Ecologistas en Acción y Madrdid Agroecológico han entregado en el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico 300.000 firmas de ciudadanos que piden a la ministra Teresa Ribera que España apoye una moratoria internacional a tecnología de liberación de organismos modificados con impulsores genéticos (OIG) que se debatirá durante las negociaciones de la XV Conferencia del Convenio sobre la Diversidad Biológica que se celebrará en diciembre.
Nueva tecnología genética
Durante la entrega de firmas los participantes han advertido de los riesgos para la salud humana y el medioambiente de esta nueva tecnología genética.
Los activistas reivindicaron con una pancarta la moratoria internacional a esta tecnología de ingeniería genética y que para los ecologistas entraña "peligro".
Se trata de una nueva técnica para "burlar" las normas de la herencia biológica y forzar la transmisión de un rasgo genético, incluso si este es letal para la especie, a toda la descendencia. Hasta ahora, los experimentos con impulsores genéticos se han llevado a cabo en condiciones de confinamiento (en el laboratorio o en contenedores cerrados) pero está previsto liberar OIG en la naturaleza en un futuro próximo.
El objetivo de los impulsores genéticos sería eliminar poblaciones de insectos que actúan como vectores de enfermedades, especies invasoras o las denominadas malas hierbas y plagas de la agricultura industrial.
La ciencia advierte de enormes riesgos
Aunque las aplicaciones suenan muy prometedoras, también entrañan enormes riesgos, tal y como advierte la ciencia. Una vez liberados a la naturaleza, los organismos con impulsores genéticos no pueden ser recuperados, ni puede controlarse su evolución y dispersión.
En concreto, advierten de que la modificación y la eliminación deliberada de especies supone una amenaza para la estabilidad de los ecosistemas, para la agricultura sostenible y para la salud humana, con consecuencias difícilmente previsibles con los conocimientos actuales.
Así, añaden que la desaparición de una especie puede, por ejemplo, favorecer la expansión de especies potencialmente más dañinas; o puede conducir a un cambio del vector que transmite una enfermedad, haciendo que esta se propague más ampliamente. Por otra parte, argumentan que muchas especies silvestres, incluso las consideradas dañinas, realizan valiosos servicios ecosistémicos, como la polinización de los cultivos.
Desestabilizar ecosistemas enteros
El portavoz de Ecologistas en Acción Theo Oberhuber ha señalado que una reacción mutagénica en cadena desencadenada por organismos con impulsores genéticos podría desestabilizar ecosistemas enteros y, en casos extremos, provocar su colapso.
"La liberación de impulsores genéticos -aunque sea 'solo' con fines experimentales- puede tener consecuencias imprevisibles e irreversibles para los polinizadores y las redes tróficas, ya debilitadas por el cambio climático y la elevada tasa de mortalidad de los insectos", ha alertado.
Por su parte, la portavoz de Madrid Agroecológico, Marian Simón, ha añadido que los organismos con impulsores genéticos "no respetan las fronteras" y pueden extenderse por todo el mundo.
Moratoria mundial a los impulsores genéticos
A su juicio, hasta ahora la comunidad internacional no tiene ni conocimientos suficientes, ni acuerdos internacionales vinculantes que permitan regular una intervención tan fundamental e irreversible en la naturaleza. "Necesitamos urgentemente una moratoria mundial a los impulsores genéticos", ha exigido.
Finalmente, el portavoz de Ecologistas en Acción Francisco Segura, ha pedido que "en vez de jugar a la ruleta rusa con la evolución", modificando genéticamente las especies silvestres, se debería detener "urgentemente" la extinción de las especies, reforzar la resiliencia de los ecosistemas y parar su destrucción en muchas regiones de la Tierra".