Un equipo internacional de científicos internacionales dirigido por Gang He, de la Universidad de Stony Brook, en Estados Unidos, sostiene que China necesita dejar el carbón para ayudar al mundo a lograr la descarbonización global y mejorar la salud ambiental y humana de la nación, y describen los pasos que se pueden tomar para una transición, aunque difícil, pero justa y más rápida, del carbón en un artículo en perspectiva publicado en la revista One Earth.
El estudio propone una perspectiva político-socioeconómica que apunta a una cadena de valor integrada para resaltar algunas estrategias generales y políticas de implementación que aceleran la transición de China, el mayor productor y consumidor de carbón del mundo, para abandonar esta fuente de energía. Esta perspectiva es diferente de la discusión convencional sobre la transición del carbón, que generalmente se centra en la contaminación del aire, las emisiones de carbono y la competencia de las energías renovables.
"Nuestro documento es un esfuerzo por incluir en la discusión general los impactos en el empleo y la justicia social, incluida la justicia ambiental, de dicha transición", explica el doctor He, profesor asistente en el Departamento de Tecnología y Sociedad de la Facultad de Ingeniería y Aplicación Ciencias en la Universidad de Stony Brook.
"Los beneficios de la transición de China desde el carbón son enormes. Estimamos que la vía de transición del carbón más agresiva podría reducir la muerte prematura relacionada con la combustión del carbón en 224.000 en 2050, en comparación con el escenario habitual -dice He- De manera similar, nuestra reducción máxima estimada en el consumo de agua, posiblemente el más vital de todos los recursos, es de aproximadamente 4,3 mil millones de metros cúbicos en 2050".
Los investigadores argumentan que para una transición rápida lejos del carbón, China necesita tomar cuatro pasos.
En primer lugar, retirar las plantas generadoras de carbón antes y cancelar los proyectos de carbón recién planificados.
En segundo lugar, reducir el consumo de carbón de la nación más allá del sector energético masivo.
En tercer lugar, una transición rápida presenta desafíos económicos y sociales que deben afrontarse con nuevas oportunidades económicas.
Y, por último, intentar alinear las motivaciones e incentivos de las empresas clave y las partes interesadas del gobierno, que a menudo no están coordinadas.
El doctor He enfatiza que una transición exitosa al carbón implicaría cambios que deben tener en cuenta el bienestar y la seguridad económica de unos tres millones de personas que trabajan en empleos relacionados con la minería del carbón en China, así como de otras 500.000 que trabajan en el sector del carbón y la industria de la energía.
Una transición justa lejos del carbón, escriben los autores, también debe adaptarse a los grupos de bajos ingresos que dependen del carbón abundante, barato y fácilmente disponible para el servicio básico de electricidad y calefacción.
Para iniciar la transición, los autores proponen la creación de un grupo de trabajo dedicado encargado de facilitar los planes de acción que se llevarán a cabo y un proceso que sirva a los mejores intereses de las partes interesadas afectadas y la población diversa de China.