Desde la pasada semana estamos viviendo en déficit ecológico. La humanidad sobrepasó el 22 de agosto el presupuesto que ofrece la naturaleza para el año, es decir, acabó con todos los recursos que el planeta puede proveer y con todo el dióxido de carbono que puede absorber de forma sostenible, según la Global Footprint Network, una entidad de investigación medioambiental, y la New Economics Foundation, un think-tank con sede en Londres, creador del Día de la deuda ecológica.
Así pues, durante lo que queda de año viviremos a crédito de la Tierra y de futuras generaciones sobreexplotando los bienes naturales y acumulando dióxido de carbono en la atmósfera.
Brecha de recursos naturales
De la misma forma que un Estado controla sus ingresos y gastos con el objetivo de estar en superávit y no en déficit, la Global Footprint Network ayuda a conceptualizar la brecha entre la demanda de la humanidad y la oferta de los recursos naturales.
"Las naciones de todo el mundo, y particularmente en el sur de Europa, han comenzado a experimentar dolorosamente lo que significa gastar más dinero del que ganan", afirma el Dr. Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network, en un comunicado. "La presión sobre los recursos es similar a los excesivos gastos financieros, y puede llegar a ser devastadora. Dado que el déficit de éstos aumenta, y se mantienen los precios altos de los mismos, los costes para las naciones se vuelven insostenibles", añade.
Según se explica en el comunicado, desde la década de los 70 la demanda humana supera lo que el planeta es capaz de producir. Hoy en día se está usando el equivalente de lo que podría ofrecer más de una Tierra y media y si las tendencias actuales se mantienen sin cambios, vamos por el camino de necesitar el capital de dos planetas mucho antes de mediados de siglo, tal y como sentencia la entidad.
Desarrollo sostenible
Para Aniol Esteban, responsable de economía ambiental de la New Economics Foundation, el uso de los bienes naturales debe estar en el centro de la toma de decisiones económicas y políticas. "Europa agotó sus recursos pesqueros anuales en julio, un buen ejemplo de que el consumo excesivo funciona sin control. La pérdida de los activos naturales como las poblaciones de peces, los bosques y la biodiversidad todavía cuenta como una contribución positiva al Producto Interno Bruto (PIB). A menos que podamos revertir esta anomalía económica, y garantizar que el consumo excesivo se cuente como negativo en nuestros balances del PIB, no se cambiará nada" afirma.
Los recursos naturales ya no pueden satisfacer las necesidades actuales de los 7.000 millones de habitantes que tiene la Tierra –alrededor de 2.000 millones de personas carecen de acceso a los bienes básicos–. Unas exigencias que crecen con el aumento de la clase media en las economías emergentes.
La huella ecológica de China, es decir, su demanda de bienes y servicios ambientales, es la más grande del mundo, sin embargo, si se calcula por persona sigue siendo modesta. A medida que su economía crece y prospera su gente, la gran población de China y el aumento del consumo per cápita tendrá un impacto cada vez mayor sobre la subida de la deuda ecológica del mundo.
Huella ecológica individual
Y es que los patrones de consumo individuales crecen. En Estados Unidos, país que entró en déficit ecológico el 28 de marzo, la exigencia de recursos es equivalente a la oferta de cinco Tierras. La demanda individual de Brasil, que acabó con el presupuesto natural anual el 6 de julio, requiere un poco menos de dos mundos, mientras que el ciudadano típico de Qatar necesita seis planetas y medio. En España, que entró en deuda ecológica el pasado 22 de abril, se necesitarían tres.
Para el Dr. Wackernagel, sólo podrá tener éxito una recuperación si está acompañada de reducciones sistemáticas a nuestra demanda de recursos y servicios de los ecosistemas. "Si vamos a mantener sociedades estables y vidas productivas, ya no podemos sostener un déficit presupuestario cada vez mayor entre lo que la naturaleza puede ofrecer y cuánto nuestra infraestructura, economías y estilos de vida requieren", explica.
¿Se ha planteado alguna vez cómo afectan sus comportamientos y hábitos al planeta? Si quiere aprender a reducir su huella ecológica, el parámetro que permite calcular la presión del ser humano sobre el planeta, puede hacerse una idea en el cuestionario de la Global Footprint Network –la versión actual no funciona con datos de España–. Un pequeño adelanto: ¿Cuál es su consumo de carne, pescado, huevos? ¿Cada cuánto cambia de muebles y electrodomésticos? ¿Recicla?