Si le pedimos a la gente que enumere los animales más inteligentes, nombrará algunos sospechosos habituales. A menudo se mencionan los chimpancés, los delfines y los elefantes, así como los cuervos, los perros y, ocasionalmente, los cerdos. Los caballos no suelen aparecer en este listado.
Por eso puede sorprender que los caballos posean una habilidad inusual, considerada ampliamente como un indicador de autoconciencia. En un estudio reciente, los investigadores descubrieron que los caballos pueden reconocer sus reflejos en los espejos.
Los animales que se miran en un espejo por primera vez suelen responder socialmente: actúan como si su reflejo fuera otro animal. Al cabo de un rato, esta respuesta social tiende a desaparecer. Algunos animales pierden el interés en ese momento, pero otros siguen explorando el espejo e investigan cómo pueden hacer que el reflejo se mueva utilizando su propio cuerpo.
Una vez que los animales han dejado de responder socialmente, los científicos comprueban su comprensión mediante la “prueba de la marca”. Se marca al animal en un lugar que solo podrá ver en el espejo, quizá en la frente o en la oreja. A continuación, los científicos observan si el animal pasa más tiempo tocando esta parte del cuerpo frente al espejo cuando está marcado que cuando no lo está. Si lo hace, esto sugiere que el animal reconoce su reflejo.
Esta prueba se utilizó por primera vez para demostrar el autorreconocimiento en chimpancés en 1970, y desde entonces los científicos han utilizado versiones de la prueba para buscarlo en muchas otras especies. Los resultados sugieren que es poco frecuente. Entre los no primates, solo unos pocos animales han superado la prueba de la marca, entre ellos cuatro delfines mulares, dos urracas euroasiáticas y un elefante asiático.
Pero un nuevo estudio realizado por investigadores en Italia ha encontrado pruebas de autorreconocimiento en los caballos. Curiosamente, los resultados sugieren que esta capacidad no se limita a unos pocos individuos inteligentes. Aunque hay que ser cauteloso a la hora de generalizar a partir de un solo estudio, esto sugiere que el autorreconocimiento podría existir en los caballos como especie.
La prueba del espejo
En el estudio, se colocó un gran espejo en una pista de entrenamiento de caballos. Una vez que los caballos se acostumbraron al espejo y dejaron de responder socialmente, los investigadores utilizaron la prueba de la marca para buscar el autorreconocimiento, comparando el comportamiento de los caballos en dos condiciones. En una condición, los investigadores les dibujaron una forma de cruz en ambas mejillas con un gel incoloro para ultrasonidos. En la otra, se les marcó de la misma manera pero con un gel de ultrasonidos coloreado.
La pregunta importante era si los caballos estarían más interesados en las marcas visibles que en las invisibles. Y así fue. Los caballos pasaron unas cinco veces más tiempo rascándose la cara frente al espejo cuando estaban visiblemente marcados.
Los investigadores concluyeron que veían las marcas en el espejo, entendían que esas marcas estaban en sus propias caras y trataban de eliminarlas. Reconocían sus reflejos.
Conscientes de su propio cuerpo
La prueba de la marca se describe a menudo como una prueba de autoconciencia. Pero es discutible que eso sea cierto y depende de lo que entendamos por autoconciencia, una cuestión filosófica complicada.
Cuando decimos que una persona es consciente de sí misma, solemos referirnos a que tiene una visión especial de su propia mente. Tal vez sepa lo que realmente quiere o sea consciente de sus defectos de personalidad.
Algunos investigadores han argumentado que el autorreconocimiento implica tener un concepto de uno mismo como agente psicológico con una mente. Pero esa no es una opinión popular, porque reconocer el reflejo no implica pensar en el estado mental.
El autorreconocimiento parece tener más que ver con ser conscientes de nuestros cuerpos. Por supuesto, incluso los animales muy simples son conscientes de sus propios cuerpos, incluso los que no pasan la prueba de la marca. Pero, como he argumentado en mi propia investigación, hay diferentes formas de ser consciente del propio cuerpo.
Algunos de nuestros sentidos nos proporcionan una conciencia especial de nuestro cuerpo “desde dentro”. Por ejemplo, algo llamado propiocepción nos da información sobre la posición de nuestro cuerpo. Cuando la propiocepción nos dice que estamos encorvados, no tenemos que averiguar quién está encorvado, sino que sabemos inmediatamente que somos nosotros.
Pero los espejos nos permiten tomar conciencia de nuestro cuerpo “desde fuera”. Cuando vemos un cuerpo en el espejo, no es obvio que ese cuerpo sea el nuestro: tenemos que descubrirlo. He argumentado que adoptar esta perspectiva externa y objetiva sobre nosotros mismos y nuestros cuerpos es otro tipo de autoconciencia.
Aunque este nuevo estudio no demuestre que los caballos puedan reflexionar sobre sus propias mentes, sí los sitúa en el pequeño grupo de animales que pueden pensar de forma objetiva sobre sus propios cuerpos. Quizá sea el momento de revisar nuestras suposiciones sobre los caballos. Puede que sean mucho más inteligentes de lo que pensamos.