España cuenta con un capital natural único y uno de los mayores niveles de biodiversidad a nivel europeo, que se plasma en la gran variedad de hábitats (el 56% de los tipos identificados en la Directiva Hábitats) y más de 85.000 especies de animales, hongos y plantas, según el primer Informe sexenal sobre el estado del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad en España presentado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) al Consejo de Ministros.
Gran parte de las especies se encuentran ya descritas en la base de datos EIDOS de especies silvestres del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Esta base de datos ha supuesto un esfuerzo de sistematización, aunque también ha permitido constatar la falta de información sobre determinados grupos taxonómicos, como invertebrados, briofitos y hongos, así como de muchas especies marinas, según el MITECO.
El informe, coordinado desde la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, analiza las tendencias del patrimonio natural y la biodiversidad tomando como año base el 2009, fecha de implantación del Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (IEPNB), y hace una evaluación de los resultados alcanzados por las principales políticas adoptadas en esta materia.
Banco de Datos de la Naturaleza
El documento se ha elaborado principalmente a partir de la información disponible, a fecha 31 de diciembre de 2020, en el Banco de Datos de la Naturaleza, identificado como el Sistema Integrado de Información del Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
Además, al coincidir este informe con la publicación en 2019 de los informes sexenales de las Directivas europeas de Hábitats y Aves, para el período 2013-2018, se incorpora el análisis del estado y evolución de hábitats y especies de interés comunitario que se muestra en los mismos.
Como principales resultados obtenidos, el documento destaca "la importante mejora" registrada en el conocimiento del patrimonio natural y de la biodiversidad durante el último sexenio.
La elaboración de este informe ha servido también de reflexión sobre la necesidad de fortalecer la integración de la información disponible en diferentes centros directivos así como la inclusión de nuevas temáticas, que permitan evaluar de forma integrada los diferentes componentes del patrimonio natural así como sus presiones y amenazas, de tal manera que el IEPNB pueda ir adaptándose a los nuevos retos que se plantean como los vinculados al Pacto Verde Europeo y a la Estrategia Europea de Biodiversidad para 2030.
Aumento de los espacios protegidos
Una forma de conservar y proteger el patrimonio natural y biodiversidad es la declaración de espacios protegidos, cuyo número y extensión han aumentado notablemente. Si en el año base de 2009 la superficie protegida terrestre era el 31% del total y la superficie marina protegida el 1%, en 2020 han pasado a suponer el 36,2% y el 12,3% del total, respectivamente.
El informe recoge asimismo las numerosas actuaciones de conservación y restauración enmarcadas dentro de los correspondientes planes y estrategias desarrolladas en los últimos años.
Como resultado de todo ello se han conseguido éxitos en la conservación de muchas especies emblemáticas, caso del águila imperial ibérica (con apenas unas decenas de parejas en los años 70 hasta las 520 parejas censadas en 2017); el quebrantahuesos (de 22 parejas en 1982 a 133 en 2018, con reintroducción exitosa en los Picos de Europa y en la Sierra de Cazorla); el oso pardo (de unos 100-120 ejemplares en 1989 a unos 310-350 en 2018); o el lince ibérico, que a finales de 2020 superó el umbral de los 1.100 ejemplares registrados.
Reducir las presiones sobre la biodiversidad,
A pesar de los esfuerzos de conservación realizados, el Ministerio considera es necesario seguir actuando para reducir las presiones sobre la biodiversidad, que también se han acrecentado en el último sexenio. Los cambios en la ocupación de suelo, la sobreexplotación de especies, la proliferación de especies invasoras y la contaminación son algunas de las principales amenazas a la biodiversidad, sobre las que también incide, directa o indirectamente, el cambio climático.
El informe señala que los incendios forestales constituyen el principal elemento de degradación de los ecosistemas forestales, aunque el aumento en la eficacia de la gestión de incendios ha contrarrestado su impacto. En este sentido, destaca la participación efectiva del MITECO en los medios de prevención y extinción de incendios forestales, prestando apoyo a las comunidades autónomas que lo requieren.
Las Redes de Daños Forestales Nivel I y II también aportan información sobre el estado de salud y vitalidad de los bosques. Los resultados muestran que el estado general del arbolado experimenta un proceso de retroceso, disminuyendo el porcentaje de árboles sanos, siendo daños asociados con causas abióticos los mayoritarios, principalmente los daños atribuidos a sequía.
El informe indica que el porcentaje de superficie forestal que cuenta con un instrumento de ordenación aprobado ha pasado de aproximadamente un 10% en 2009 a casi un 20% en 2019, constituyendo un avance significativo, pero con cifras aún inferiores a las necesarias.
Si bien el informe tiene un ámbito sexenal, recoge los frutos de décadas de trabajo en líneas tan relevantes como los programas de conservación y mejora de recursos genéticos forestales. Cabe destacar el Programa español de conservación y mejora de los recursos genéticos de los olmos ibéricos, y la obtención de individuos resistentes a la grafiosis, iniciado en 1986.
Desde 2014 se han suministrado más de 50.000 olmos para recuperar las olmedas naturales perdidas y para su plantación en el medio urbano, donde el olmo está recuperando el papel de acompañar a sus habitantes proporcionando su sombra y su belleza en plazas y paseos.
España, el país de la UE con mayor riesgo de desertificación
Por otra parte, el problema de la desertificación adquiere una enorme relevancia en España, siendo el país de la Unión Europea donde este riesgo es mayor. En España, un 18% del territorio se encuentra bajo riesgo alto o muy alto de desertificación. Los esfuerzos en el seguimiento de los procesos erosivos han culminado en este sexenio con la reciente finalización del Inventario Nacional de Erosión de Suelos.