Nunca había sido tan importante y tan urgente hablar sobre el impacto de la crisis climática en nuestras vidas y sobre las medidas individuales y colectivas que necesitamos para frenar el avance de esta crisis de alcance global. Sin embargo, desde hace unos meses, las personas que nos dedicamos a informar sobre este problema nos estamos enfrentando a una oleada de negacionismo climático, polarización y odio sin precedentes. Todo ello, simplemente por hablar de cambio climático.
Varios periodistas, divulgadores y comunicadores especializados en información climática y ambiental estamos sufriendo una campaña orquestada de acoso integrada, por ejemplo, por oleadas de mensajes negacionistas, insultos, amenazas de muerte y hasta intentos de hackeo en nuestras cuentas tanto profesionales como personales. Esta campaña de odio se está ensañando especialmente con las mujeres científicas y comunicadoras, contra las que están vertiendo mensajes con un odio exacerbado, lenguaje cada vez más violento y claras connotaciones misóginas.
El auge y la violencia del negacionismo climático en España está, por un lado, provocando una avalancha sin precedentes de desinformación en redes sociales y, por otro lado, también está coartando el trabajo de las personas que se dedican a la divulgación climática. Hasta el punto de que en algunos casos, está expulsando a profesionales de la comunicación climática de las plataformas digitales y está limitando su labor a la hora de hablar de cambio climático. Y esto, a su vez, está provocando que la desinformación y los mensajes negacionistas cojan cada vez más fuerza en redes sociales y lleguen a más personas. Este fenómeno no solo representa una grave amenaza para la información sino que, además, también supone un peligro para la estabilidad social y la lucha climática en sí.
Los estudios más exhaustivos elaborados hasta la fecha, como el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), afirman que tan solo tenemos una ventana reducida de tiempo para tomar conciencia del problema y empezar a actuar para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptar las ciudades y los ecosistemas ante el impacto de los extremos climáticos. No podemos permitir que en este momento tan crucial para la humanidad el negacionismo climático nos haga dar un paso atrás, difundiendo información falsa, alimentando la polarización social y sesgando los debates necesarios para hacer frente a esta crisis de alcance global.
Las plataformas, asociaciones y profesionales de la comunicación climática y ambiental que suscribimos este manifiesto reclamamos cuatro líneas de acción para combatir el auge de los mensajes violentos de corte negacionista en España y, sobre todo, para frenar la campaña de acoso, odio y polarización que se está reflejando en redes sociales.
1. Pedimos a las autoridades políticas un compromiso para frenar el auge del negacionismo en España, así como para no seguir alimentando la polarización que está provocando esta oleada de desinformación y odio. También pedimos impulsar medidas efectivas para combatir la desinformación y promover la información climática de calidad en todas las esferas sociales.
2. Pedimos a las autoridades policiales y judiciales que investiguen aquellos perfiles y grupos que, desde el anonimato, alimentan esta campaña de odio, organizan ataques a los perfiles de comunicadores y vierten amenazas hacia los mismos.
3. Pedimos a los gestores y empresas responsables de redes sociales un mayor compromiso para frenar esta oleada de negacionismo, teorías de la conspiración y desinformación en sus respectivas plataformas. También reclamamos herramientas claras para proteger a aquellas personas que están sufriendo campañas de acoso específicas.
4. Pedimos a los medios de comunicación, así como a aquellos creadores de contenidos con una plataforma de masas, que no contribuyan a dar voz a estas visiones claramente negacionistas o a alimentar la polarización sobre el debate climático.
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