Carlos Fresneda nos atiende desde Nueva York. El periodista ha cubierto las elecciones presidenciales de Estados Unidos y, tras unos días vertiginosos, toma un poco de aire: “He podido descansar dándome un baño de otoño en Central Park. No podría ni escribir si no recargo la batería con la naturaleza”, comenta a EcoAvant.com.
Hablamos de su nuevo libro, Ecohéroes (RBA, 2020), un compendio minucioso y brillante de testimonios en defensa de la salud de la Tierra. Cien voces ejemplares. Grandes iniciativas medioambientales de activistas, emprendedores, científicos y economistas de todo el mundo que corroboran, citando al biólogo Edward Wilson, que “vivimos en el paraíso absoluto en este planeta y no queremos darnos cuenta”. Pero deberíamos hacerlo cuanto antes.
Cada uno de estos Ecohéroes merecería un monográfico, sin duda. Ahora apuntemos dos conceptos: resiliencia y regeneración. Carlos Fresneda considera que son claves para afrontar una década crítica: la que ha estrenado el cruel 2020. Resiliencia y regeneración: no queda otra. Y ya lo decía aquel grafiti de Hong Kong: “No podemos volver a la normalidad porque la normalidad era el problema en primer lugar”.
La pandemia traza un antes y un después para todos... "Lo impensable nos va a obligar a repensarlo todo", señalas. ¿Cómo estás viviendo esta época?
Bien, más o menos. Creo que la gente se está concienciando. En situaciones límite, mucha gente ha aprendido a replantearse qué es lo esencial. La contaminación acústica, las bicicletas, la comida sana. Yo vivo en Londres y allí el confinamiento ha sido menos estricto que en España... Mi casa está junto a un parque espectacular y tengo un vínculo muy fuerte, sobre todo, con los árboles y el agua. La vida en esta época me ha hecho valorar más el contacto con la naturaleza.
¿Cuándo surge la idea de escribir Ecohéroes, un libro que te ha llevado tanto tiempo de investigación y esfuerzo?
Hace casi 20 años ya, cuando estaba en Estados Unidos de corresponsal. Siempre he trabajado en el ámbito del medio ambiente y empecé una serie que se llamaba “La otra América” en el suplemento Natura (El Mundo), pero quedó truncada. “Olvídate de la ecología y dedícate a la economía”, me dijeron. Luego fui a Londres en 2011, con dos mochilas llenas de historias de EE UU y algunas de España, y pensé que era el momento de publicar. Pero no lo era. Hice un blog llamado Ecohéroes y, tras muchos rechazos editoriales, RBA me empujó a hacer el libro, justo cuando se echaba encima esta década crítica. Y llegó la pandemia y aproveché los meses de confinamiento intensamente. La pandemia es un reflejo de nuestra relación con la naturaleza, me dijo Goodall. Esto nos obliga precisamente a replantearnos nuestra relación con la naturaleza.
“Si queremos un planeta saludable y sostenible, ante el reto añadido de la crisis climática, habrá que repensarlo todo. De la vida en las ciudades al cultivo de los alimentos, pasando por el modo de movernos, las pautas de consumo o las fuentes de energía”, explica uno de los Ecohéroes. ¿Nuestra concienciación ha cambiado con la pandemia? Íbamos a salir mejores...
Por lo menos, vamos a ser más conscientes. Esto es una tragedia a todos los niveles para mucha gente. Pero estas situaciones te hacen cambiar de piñón y pensar de otra manera. No sé si será un giro definitivo o de ciertas conductas. Yo he vivido en Nueva York la explosión del fenómeno de la bici tras el confinamiento; y me encanta. Por eso empiezo el libro por las ciudades. Porque es lo más cercano a la mayoría. El 60% de la población mundial vivirá en las ciudades en 2030. Y me parecía emblemático que el primer “ecohéroe” del libro fuera el arquitecto Iñaki Alonso con su proyecto “Entrepatios: Las Carolinas” en el sur de Madrid. El primer “cohousing” ecológico de la ciudad. Somos el espacio en el que habitamos. Seremos más conscientes de todo tras la pandemia.
Recomendamos conocer a estos 100 “Ecohéroes”, algunos celebérrimos y otros anónimos. Una combinación redonda que demuestra que, aunque no seamos estrellas como Greta Thunberg, sí que podemos ser “ecohéroes”...
