Una isla deshabitada tierra adentro, en el centro de Massachusetts (al nordeste de Estados Unidos), a unos 96 kilómetros al oeste de Boston, será el nuevo hogar de una colonia de serpientes venenosas. Es el plan que el Departamento de Vida Silvestre y Pesca del citado estado implementará para salvar de la extinción a la cascabel de los bosques (Crotalus horridus).
El reptil ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días a pesar de su persecución sistemática, pero su declive en los últimos 30 años ha sido el más acusado de la historia. Al menos dos poblaciones han desaparecido en las últimas décadas, y de las cinco poblaciones restantes, dos ven peligrar gravemente su supervivencia –se calcula que quedan unos 200 ejemplares en todo el estado–.
El declive de la especie en los últimos 30 años ha sido el más acusado de la historia
Las serpientes están amenazadas sobre todo por los seres humanos, que acaban con ellas por miedo, pero a menudo por puro capricho, a pesar de que matarlas constituye un delito grave. También muchas son aplastadas por las ruedas de los vehículos en las carreteras. Por ello, los expertos han propuesto establecer una pequeña colonia en la isla de Monte Sión, un territorio cerrado al público en el interior del embalse de Quabbin, en el corazón de Massachusetts, como parte de una estrategia global de conservación del reptil. Allí, en un hábitat adecuado, podrán vivir en paz y reproducirse alejadas de los asentamientos humanos.
“Con aproximadamente 1.350 acres (unos 5.463 metros cuadrados) y 3,64 millas (5,8 kilómetros) de longitud, la isla es comparable a las áreas actualmente ocupadas por las poblaciones del cascabel de los bosques en otras partes del estado. Por tanto, proporciona espacio suficiente para acoger una pequeña pero saludable población”, afirma el Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Massachusetts, que ya llevó a cabo en la zona un exitoso proyecto de reintroducción, el del águila calva (Haliaeetus leucocephalus).
Aunque no existen registros históricos específicos de los territorios que ocupó esta especie de serpiente venenosa nativa de Estados Unidos, para los investigadores es casi seguro que la isla de Monte Sión fue su hogar en algún momento del pasado. Así que vuelven a casa, para pena de sus futuras presas, que abundan en la isla: el ratón de patas blancas (Peromyscus leucopus) y la especie de ardilla Tamias striatus.
Los ofidios liberados serán ejemplares de cuatro o cinco años de edad, para que tengan mayores probabilidades de supervivencia. Se criarán en cautiverio en el zoo Roger Williams, en Providence (Rhode Island) y se irán introduciendo entre 10 y 12 animales al año hasta conseguir consolidar un primer grupo estable de 35 individuos. Más adelante, la colonia podría llegar a alcanzar los 150.
Buenas nadadoras
Muchos ciudadanos no han tardado en mostrar su malestar por el proyecto del gobierno porque consideran que pone en riesgo sus vidas y la de los animales de compañía y de granja. Pero, hoy en día, tal y como explican los expertos, la mayoría de mordeduras de esta especie de serpiente se producen como resultado de las actividades irresponsables e ilegales de las personas que implican la manipulación y el hostigamiento de los reptiles.
“No hemos tenido ninguna desgracia humana (causada por las serpientes) desde la época colonial en este estado de seis millones y medio de personas. Y nadie en mis más de 32 años de carrera profesional ha sido mordido accidentalmente, a pesar de que hay poblaciones de estos reptiles en parques públicos visitados por seres humanos. He visto seis mordeduras durante mi carrera y todas ellas eran de personas que tenían a las serpientes como mascotas, que las capturaban ilegalmente o que querían obtener una buena fotografía”, afirma Tom French, director adjunto de la División de Pesca y Vida Salvaje de Massachusetts, quien recuerda que, además, los avances en los tratamientos de las mordeduras del cascabel de los bosques han reducido en gran medida el peligro.
Las mordeduras se producen sobre todo por la irresponsabilidad de las personas
Pero quienes habitan cerca del embalse de Quabbin siguen temiéndolas. Y creen que los reptiles podrían llegar a sus vecindarios a través de la carretera que une la isla con la parte continental, o incluso nadando. Una posible situación que los científicos descartan: “La isla del Monte Sión es lo suficientemente grande como para que no tengan ninguna motivación para salir”, afirman desde el Gobierno. Especialmente si abunda el alimento, como parece ser el caso.
Además, aunque es cierto que son buenas nadadoras, su supervivencia depende del acceso a refugios para hibernar, escasos en la zona. Por tanto, tal y como explica French, cualquier serpiente que salga de la isla, sea por vía acuática o por tierra, difícilmente será capaz de encontrar un sitio adecuado para la hibernación y si no consigue regresar a la isla, morirá en invierno.
Durante los primeros años del proyecto, se seguirá a los animales por medio de transmisores para conseguir información sobre sus movimientos, su comportamiento y el uso que hacen del hábitat. Si todo sale como está previsto, y su mala fama y la oposición vecinal no estropean el plan, la primera introducción de serpientes en la isla del embalse de Quabbin se llevará a cabo en la primavera de 2017.