El 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medioambiente 2024, que en esta 51º edición tiene como lema Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración y cuenta con Arabia Saudita como país anfitrión.

Sumario

 

Este día en honor al medioambiente, que fue primera vez aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972. Dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y celebrado cada 5 de junio desde 1973, el Día Mundial del Medio Ambiente es la plataforma mundial más grande para la divulgación ambiental. Están planeados cientos de eventos y actividades en todo el mundo para que millones de personas puedan celebrarlo.

 

La restauración de las tierras y la lucha contra la desertificación toman el protagonismo en este año

 

Los ecosistemas de todo el mundo enfrentan una crisis sin precedentes. Desde los vastos bosques hasta las tierras agrícolas y los lagos, los espacios naturales esenciales para la supervivencia de la humanidad están al borde del colapso. La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación alerta de que hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, impactando directamente a la mitad de la población mundial. Desde el año 2000, la frecuencia y duración de las sequías han aumentado un 29%, y si no se actúa de manera urgente, más de tres cuartas partes de la población mundial podrían sufrir sus efectos en 2050.

En este contexto, el Día Mundial del Medioambiente 2024 se enfoca en la restauración de tierras, la lucha contra la desertificación y el fortalecimiento de la resiliencia ante la sequía. Bajo el lema Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración, la campaña de este año, que cuenta con un vídeo específico para movilizar a las generaciones más jóvenes, busca inspirar acciones concretas para revertir el daño ambiental. Aunque no podemos retroceder en el tiempo, sí podemos hacer crecer bosques, revitalizar fuentes de agua y restaurar suelos degradados. La restauración de tierras es esencial para la paz con nuestro entorno.

Esta iniciativa forma parte del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), una convocatoria global para proteger y revitalizar los ecosistemas, un componente clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Además, en 2024 se conmemora el 30º aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. La decimosexta Conferencia de las Partes (COP 16) de la Convención se celebrará en Riad, Arabia Saudita, del 2 al 13 de diciembre de 2024, destacando los esfuerzos internacionales para combatir la degradación de la tierra y promover la sostenibilidad ambiental.

 

Arabia Saudita: un compromiso con la restauración

 

Arabia Saudita, el país anfitrión de este año, ha mostrado un fuerte compromiso con la restauración de tierras y la conservación ambiental. En este país, el rápido desarrollo y el aumento del pastoreo han provocado la degradación del suelo por lo que la lucha contra la desertificación es una prioridad. La Iniciativa Verde Saudí, lanzada en marzo de 2021, pretende convertir el 30% de las tierras saudíes en reservas naturales, plantar 10.000 millones de árboles y restaurar 40 millones de hectáreas de tierras degradadas. 

A través de la Iniciativa Verde de Oriente Medio, Arabia Saudita lidera los esfuerzos para plantar otros 40.000 millones de árboles en toda la región con el objetivo de reducir la erosión del suelo, proteger la biodiversidad y mitigar los efectos del cambio climático. El objetivo combinado de 50.000 millones de árboles representa el 5% del objetivo mundial de forestación y equivale a restaurar 200 millones de hectáreas de tierras degradadas.

Estas iniciativas no solo buscan mitigar los efectos del cambio climático, sino también mejorar la biodiversidad y la calidad del aire en la región.

 

Impacto global de la restauración de tierras

 

La restauración de tierras es una solución poderosa para múltiples problemas ambientales y sociales. Se estima que, a nivel global, la restauración de tierras degradadas podría absorber hasta 26 gigatoneladas de dióxido de carbono de la atmósfera, mejorar la seguridad alimentaria y crear millones de empleos verdes. Además, los esfuerzos de restauración contribuyen a la conservación de la biodiversidad, protegiendo hábitats críticos para numerosas especies.

La tierra juega un papel crucial en el sistema climático al actuar como un sumidero de carbono. Sin embargo, está bajo una creciente presión debido a la deforestación, la urbanización, el desarrollo industrial, la expansión agrícola y las prácticas insostenibles. Estos factores están minando su capacidad para proporcionar servicios vitales como el oxígeno, alimentos y agua, y para sustentar la biodiversidad del planeta.

 

La Tierra como sumidero de carbono

 

Los ecosistemas terrestres, incluidos bosques, montañas y llanuras, absorbieron aproximadamente el 30% de las emisiones de carbono generadas por actividades humanas en la última década. Esto ayuda a regular la temperatura global y almacenar carbono. Sin embargo, la presión sobre estos ecosistemas está socavando su capacidad de regulación climática y de mantener la calidad del aire.

El cambio climático agrava la degradación de la tierra a través de fenómenos como la sequía y la desertificación. Actualmente, el 40% de la superficie terrestre está deteriorada, afectando al 30% de las tierras de cultivo y al 10% de los pastos. En los últimos cincuenta años, las zonas áridas en situación de sequía han aumentado en más de un 1% anual, afectando especialmente a África y Asia. Si este abuso continúa, para 2050 habremos deteriorado una superficie equivalente al tamaño de Sudamérica.

La degradación de la tierra repercute negativamente en la seguridad alimentaria, la disponibilidad de agua y la salud de los ecosistemas, afectando a la mitad de la humanidad y provocando pérdidas de servicios ambientales valoradas en unos 40 billones de dólares anuales. Esta situación también representa la mayor causa de pérdida de biodiversidad terrestre, destruyendo hábitats y provocando desplazamientos humanos. Hasta 250 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse para 2050 debido a la desertificación.

 

Cambio climático y degradación de la tierra

 

El deterioro de la tierra reduce la capacidad del suelo para almacenar carbono. La deforestación y la quema de bosques liberan carbono, contribuyendo al 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provocadas por el ser humano. Entre 2000 y 2009, las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de tierras degradadas fueron de hasta 4.400 millones de toneladas de CO2, comparadas con los 36.300 millones de toneladas de emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía en 2021.

El calentamiento global intensifica los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías prolongadas, lluvias torrenciales que causan inundaciones y tormentas tropicales más frecuentes e intensas, exacerbando la degradación de la tierra. La presión humana y el cambio climático están llevando a nuestros ecosistemas al borde del colapso, poniendo en peligro la existencia misma de la humanidad.

 

La importancia de la educación y la concienciación

 

La educación y la concienciación son fundamentales para el éxito de cualquier iniciativa ambiental. El Día Mundial del Medioambiente 2024 pone un fuerte énfasis en la educación ambiental, promoviendo programas y recursos educativos que ayuden a las personas a comprender la importancia de la restauración de tierras y cómo pueden contribuir a este esfuerzo global. Las escuelas, universidades y organizaciones comunitarias en todo el mundo están participando activamente en actividades educativas para inspirar a la próxima generación de defensores del medioambiente.