El lobo ibérico (Canis lupus signatus) ha sido perseguido con saña durante siglos, y lo sigue siendo en algunas comunidades autónomas, como Castilla y León, donde se permite su caza por considerar excesiva su menguada población. Más de 200 entidades se manifiestan el domingo en Madrid para pedir que se ponga fin a este acoso a uno de los más emblemáticos animales de la fauna española.
La subespecie de lobo endémica de la península está catalogada como casi amenazada en el Atlas de los mamíferos terrestres de España y como vulnerable en el Libro Rojo de los vertebrados de España, puesto que tan sólo quedan unos 2.000 ejemplares, concentrados en su mayoría en la parte noroccidental del país. Ante la delicada situación del cánido, Portugal lo mantiene como especie estrictamente protegida en todo su territorio. Pero, al otro lado de la frontera, está legalmente al alcance de las escopetas.
El emblemático animal fue perseguido sistemáticamente durante el siglo XX
El lobo se extendía hasta el siglo XIX por la mayoría del país, pero debido a su persecución sistemática y a la destrucción y fragmentación de su hábitat, sus poblaciones mermaron drásticamente durante el pasado siglo. Hoy, sólo hay grupos relativamente estables al norte del río Duero, condenados a la endogamia, mientras que al sur del río el lobo está en peligro de extinción. Además, existe una población pequeña y aislada a cientos de kilómetros, en Sierra Morena.
A pesar de que la directiva europea de Hábitats (92/43/CEE) considera al lobo ibérico una especie a proteger al sur del Duero, el gobierno de Castilla y León lleva años dejando matar ejemplares sin recibir por ello ninguna sanción. Y es que la Junta castellano-leonesa, con estimaciones poco rigurosas según los conservacionistas, considera que su población es excesiva y debe estar sujeta a control, y para ello aplica un Plan de Conservación y Gestión del Lobo en el que se contemplan las periódicas batidas de caza para limitar su número. En esta política cuenta con la presión y el apoyo de la mayoría de ganaderos de la zona, que denuncian ataques del cánido a sus rebaños.
Al norte del Duero, donde el lobo no está protegido por ley, además de en Castilla y León, los gobiernos de Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco y La Rioja también permiten acabar con los lobos sea mediante la caza deportiva (todos consideran al lobo “especie cinegética”, a excepción de Asturias) o con matanzas selectivas para controlar la población (en el caso de La Rioja y el País Vasco, para impedir su asentamiento), una medida que se ha demostrado ineficaz.
A favor de nuestro patrimonio
En Castilla y León, la comunidad autónoma que cuenta con la mayor población de lobos, cada año se subastan los derechos de su caza: son abatidos por medio del método denominado aguardo. Se trata de una modalidad que consiste en dejar a un animal muerto en un cebadero para que el lobo acuda atraído por la carroña, momento en el que el cazador, instalado cómodamente en una caseta construida junto al lugar, dispara sobre él. Hace dos años, la organización Lobo Marley consiguió salvar la vida de dos animales que habían sido subastados.
El Gobierno español ha pedido en varias ocasiones a la Comisión Europea que se levante el estado de protección del lobo al sur del Duero y que pueda ser considerado "especie cinegética" en todo el territorio, algo a lo que se oponen rotundamente los ecologistas, quienes piden todo lo contrario: que se proteja al cánido en todo el país.
Más de 200 organizaciones se manifestarán el próximo domingo 13 de marzo en Madrid para exigir al nuevo Gobierno que surja del actual proceso de negociaciones (o de las próximas elecciones) el fin de la caza del lobo ibérico y de los controles a tiros de su población, así como una legislación que lo declare como especie estrictamente protegida en todo el territorio español. La convocatoria, que ha conseguido apoyos de diversos sectores –animalistas, ecologistas, medios de comunicación, turismo e incluso desde algunas organizaciones del sector ganadero– empezará a las 12 horas en la calle Alcalá número 24.
Rodríguez de la Fuente abanderó la defensa de especies denostadas
en su época
“Nuestra manifestación no es contra nadie. Es a favor de nuestro patrimonio compartido y el de nuestros hijos e hijas, a favor de la naturaleza y del mundo rural comprometido con su futuro”, asegura Luis Miguel Domínguez, presidente de Lobo Marley, uno de los impulsores de esta iniciativa. “En un momento como éste, la declaración del lobo como especie protegida es el anhelo de millones de españoles, que reclaman un mayor respeto para su patrimonio natural. El nuevo Gobierno tendrá que tomar buena nota después del 13 de marzo”, añade en un comunicado.
El coportavoz de EQUO y diputado Juantxo López de Uralde opina que “hay que plantear políticas a nivel autonómico y nacional que permitan el margen necesario a las medidas preventivas y eliminen el concepto de la matanza como gestión de la población de lobos”.
La concentración será también un homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980) quien abanderó la defensa de especies tan denostadas en la España de su tiempo como el oso, el buitre o el lobo, un animal impopular del que dio a conocer una imagen diferente, libre de prejuicios atávicos. “El lobo es un ser social, como nosotros mismos, y emblema viviente de la naturaleza española”, defienden los convocantes de la manifestación. Porque además de la legislación, es fundamental la divulgación de los valores positivos de la biodiversidad.