Una nueva semana los embalses españoles continúan el progresivo e ininterrumpido descenso que han protagonizado durante todo el verano. La ausencia de precipitaciones de importancia durante los últimos siete días hace que la caída del agua embalsada se prolongue durante dieciséis semanas consecutivas desde los últimos incrementos producidos a principios de junio.
Evolución del agua en los embalses españoles
En la semana pasada las reservas disminuyeron siete décimas, lo que implica que el agua embalsada se encuentra en el 49,3% de su capacidad. Este porcentaje supone unas reservas de 27.252 hectómetros cúbicos, con una pérdida de 353 hectómetros respecto a la referencia anterior.
A pesar de este continuo descenso, los embalses todavía se mueven en cifras sensiblemente mejores que las del año pasado a estas alturas. Así, a 19 de septiembre de 2023 había embalsado un 36,8% de la capacidad total, cifra 11,8 puntos inferior a la albergada en la actualidad. En el año pasado, el paso de septiembre a octubre supuso el final de la caída de las reservas y el inicio de su recuperación. Habrá que esperar para comprobar si este año se sigue la misma tendencia y una meteorología favorable permite el llenado de los embalses o bien éste queda aplazado para más adelante.
La situación por cuencas hidrográficas
Dentro de las caídas generalizadas en la Península durante la última semana aparecen algunas excepciones, principalmente en la zona norte. El Cantábrico Oriental es el único ámbito que ha crecido en los últimos siete días y otras tres cuencas han permanecido invariables: Cantábrico Occidental, País Vasco y Ebro. Mientras los embalses del norte continúan con las mejores cifras de la Península, aunque en algunos empiece a notarse el efecto del verano, la preocupación continúa en otras zonas de la geografía española. Cataluña vuelve a situarse por debajo de la barrera del 30% y otras tres cuencas están en cifras aún inferiores: la cuenca Mediterránea Andaluza, el Guadalete-Barbate y el Segura, que apenas alberga un 16,6% de su capacidad.
Los embalses de la franja norte han tenido distintos comportamientos. El Cantábrico Oriental es el único que ha crecido, con un incremento de 2,7 puntos hasta llegar al 80,8%. No han sufrido variación alguna el País Vasco (90,5%) y el Cantábrico Occidental (73,1%), mientras que las otras cuencas de la zona han sufrido pérdidas de 8 décimas en el caso de Galicia Costa (53,4%) y de mayor importancia en el Miño-Sil, que desciende 2,6 puntos hasta el 67,7%.
Las dos grandes cuencas de la Meseta prosiguen el ininterrumpido descenso experimentado durante el verano. Ambas caen porcentajes parecidos de siete u ocho décimas para que el Duero se quede con un 65,0% y el Tajo descienda hasta el 58,4% del total.
Más alarmantes resultan las cifras de la mitad sur atlántica, hecha la excepción del Tinto, Odiel y Piedras, que a pesar de perder tres puntos aún permanece con un 73,4% de su capacidad. De menor magnitud son los descensos del resto de cuencas de la zona, pero resultan de mayor preocupación por la precaria situación de la que parten. El Guadiana cae cuatro décimas hasta el 39,9%. En el caso del Guadalquivir el descenso es de seis décimas y llega hasta un preocupante 31,4%. La alarma es mucho mayor en el caso del Guadalete-Barbate, cuya caída de cuatro décimas le deja en un 21,5% de su capacidad.
Las caídas generalizadas también han llegado a la vertiente mediterránea con una única excepción. La mayor cuenca de la zona, la del Ebro, se mantiene sin variación semanal, anclada en un 55,3% de su capacidad. Mientras, el resto de ámbitos mediterráneos se sitúan en porcentajes de llenado inferiores y con moderadas pérdidas semanales. El Júcar ha bajado cuatro décimas en los últimos siete días hasta quedar en un 41,2%. Las pérdidas semanales resultan similares en el resto de ámbitos de la zona, pero sus cifras absolutas empiezan a despertar el temor de alarma hidrológica. Así, Cataluña ha caído hasta el 29,8% de su capacidad, la cuenca Mediterránea Andaluza se queda en un 24,0% y el Segura ofrece las peores cifras de toda la Península con un paupérrimo 16,6%.