Cientos de personas se amontonan alrededor de una piscina para dar palmas al son de la música mientras orcas o delfines hacen piruetas, juegan con pelotas y saltan por coloridos aros a cambio de un bocado. El circo acuático descrito es uno de los espectáculos más populares de delfinarios y zoológicos, y constituye la rutina diaria de miles de cetáceos que han desarrollado comportamientos antinaturales o inusuales en su especie para la diversión de los seres humanos.
“El cautiverio de delfines y orcas es anticuado y cruel y queremos educar al público de una manera positiva y productiva sobre ello. Queremos que la gente deje de visitar los delfinarios y de participar en otras actividades turísticas que utilizan cetáceos, como nadar con delfines”, explica a EcoAvant.com Rachel Carbary, fundadora del movimiento mundial Empty the Tanks (Vaciar los tanques), que exige la liberación de estos animales.
Los animalistas están consiguiendo que su mensaje llegue cada vez a más personas
Mañana tendrá lugar, por cuarto año consecutivo, una protesta internacional contra el cautiverio de los grandes mamíferos acuáticos: hay organizadas una 60 de concentraciones en 22 países, incluida España. “La campaña ha crecido mucho desde 2013. Hemos aumentado nuestra presencia en las redes sociales con el fin de llegar a más gente y el número de localidades participantes aumenta año tras año”, afirma Carbary.
Después de años de lucha y protestas, los animalistas están consiguiendo que su mensaje llegue a más personas. Parte de la culpa, la tienen documentales como The Cove, de Louie Psihoyos, que muestra la captura y matanza de delfines en Taiji (Japón), y Blackfish, de Gabriela Cowperthwaite, un film que cuenta la historia de Tilikum, una orca macho capturada con dos años de edad, que actualmente vive en el parque SeaWorld de Orlando (Florida, Estados Unidos) y que está involucrada en la muerte de tres personas, dos de ellas entrenadoras. Ambos trabajos reflexionan sobre las consecuencias de capturar a estos animales tan inteligentes y sociales, y revelan la cruda realidad del negocio de los delfinarios.
En concreto, el documental Blackfish, estrenado en 2013, provocó un descenso de visitantes y la caída de los precios de las acciones de SeaWorld, la principal empresa de parques temáticos con animales marinos. Pero la empresa no modificó inicialmente su política. Hasta que el pasado marzo, a consecuencia de las crecientes críticas y la presión legal, la compañía anunció que acababa con la reproducción de orcas en cautividad, con lo que esta generación será la última (desde hace años no ha capturado ningún ejemplar salvaje). A finales de 2015, SeaWorld contaba con 23 de estos cetáceos.
Protección de los animales en la naturaleza
Según recoge la asociación Whales and Dolphins (Ballenas y Delfines), a finales de 2015 había un total de 56 orcas en cautividad repartidas en 12 parques de entretenimiento de ocho países (Argentina, Canadá, Francia, Japón, Estados Unidos, Rusia, China y España). Desde 1961, al menos unas 150 han sido capturadas. Las últimas han acabado en zoológicos de Rusia y China.
La medida se introducirá por etapas en los tres parques de SeaWorld: el próximo año, en el de San Diego (donde vive desde los años 90 la orca Ulises, que fue trasladada desde el Zoológico de Barcelona); después en el de San Antonio y, en 2019, en el SeaWorld de Orlando (en el que Tilikum, utilizado para fertilizar a las orcas hembra de la compañía –ya ha sido 21 veces padre–, sufre una infección pulmonar causada por una bacteria rara y resistente).
En total, hay una cincuentena de orcas repartidas en 12 parques de ocho países
SeaWorld también se ha comprometido a poner fin a los espectáculos “teatrales” con dichos animales en todos sus parques de entretenimiento para el año 2019. “Vivirán en los hábitats del parque y seguirán recibiendo cuidados de la máxima calidad. Los visitantes podrán conocer a estas orcas a través de nuevos encuentros educativos y mediante su visualización”, anuncia la compañía estadounidense, que justifica así su existencia: “El trabajo realizado por las instalaciones zoológicas como SeaWorld es fundamental para la protección de los animales en la naturaleza, en especial los mamíferos marinos”, explica.
