La Cátedra del Tajo UCLM-Soliss ha podido constatar una "degradación clara" en los ríos que transcurren por la cuenca del Tajo tras recoger 3.421 incidencias por actividades y usos del ser humano, por medio del proyecto InvesTajo que se ha desarrollado entre junio de 2022 y junio de 2023.
Así lo ha puesto de manifiesto en rueda de prensa Raúl Urquiaga, uno de los investigadores de la Cátedra y que ha gestionado este proyecto, que ha contado con la subvención de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (Fecyt).
Degradación clara de los ríos de la cuenca del Tajo
En concreto, el estudio ha constatado una "degradación clara" de los ríos de la cuenca del Tajo, que es evidente en los cursos medios y bajos de los mismos, con casuísticas similares en dicha degradación en los ríos madrileños y en el Tajo a su paso por la provincia de Toledo.
Urquiaga ha explicado que estas 3.421 incidencias han sido inventariadas con la participación de 45 personas, pertenecientes a varios colectivos ciudadanos y ambientalistas, por lo que ha puesto en valor la repercusión de los datos recolectados.
Un estudio que incorpora datos recogidos desde 2013, gracias a un visor similar de colectivos ecologistas madrileños encuadrados en la plataforma Jarama Vivo, pero los datos actuales se han obtenido mediante móviles y tabletas digitales por lo que los impactos recogidos por la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss en un año son cerca de 900 y suponen el 25 por ciento del total, lo que para el responsable del proyecto supone "un avance espectacular".
En total han sido 36 los ríos de la cuenca del Tajo los que se han visitado, con un "sesgo madrileño evidente", ya que los ríos que más se han recorrido son el Jarama, el Tajuña, el Henares, el Manzanares, el Guadarrama, el Alberche, el Lozoya y el Gaudalix.
A ellos se suma el río Tajo, del que se han recogido datos tanto en Madrid, en las provincias de Cuenca y Guadalajara; así como en Talavera de la Reina y la ciudad de Toledo. "El sesgo madrileño es evidente con el 82 por ciento de las presiones recogidas mientras que el impacto de la provincia de Toledo en el estudio es del 14 por ciento".
Tipos de impacto
En general, los tipos de impactos o presiones constituyen una "variedad grande" con un total de 955 que tiene que ver con las actividades que se desarrollan en la zona de policía de los ríos --espacio fluvial de 100 metros a cada una de las dos orillas-- como graveras, plantaciones forestales y agrarias o tendidos eléctricos, que alteran la zona y hacen que el soto de ribera se quede en una franja de 5 o 10 metros o en otros caos hacen que desaparezca.
En segundo lugar, con 814, se han recogido presiones que alteran la calidad de las aguas tanto mediante vertidos líquidos autorizados como no autorizados por la Confederación Hidrográfica del Tajo, habiendo una "alta cantidad" de estos últimos, algo que ha llamado la atención de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss.
De su lado, se han registrado 426 alteraciones morfológicas que se producen por obras en los ríos, tales como azudes, canalizaciones o defensas para proteger las actividades que se desarrollan en las orillas ante las crecidas. "Llama la atención la alta cantidad de azudes inventariados", ha destacado Urquiaga.
Las ocupaciones en el dominio público e hidráulico y las zonas de servidumbre, tales como graveras, han registrado 275 impactos, mientras que se han constatado 129 infraestructuras en desuso, la detracción de caudales alcanzan las 111 y otras alteraciones, tales como la caza o la desecación de tramos en varios ríos, suponen un total de 474 impactos.
El Tajoa su paso por Toledo
Urquiaga se ha detenido en los impactos que ha tenido el Tajo a su paso por Toledo, señalando que solamente se ha podido inventariar un tramo de 23 kilómetros entre la depuradora de Santa María de Benquerencia hasta la depuradora de Estiviel, con un total de 90 presiones.
Lo que más se han registrado son vertidos, ha dicho, destacando la cantidad de puntos de vertido que hay en la capital regional con más de uno por kilómetro. "Lo más preocupante de ello es que hay muchos puntos de vertidos que no están recogidos en el censo de la CHT y, por tanto, están fuera de la legalidad", ha añadido.
De los 26 que hay en total --solo diez autorizados--, ha puesto como ejemplo un vertido que hay en el Polígono industrial que supone una infraestructura "bastante grande" de hormigón y que contiene un líquido negro que discurre llueva o no llueva, con "un olor bastante desagradable", que no está inventariado y cuyos sedimentos han ido creando una isla en el Tajo que no existía hace 20 años.
El hospital de parapléjicos está en zona inundable
Otro de los vertidos en Toledo detectado por la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss se encuentra en los cigarrales, debajo del Hotel Los Cigarrales, que es continuo y un olor y aspecto también "bastante desagradable". Tampoco está dentro de los vertidos autorizados.
También hay otros vertidos por roturas en la red de saneamiento que va a la depuradora de Estiviel, que se encuentra en la zona de la senda ecológica y que el responsable de este estudio ha calificado como "bastante preocupantes".
Además de los vertidos, se han registrado 18 ocupaciones en el dominio público e hidráulico y en la zona de servidumbre por una "inadecuada" ordenación del territorio en el pasado, ocho infraestructuras en desuso como el molino en la zona de polvorines, o el mismo hospital de parapléjicos que, además, está en zona inundable por lo que está "en una zona de riesgo".
También se han registrado 16 alteraciones morfológicas con azudes o protección de márgenes con una alta fragmentación del río por azudes (11) en un tramo "muy pequeño" de 13 kilómetros entre la presa de Safont y un poco antes de las depuradora de Estiviel; a lo que ha unido que las actividades en la zona de policía registrada son 13, con La Peraleda como el mejor ejemplo.
Conclusiones
Como conclusión, el estudio indica una degradación "clara" de los ríos estudiados en los cursos medios y bajos, similar en la provincia de Madrid y la de Toledo, con la transformación del espacio fluvial por actuaciones urbanas, industriales y agrícolas, alteraciones morfológicas, acumulación de vertidos y presencia de especies exótica invasoras.
También ha destacado Urquiaga que el estudio ha servido para mostrar la utilidad de este tipo de herramientas recoger "datos valiosos" para las administraciones, los medios académicos y la ciudadanía organizada
Finalmente, como autocrítica, recogen las conclusiones que hay que concluir con ese sesgo que tiene el visor sobre los ríos de la Comunidad de Madrid y tiene que poner más esfuerzo por saber qué está pasando en los ríos de la cuenca que transcurren por territorio castellanomanchego.
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