recursos locales se ha creado un producto turístico de muy alto valor añadido.
¿Cómo está golpeando la crisis económica al turismo responsable?
La crisis no está afectando tanto al turismo responsable porque una de las cosas que promueve es un turismo de proximidad, y dentro de la globalidad de la crisis, ése es uno de los que menos se ha visto afectado. Asimismo, creo que la crisis puede ser un factor que ponga de relieve que había cosas que cambiar también en el turismo, como la hipermovilidad, el creer que podemos ir a cualquier sitio muy rápido y en muy poco tiempo. Nosotros defendemos estancias más largas: no tiene ningún sentido hacer un viaje largo de avión que va a producir unas grandes emisiones de dióxido de carbono —que por sí sólo no pasaría ningún balance de sostenibilidad— para realizar una estancia fugaz.
¿En qué situación se encuentra este ámbito en España?
Está en una fase de crecimiento, a pesar de la gran dificultad de darlo a conocer al gran público.