El ambientólogo y divulgador Andreu Escrivà ha valorado que el sexto Informe de Evaluación sobre Cambio Climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) tenga un cariz "más contundente" que los anteriores, pese a que "lo que dice lo sabemos desde que se aprobó el protocolo de Kyoto". "Llegamos tarde, pero lo que queda por salvar tiene mucho valor", ha agregado.
Así se ha expresado el especialista valenciano en una entrevista con Europa Press tras la publicación del informe este lunes, en el que han aparecido, a su juicio, "pocas sorpresas" ya que "nada de lo que dice contradice lo que ya sabíamos". No obstante, sí ha remarcado que el público en estos momentos está "más receptivo".
Escrivà ha explicado que desde que se publicó el último informe (en 2013), ha habido un aumento de la concienciación general, acompañado por avances científicos, lo que ha resultado en que se aprecia una relación más clara entre el aumento de fenómenos climáticos adversos y el cambio climático: "La gente ahora está uniendo los puntos".
Estas "chispas" del cambio climático se ven más cercanas y la población comienza a darse cuenta de que puede haber "síntomas explosivos" en cualquier lugar. Un ejemplo serían las recientes inundaciones en Alemania y Países Bajos.
"Estamos viendo la traca"
"Durante años hemos visto la subida de las temperaturas, el adelanto de las temporadas agrícolas o los cambios en la migración, pero ahora estamos viendo la traca, y la gente está comenzando a oler la pólvora", ha apostillado.
Respecto al territorio valenciano, ha remarcado su vulnerabilidad ante el cambio climático: cercano a la zona de desertificación, muy montañoso, con una línea de costa larguísima y con precipitaciones intensas. "Hay zonas donde el hecho de que la temperatura aumente dos o tres grados puede parece no demasiado malo, pero en un lugar como este significa noches cálidas y calor sofocante", ha explicado.
Escrivà es autor de dos libros: Aún no es tarde (UV, 2017) y ¿Y ahora yo qué hago? (Capitán Swing, 2021). Desde 2017 se han producido muchos cambios en el planeta, empezando por la pandemia. El ambientólogo, en este momento, ha señalado: "Ya nos ha pasado un tren, el segundo y llegamos tarde al trabajo, pero todavía quedan muchas cosas por salvar que tienen mucho valor".
"Cuando te entra un virus en el ordenador y se va comiendo tus archivos, si ha corrompido el 15% de ellos tú no lo dejas seguir y que acabe con todo, tú apagas el ordenador y lo llevas a arreglar", ha indicado, al tiempo que ha insistido en "salvar lo que resta".
Tenemos que comenzar ya
Por ello, ha indicado: "No tenemos que pensar que todo está perdido". No es que se declare "optimista", pero sí tiene "esperanza" en que "sabremos cambiar las cosas". "Siempre estamos a tiempo, pero tenemos que comenzar ya".
Y es que "esto no es un resultado definitivo". "Que el aumento de temperaturas sea de dos grados siempre será mejor que de 2,5; y siempre será mejor que sea de 2,5 que de 2,8". En estos momentos, ve "prácticamente imposible" no superar los 1,5 grados de incremento, pero sí cree que hay posibilidad de mantenerse en los 2 o 2,2.
"Los causantes somos nosotros"
En este sentido, a pesar de las muchas "incertezas" que hay en el futuro, sí ha mantenido que hay una premisa absoluta: "el cambio climático existe y los causantes somos nosotros".
El clima, además, se mueve en lindares. "El sistema no funciona de manera progresiva, sino por lindares. Cuando nos aproximamos a alguno de ellos, existe cierta incertidumbre sobre lo que ocurrirá, pero lo cierto es que el impacto será muy negativo", ha alertado.