China empezó 2013 con un récord histórico. El sábado 12 de enero los habitantes de su capital, Pekín, y de algunas regiones del norte se despertaron bajo una nube tóxica, provocada por la contaminación. Según las mediciones oficiales, en algunas zonas de la ciudad la densidad de partículas finas o PM2,5 –minúsculas partículas en suspensión de 2,5 micras o menos de diámetro que pueden causar daños en los pulmones y en el riego sanguíneo– fue superior a los 700 microgramos por metro cúbico, un nivel muy peligroso.
La cifra subió hasta los 886 microgramos según el medidor de la embajada de Estados Unidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece en su última actualización de las Guías de calidad del aire que no hay peligro para la salud cuando las partículas más pequeñas no superan los 25 microgramos por metro cúbico. En China esta cantidad fue entre 28 y 36 veces mayor.
El Gobierno de Pekín, ciudad que cuenta con unos 20 millones de habitantes, suspendió la actividad de empresas y aconsejó a los ciudadanos no salir a la calle. Mientras, los servicios de urgencias de los hospitales se colapsaron con pacientes que presentaban problemas cardíacos y respiratorios, según informaba la agencia de noticias china Xinhua.
Precisamente, la OMS advierte de que la polución aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como cáncer de pulmón. "La mortalidad en ciudades con niveles elevados de contaminación supera entre un 15% y un 20% la registrada en ciudades más limpias", afirman los expertos.
En 2012, murieron 8.572 personas de forma prematura en las ciudades chinas de Shanghái, Pekín, Cantón y Xian por los altos niveles de PM2,5, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pekín y Greenpeace.
La mitad de todo el mundo
La elevada contaminación atmosférica es un problema crónico de China. Las mayores áreas metropolitanas del gigante asiático sufren con frecuencia episodios de altísimas concentraciones de partículas nocivas en su aire.
La principal causa de la contaminación es, a la vez, la principal fuente energética del país. China obtiene dos tercios de la energía que consume del carbón, gracias al cual se ha producido el rápido crecimiento del país. En el año 2011, el consumo de este material creció en el país asiático un 9%, continuando una tendencia ascendente que duró 12 años consecutivos, según los últimos datos emitidos a finales de enero por la Agencia Internacional de la Energía (EIA, por sus siglas en inglés). El incremento del consumo fue de 325 millones de toneladas, lo que representa el 87% del aumento del uso de carbón en todo el mundo de ese año.
"De los 2.900 millones de toneladas de crecimiento de la demanda mundial de carbón desde el año 2000, China representa 2,300 millones, el 82%", destaca el estudio. Este incremento permitió al país duplicar la generación eléctrica desde el año 2000. Actualmente, China consume el 47% del total del carbón utilizado en el mundo.
Otra causa de la polución que sufren los chinos es la multiplicación del número de coches que circulan por sus urbes. El gigante asiático siguió siendo en 2012 el mayor productor y el principal mercado de vehículos del mundo por cuarto año consecutivo, según la Asociación de Fabricantes de Automóviles de China (CAAM, por sus siglas en inglés).
Superar al petróleo
Si los países no toman medidas, el carbón se convertirá en cinco años, en la primera fuente energética mundial, superando al petróleo, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía del pasado diciembre. En dicho trabajo se expone que en el 2017 el consumo de carbón alcanzará los 4.320 millones de toneladas, frente a los 4.400 millones de toneladas del petróleo.
El informe pone nombre a los dos grandes protagonistas de este pronóstico: India y, sobre todo, China. Se calcula que India será en 2017 el segundo mayor consumidor de carbón, superando a Estados Unidos, y el mayor importador en términos absolutos, y el primero en recibir este recurso por mar. Por su parte, se prevé que China alcance para 2014 el 50% del consumo mundial, con un ascenso medio anual del 3,9%. Ya desde el 2012 se ha convertido en el primer importador, con 204 millones de toneladas compradas fuera de sus fronteras.
En el estudio se sentencia que el "el carbón es China y China es el carbón", una relación peligrosa que deja su estela en forma de nubes tóxicas que mejoran la economía pero deterioran la salud de sus habitantes.
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