La guerra civil siria y la consiguiente migración de refugiados han provocado cambios repentinos en el uso de la tierra y los recursos de agua dulce de la zona, según datos de satélite analizados por investigadores de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, Estados Unidos.
Los hallazgos, publicados en la edición del pasado lunes de Proceedings of the National Academy of Sciences, muestran las prácticas de gestión del agua en una zona de guerra activa. Utilizando imágenes de satélites procesadas en Google Earth Engine, los científicos determinaron que el conflicto en Siria causó que el riego agrícola y el almacenamiento en embalses disminuyeran casi un 50% en comparación con las condiciones de la preguerra.
"Las prácticas de gestión del agua en Siria han cambiado y eso es visible desde el espacio", dice el coautor del estudio y el investigador principal Steven Gorelick, profesor de la Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de Stanford. "La crisis siria ha resultado en una reducción de las tierras agrícolas en el sur de Siria, una disminución de la demanda siria de agua de riego y un cambio dramático en la forma en que los sirios gestionan sus reservas", señala.
El estudio se centra en los impactos entre 2013 y 2015 en la cuenca del río Yarmuk afluente del río Jordán, que es compartido por Siria, Jordania e Israel. Jim Yoon, candidato de doctorado en Ciencias del Sistema Terrestre en Stanford, pensó en la idea de estudiar el impacto de la guerra siria en los recursos hídricos cuando notó un aumento en el flujo del río Yarmuk según los datos del flujo de agua del Ministerio Jordano de Agua y Riego.
"El gran desafío para nosotros fue que iba a ser casi imposible obtener datos sobre el terreno en Siria ─apunta Yoon─. No podíamos cerrar la historia sin esta información en Siria, eso fue lo que nos llevó a usar datos de teledetección".
Usando imágenes compuestas de los 11 mayores reservorios de agua superficial controlados por Siria en la cuenca, los autores midieron una disminución del 49% en el almacenamiento de los embalses. Los cultivos de riego son más verdes que la vegetación natural durante la estación seca de verano, una característica que se utilizó para mostrar que las tierras irrigadas de Siria en la cuenca habían disminuido en un 47%.
Una región explosiva
Gorelick y su equipo analizaron la gestión del agua y el uso de la tierra en el lado jordano de la cuenca de Yarmuk y en los Altos del Golán de Israel como punto de partida para determinar cuáles eran las áreas no afectadas por la crisis de refugiados. "Es la primera vez que podemos hacer un análisis a gran escala con sensores remotos en una zona de guerra para demostrar realmente una relación causal entre el conflicto y los recursos hídricos", dice el autor Marc Muller, investigador postdoctoral en el laboratorio de Gorelick.
"Con estas nuevas herramientas, se puede hacer análisis y repetirlo muy rápidamente: los efectos fueron tan fuertes, que era muy fácil de ver de inmediato", añade este experto. La investigación establece un precedente para el uso de datos de teledetección con el fin de comprender los impactos ambientales en zonas de guerra u otras áreas donde no se puede recoger la información de otra manera.
"Poder obtener este tipo de información detallada sobre una región donde los datos sobre el terreno son escasos es una contribución importante ─apunta Gorelick, que también es investigador sénior en el Instituto Stanford Woods para el Medio Ambiente─. Esto demuestra en el caso extremo cómo se puede obtener información relevante de una manera eficiente y científicamente válida".
El abandono de la agricultura de regadío por parte de Siria, combinado con la recuperación de la región de una grave sequía, provocó un aumento del flujo del río Yarmuk hacia Jordania, uno de los países más pobres en agua del mundo. Sin embargo, Jordania ha absorbido cientos de miles de refugiados de Siria desde 2013. "Es una buena noticia para Jordania, pero no es una gran ventaja en comparación con lo que Jordania ha tenido que renunciar y sacrificar por los refugiados ─subraya Gorelick─. Incluso en términos de proporcionar agua a los refugiados, este flujo transfronterizo no supone una compensación".
A pesar de este resultado inesperado, el flujo de Jordania desde el río Yarmuk se mantiene sustancialmente por debajo del volumen esperado en los acuerdos bilaterales con Siria, dando como resultado la construcción de embalses legales e ilegales en Siria, según Gorelick.
Gorelick y su equipo han cooperado con Jordania en la investigación de la gestión del agua desde 2013 a través del Proyecto de Agua de Jordania (JWP, por sus siglas en inglés), un esfuerzo internacional financiado por la Fundación Nacional de Ciencias para analizar la sostenibilidad de los recursos de agua dulce. Mientras que los expertos especulan que el cambio climático puede llevar al conflicto, Yoon cree que sería interesante evaluar Siria desde una perspectiva diferente.
"En los últimos años, ha habido un creciente enfoque en cómo el cambio climático y la sequía influye en el conflicto, pero no ha habido tanta investigación sobre cómo el conflicto puede conducir a un impacto en el medio ambiente y los recursos hídricos", señala Yoon.
La escasez de agua dulce está convirtiendo en aún más explosiva la región de Oriente Medio: según el Instituto de Investigaciones Políticas y Desarrollo, con sede en Londres (Reino Unido), 12 de los 15 países con mayor problema de acceso al agua de todo el mundo están en ella.