Un nuevo modelo a 40 años apunta a que el 10% de los espacios naturales fuera de la Antártida pueden verse amenazados por la agricultura a medida que se calienta el clima.
Extrayendo información sobre 1.708 cultivos de una base de datos creada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), investigadores predicen que, a medida que aumente la temperatura global, las zonas silvestres más cercanas a los polos de la Tierra pasarán a ser aptas para el cultivo, lo que pondrá en peligro estos valiosos ecosistemas. Publican resultados en Current Biology.
"Esperábamos que el aumento de las temperaturas incrementara la aptitud agrícola en latitudes altas --afirma en un comunicado la autora principal, Alexandra Gardner, de la Universidad de Exeter (Reino Unido)--. El 76% de las nuevas tierras aptas en latitudes altas son actualmente tierras vírgenes, lo que equivale al 10% de la superficie total de tierras vírgenes fuera de la Antártida".
Esta estadística significa que gran parte de los espacios naturales corren el riesgo de verse significativamente perjudicados a medida que aumentan las temperaturas globales y los seres humanos se ven obligados a buscar entornos propicios para un alto rendimiento de los cultivos.
En la actualidad, muchos de los cultivos del mundo se realizan en las regiones más cercanas al ecuador, que es una zona que ya está experimentando una pérdida de espacios naturales debido a la agricultura. Los investigadores predicen que en los próximos 40 años, el 72% de las tierras actualmente aptas para uso agrícola sufrirán una pérdida de biodiversidad a medida que las regiones de latitudes más altas se calienten y, por tanto, sean más aptas para la agricultura.
3,3 millones de km2 de espacios naturales a favor de la agricultura
Los científicos calculan que, desde principios de la década de 1990, se han perdido 3,3 millones de kilómetros cuadrados de espacios naturales a favor de la actividad agrícola. Aunque desde entonces se han creado muchas zonas protegidas nuevas, no han sido suficientes para satisfacer la demanda que la agricultura impone a los entornos naturales.
"Tenemos que comprender el impacto específico de las distintas prácticas agrícolas sobre la biodiversidad --advierte Gardner--. Un paso importante es saber cómo podemos mantener o mejorar el rendimiento de los cultivos en las tierras agrícolas existentes utilizando prácticas sostenibles que no perjudiquen o minimicen los impactos negativos sobre la biodiversidad natural".
Gardner y sus colegas afirman que una buena forma de hacerlo es fomentar la biodiversidad creada por el hombre cultivando en una misma explotación una variedad de cultivos adaptados al entorno natural. Esto tiene dos ventajas importantes: encajar con el entorno para no perturbar la vida silvestre natural como la fuente de ingresos del agricultor se preservarán en gran medida.
Si los efectos del cambio climático provocan el fracaso de un cultivo mientras los demás sobreviven, la biodiversidad agrícola que el agricultor ha planificado significará que tanto el medio ambiente como la fuente de ingresos del agricultor se preservarán en gran medida.
Los investigadores señalan en su artículo que la estrategia y la política deben evolucionar paralelamente a la agricultura. "Esto nunca tendrá éxito a menos que se incluya a los agricultores en el proceso de toma de decisiones", afirma Ilya Maclean, de la Universidad de Exeter.
"Lo que hemos visto en los últimos 50 años es un cambio hacia los grandes campos extensivos y los monocultivos --prosigue--. Para un agricultor es mucho más barato producir cultivos de esa manera. Pero si cultiva una sola cosecha en su explotación, es más susceptible a las incertidumbres del cambio climático".
"Lo que veremos es cómo partes de los últimos lugares vírgenes del planeta se vuelven más aptas para la agricultura", concluye Maclean.
Referencias
- (1) Wilderness areas under threat from global redistribution of agriculture. Current Biology.
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