Los embalses mantienen la tendencia de estabilidad experimentada durante las últimas semanas y apenas desarrollaron un ligero crecimiento durante los últimos siete días. Este ascenso fue de dos décimas que impulsaron las reservas de agua hasta el 51,3% de su capacidad total. Hasta el momento el otoño se ha caracterizado por una relativa estabilidad de las reservas, que parece aplazar el esperado crecimiento de años anteriores para el próximo invierno.
Evolución del agua en los embalses españoles
En esta última semana las reservas de agua han crecido 128 hectómetros cúbicos hasta quedar en 28.766 hectómetros. La situación sigue por encima de la referencia del año pasado en estas mismas fechas, cuando había embalsado un 44,6% de la capacidad. Pero la tendencia de las últimas semanas rebaja cada vez más esa ventaja con respecto al año pasado, cuando los embalses crecieron de manera casi ininterrumpida hasta finales del mes de abril. Habrá que esperar a la llegada del invierno y mayores precipitaciones para que pueda seguirse una tendencia al alza similar a la de 2023.
La situación por cuencas hidrográficas
Aunque las variaciones semanales han sido modestas en la gran mayoría de los ámbitos, casi todos han evolucionado al alza. La franja norte continúa con los mayores porcentajes de llenado protagonizados por el sempiterno 95,2% de la cuenca del País Vasco y el 86,3% del Cantábrico Oriental, cifra cerca de la cual ya se sitúa el Tinto, Odiel y Piedras. En cambio, en la mitad sur la situación dista mucho de mejorar con rapidez, con el Guadalete-Barbate y la cuenca Mediterránea Andaluza todavía por debajo del 30% y con el Segura, a pesar de ganar medio punto en la última semana, apenas con un 20,8%.
Los embalses del norte de la Península han experimentado comportamientos variados. La mayor subida ha sido protagonizada por el Cantábrico Occidental, que creció 5,9 puntos para llegar al 65,7%. No se quedó atrás Galicia Costa, que recuperó 4,5 puntos y llega a un 75,6%. Mientras el País Vasco vuelve a no sufrir variación alguna, los otros dos ámbitos de la región experimentaron descensos: apenas de una décima en el Miño-Sil (56,6%) y de 1,4 puntos en el caso del Cantábrico Oriental, aunque aún permanezca con un 86,3% de su capacidad.
En las dos grandes cuencas de la Meseta hubo escasas variaciones y de sentido contrario entre sí. El Duero recuperó cuatro décimas hasta situarse en el 62,0%, mientras que el Tajo perdió tres décimas y aún continúa con un 56,2%.
Las variaciones de la mitad sur atlántica vienen protagonizadas por el Tinto, Odiel y Piedras, ya que el resto de cuencas de la región apenas ha sufrido variaciones. Este pequeño ámbito del suroeste de la Península ha crecido ocho décimas y alcanza un 82,5% de su capacidad. Por el contrario, el resto de cuencas apenas ha cambiado, ya que tan sólo el Guadalquivir creció una décima hasta el 35,1%. El Guadiana y el Guadalete-Barbate permanecieron sin cambio alguno en su 41,3% y 28,5%, respectivamente.
El comportamiento de la vertiente atlántica tuvo una proyección similar en la mediterránea, con ligeros ascensos en algunas de sus cuencas. Por magnitud el mayor crecimiento lo experimenta el Ebro, que crece siete décimas hasta llegar al 71,4% del total. Pero la subida de mayor importancia es la desarrollada por el Segura, que recupera cinco décimas hasta llegar al 20,8% y sueña con dejar atrás la alarmante escasez de agua de meses pasados. El Júcar creció tres décimas para alcanzar el 49,1% mientras que las cuencas de Cataluña (34,6%) y la cuenca Mediterránea Andaluza (29,6%) no sufrieron variaciones en el porcentaje de agua embalsada.