¡Esa era la idea, sí! Aquí hay gente que no conocen ni en sus propias ciudades y, por otra parte, se me han quedado fuera muchas historias. Por eso, dentro del blog de la web estoy colgando otras historias que no entraron en el libro e iré incorporando más en un futuro. Fíjate, empezamos con 50 voces, pero nos quedábamos cortos. Y, luego, se nos fueron a ciento y pico y nos pasábamos; así que tuve que decidir para publicar las 100. También fue difícil elegir la portada con tantas fotos de referentes. El chef José Andrés, Jane Goodall, Greta Thunberg... Hay gente muy conocida que quería meter a toda costa, pero las crucé con otras personas anónimas. Esa era la idea del libro, además de transmitir dos palabras claves: la resiliencia y la regeneración. Hay un capítulo sobre la nueva economía, la economía regenerativa... La regeneración es clave. La naturaleza y el mar son un ejemplo de regeneración. Y el otoño. El otoño me fascina. Aunque parezca decadente, las hojas implican regeneración; es un ciclo increíble.
Valga la osadía, pues todas las historias y logros son para enmarcar: ¿algún “Ecohéroe” que te haya sorprendido especialmente?
Muchos... La historia del silencio del ecologista acústico Gordon Hempton. Pero son muchas historias. Inconscientemente, en general lo que me gusta es esa sensación de sorpresa y asombro que tuvo Livingstone al llegar a las cataratas de Troya o el asombro de gente como Félix Rodríguez de la Fuente. “Dichosa infancia campestre”, decía. Aquí está también Carlos Magdalena, el alquimista de Kew Gardens, el jardín botánico más valioso del mundo. La solidaridad del chef José Andrés en Haití. Otro capítulo: el de la renaturalización del río Manzanares. También el de John Todd, inventor de las “ecomáquinas”. Muchas historias.
Divides el libro en 10 ámbitos: ciudades, alimentación, ciencia, naturaleza, agua, clima, energía, economía, consumo y educación. ¿Todo está conectado de alguna manera cuando se trata de cuidar la salud del mundo?
Totalmente. Antes del epílogo del libro, se conectan todos los puntos. Todo está conectado... Una propuesta que tenemos algunos es renombrar la “London School of Economy” como “London School of Economy and Ecology”. La economía es de marte y la ecología es de Venus, pero ya va siendo hora de que se pongan a trabajar juntas aquí, en la Tierra.
Tú que lo has vivido en primera línea como periodista, ¿afectará al orden internacional el relevo político en EE UU?
Hay que ser cautos, pero no podemos negar que con Trump había un muro que ha caído. Recuerdo que en la Cumbre de París el malo era Arabia Saudita. Y cinco años después están señalados todos los países con autocracias. A ver si esta ola de populismo vive un punto de inflexión. Y a la larga, si remite el pánico ante la pandemia, 2021 puede ser un buen año frente al cambio climático. Tengo esperanza porque la cumbre va a ser en Glasgow, una ciudad muy combativa. Y las ciudades empujan muchas veces.
Hemos empezado una década crítica, insistes. No podía haber sido peor el inicio... ¿Qué retos urgentes crees que tiene el planeta?
A veces hay que tocar fondo para dar la vuelta a las cosas. Lo más urgente es conectar los puntos: el cambio climático con la pérdida de biodiversidad, etc. No soy partidario de soluciones mesiánicas. Como dice un sabio del libro, James Lovelock, padre de la hipótesis Gaia: “El planeta se salva por sí mismo”. Por ejemplo, el tema de la movilidad es básico y lo uní con el apartado de las ciudades. Porque hay que moverse por la ciudad de otra manera. La alimentación es importante. Mira, el capítulo sobre “slow food” refleja que la dieta es fundamental, como el cultivo... La agricultura y la ganadería tan intensivas hacen muchísimo daño. Y así, vas uniendo puntos y te salen los 10 ámbitos del libro: ciudades, alimentación, ciencia, naturaleza, agua, clima, energía, economía, consumo y educación... ¡El undécimo punto es la salud! Necesitamos una conexión definitiva entre salud y medio ambiente.
Comentarios