“Me gustaría creer que es un paso en la dirección correcta y que lo hicieron por razones morales y éticas, pero eso no es cierto. Sus motivos siguen siendo económicos y el anuncio fue un movimiento de relaciones públicas. Me gustaría que hubieran dicho algo sobre el futuro de sus pequeños cetáceos como los delfines”, denuncia Carbary, quien añade: "No se trata sólo de las orcas en SeaWorld, nosotros estamos luchando por todos los cetáceos en cautividad en todo el mundo".
El anuncio de SeaWorld ha dado la vuelta al mundo. En el estado australiano de Nueva Gales del Sur lo han hecho suyo y acabarán por ley con los programas de reproducción de delfines en cautividad, tal y como señala a EcoAvant.com Míriam Martínez, portavoz de la iniciativa SOSDelfines, impulsada en 2012 por la Fundación FAADA.
“Hay que dialogar en sentido positivo con todos los implicados. El objetivo es conseguir que den el primer paso, que no críen (además de no capturar) a más animales. Así disminuirá el número de ejemplares que habrá que reintroducir o llevar a un posible santuario, y de aquí a 20-40 años habremos acabado con el problema”, explica. Y destaca que por el momento no existe ningún santuario de cetáceos en el mundo, algo por lo que llevan años luchando.
Detrás de una falsa sonrisa
Unos 2.000 cetáceos viven encerrados en peceras. Están repartidos por unos 60 países, sobre todo en delfinarios y parques acuáticos, pero también en centros comerciales, discotecas y hoteles. Principalmente se trata de delfínidos (delfines y orcas), aunque también hay focénidos (como las marsopas) y monodóntidos (como las belugas), denuncia SOSDelfines, una coalición de organizaciones que trabaja “para que cada vez más gente sepa lo que realmente se esconde detrás de esa falsa sonrisa de los delfines”, en palabras de Martínez.
Los países con mayor número de delfinarios son Japón, China, Estados Unidos, México, Rusia, Ucrania y España, que ocupa el séptimo lugar. En la Unión Europea (UE), hay 32 delfinarios repartidos en 14 estados: Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Lituania, Malta, los Países Bajos, Portugal, Rumania, Suecia y España.
La ampliación del Rancho Texas Park, en Lanzarote, ha desatado una fuerte polémica
España es el país de la UE con mayor número de delfinarios (11) y de cetáceos en cautividad (un centenar entre delfines, belugas y orcas). Éstos viven en parques de Canarias (3), Cataluña (3), la Comunidad Valenciana (2), Madrid (1), Andalucía (1) y Baleares (1). Está a punto a abrir uno nuevo en Lanzarote, con la ampliación del Rancho Texas Park, lo que ha desatado una fuerte polémica.
“Llevamos más de un año intentando evitar que este delfinario abra sus puertas. Todos nuestros intentos –por la vía legal, política e incluso dialogando con el propietario– han sido en vano. Por ello, hace un par de semanas lanzamos la campaña #StopDelfinarioLanzarote, con la que pedimos a la gente que se oponga a la construcción de un recinto que daña la imagen de la isla”, explica Martínez.
Mientras, en otros rincones de Europa, la tendencia es bien distinta. En Finlandia, el pasado año, el parque de atracciones Särkänniemi, en Tampere, comunicó el cierre del único delfinario del país: sus cuatro residentes esperan destino ante la falta de un santuario. Y otros países, como el Reino Unido, Austria o Croacia, los han prohibido. Porque aunque es cierto que los espectáculos con cetáceos siguen siendo unos de los más demandados, cada vez existen más personas que, como Jesse, el protagonista de la película Liberad a Willy, prefieren verlos libres.
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