El 45º aniversario del Día Internacional de la Madre Tierra, una jornada en la que se promueve la armonía con la naturaleza y el planeta con el fin de alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las presentes y futuras generaciones, coincide con un año crucial para el futuro del mundo.
En los próximos meses se celebrarán encuentros decisivos que deberían señalar el rumbo a seguir para conservar nuestro hogar. Para dejar de esquilmar el planeta, las Naciones Unidas defienden que la estrategia pasa por unir el crecimiento económico y el desarrollo sostenible. Y para ello es vital llegar a acuerdos internacionales vinculantes.
Para 2015 se espera el acuerdo que sustituirá finalmente al obsoleto Protocolo de Kioto
La Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible, que debe abordar cuestiones como la erradicación de la pobreza y el hambre, la mejora de la salud y la educación y la construcción de ciudades más sostenibles, tendrá lugar en septiembre en Nueva York. Poco después, en París, en la llamada COP 21 (21ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático) se afrontará un problema siempre pospuesto por las grandes economías mundiales.
Tras 20 años de intentos fallidos, se espera que en 2015 vea finalmente la luz un tratado vinculante para mitigar los efectos del calentamiento global. El acuerdo deberá substituir al ya más que obsoleto Protocolo de Kioto, firmado en 1997, que agota su vigencia en 2020 y que obligaba a los países desarrollados a reducir en un 5,2% las emisiones globales para 2012 (respecto a las de 1990), con cuotas distintas para cada uno según su volumen contaminador. El tratado no fue firmado por los dos países más contaminantes, China y Estados Unidos, y muchos otros no lo han cumplido.
Conseguir un nuevo compromiso global está resultando una tarea ardua, pero ahora, ante las evidencias cada vez más claras sobre el rápido y acelerado cambio del clima causado sobre todo por las actividades humanas, es más necesario que nunca que triunfe el consenso político en lugar de los intereses económicos cortoplacistas para no condenar a la Tierra a un fatal destino.
“Desde la revolución industrial, la naturaleza ha sido tratada como una mercancía que existe en gran parte para el beneficio de la gente, y los problemas ambientales se han considerado como solucionables a través del uso de la tecnología. Con el fin de satisfacer las necesidades básicas de una población en crecimiento dentro de los límites de los recursos finitos de la Tierra, hay una necesidad de diseñar un modelo más sostenible para la producción, el consumo y la economía en su conjunto”, sentencian desde las Naciones Unidas.
Movimiento ecologista moderno
Para cambiar los insostenibles patrones de consumo y producción actuales, los ciudadanos deben comprometerse con la causa. “Hago un llamamiento a que todas las personas del mundo alcen su voz y hablen en nombre de este planeta, nuestro único hogar. Cuidemos de la Madre Tierra para que ésta pueda seguir cuidando de nosotros como lo ha hecho durante milenios”, proclama el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Un nexo reconocido con la designación, en 2009, del 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra. Hoy se conmemora el aniversario de lo que muchos consideran el nacimiento del movimiento ecologista moderno, al que contribuyó la divulgadora americana Rachel Carson con su obra Primavera silenciosa.
Un día como éste de hace 45 años, 22 millones de estadounidenses salieron a las calles para denunciar el deterioro del medio ambiente, provocado sobre todo por los continuos derrames de petróleo, el uso indiscriminado de pesticidas y la expansión de fábricas altamente contaminantes, y para reivindicar un desarrollo sostenible.
La NASA anima a los terrícolas a compartir en las redes imágenes de sus sitios favoritos
Detrás de la movilización se encontraba el entonces senador por el estado de Wisconsin Gaylord Nelson, quien, inspirándose en el movimiento estudiantil contra la guerra de Vietnam, promovió la protesta después de ser testigo de los estragos causados por un vertido de petróleo en 1969 en Santa Bárbara (California).
La incipiente concienciación medioambiental originó la creación de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense. En 1990, el movimiento se globalizó, consiguiendo la movilización de 200 millones de personas en 141 países y la introducción en la agenda política de las cuestiones ambientales.
Para celebrar la jornada de hoy, la agencia espacial estadounidense, la NASA, ha propuesto a los terrícolas que compartan en las redes sociales los vídeos y fotografías de sus lugares favoritos del planeta que habitan con la etiqueta #NoPlaceLikeHome (ningún lugar como el hogar).
"En la NASA exploramos un montón de planetas y hay mucho que amar: las montañas de Marte, los anillos de Saturno, la inclinación axial de 99,77 grados de Urano. Pero, ¿qué tal un poco para el equipo local? Es el Día de la Tierra. Vamos a explorar también nuestro planeta", reclama la agencia, que mostrará imágenes inéditas de los mares, bosques, desiertos o capas de hielo de la Tierra tomadas por sus satélites desde el espacio. Que los vídeos y fotografías de hoy no se conviertan en lejanos recuerdos depende de todos nosotros.
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