Durante miles de años, los seres humanos han recurrido a las plantas no sólo para alimentarse y vestirse, sino también para tratar sus dolencias. Pero de estas especies con virtudes terapéuticas cada vez podría haber menos. Por primera vez, la Lista Roja de Plantas Medicinales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha analizado su situación en Europa y ha constatado el declive que están sufriendo.
Con un amplio estudio que incluye 400 especies de plantas vasculares (las que tienen vasos que transportan los nutrientes o el agua por su interior, y suelen presentar raíces, tallos y hojas), incluyendo árboles, plantas acuáticas y epífitas (las que crecen sobre otras plantas, aunque no las parasitan), que viven en una amplia gama de hábitats –desde Islandia hasta los Urales y desde la Tierra de Francisco José, en el Ártico ruso, hasta las Canarias–, los expertos concluyeron que el 31% de ellas están viendo disminuir sus poblaciones, otro 42% mantiene todavía poblaciones estables y una pequeña parte (sobre el 2%) está en aumento, mientras que en el 25% restante no se ha podido establecer la tendencia.
Un sorprendente 2% de las plantas estudiadas se halla en proceso de expansión
Y lo que es peor, el 2,4% de las especies estudiadas está en peligro de extinción, aunque los datos insuficientes del 25% del total analizado podrían abrir el abanico de las amenazadas hasta un 8,5%. “El porcentaje de especies en peligro de extinción es relativamente bajo en comparación con otros grupos de plantas o animales; dada la importancia de las especies medicinales para el cuidado de nuestra salud, así como su uso generalizado como infusiones, especias, alimentos, suplementos dietéticos y cosméticos, es en general buena noticia”, afirma Jean-Christophe Vié, director adjunto del Programa Mundial de Especies de la UICN.
“Sin embargo, casi un tercio de especies muestran una disminución de las poblaciones, por lo que hay que hacer hincapié en la necesidad de activar medidas de conservación para garantizar su supervivencia a largo plazo”, añade.
Las nueve especies en peligro de extinción son la manzanilla real (Artemisia granatensis), endémica de la Sierra Nevada andaluza; el alerce africano (Tetraclinis articulata); Sideritis reverchonii, originario del sur de la península Ibérica; Himantoglossum comperianum; Crataegus nigra; el tabaco gordo (Atropa baetica); Chimaphila umbellata; Iris spuria y Dactylorhiza iberica.
Cogidas en el campo y sin procesar
Sólo una pequeña proporción de las plantas que conocemos tienen un uso medicinal identificado. En Europa, no obstante, su uso está muy extendido, con ocho países entre los 20 principales importadores mundiales (Alemania, España, Francia, Países Bajos, Italia, Reino Unido, Rusia y Polonia) y seis de los 20 principales exportadores (Alemania, Polonia, España, Bulgaria, Albania y Francia). La mayoría de las plantas medicinales se comercializan sin procesar o semiprocesadas y son de origen silvestre.
"Hasta el 50% de nuestros medicamentos utilizan sustancias naturales procedentes de las plantas. Europa tiene una gran diversidad de plantas silvestres. Ellas han estado sosteniendo nuestra salud durante siglos", explica Karmenu Vella, comisario europeo de Medio Ambiente, quien agrega: “Las plantas tienen una gran diversidad de usos. Su valor económico es evidente. Está claro que tenemos que proteger este capital natural valioso. Con estos nuevos datos científicos podremos ver si estamos en el camino correcto”.
La recolección indiscriminada es el principal factor del retroceso generalizado
La principal amenaza para las plantas medicinales es su indiscriminada recolección, que con frecuencia se lleva a cabo con meros fines decorativos y hortícolas. Por ello, los expertos destacan la necesidad de hacer un seguimiento sobre la cosecha de estas especies y el comercio, y fomentar herramientas como la Norma FairWild, un estándar internacional creado en 2010 que acredita que la recolección se lleva a cabo de manera sostenible y siguiendo los principios del comercio justo, con el objetivo de asegurar el uso continuado y la supervivencia a largo plazo de estos vegetales, al mismo tiempo que el respeto a tradiciones y culturas.
“La recolección en el medio silvestre puede beneficiar tanto a la salud de los consumidores como al sustento de los recolectores y de las comunidades pero, para que sea sostenible, se necesita el desarrollo de sistemas de gestión apropiados en el terreno”, opina David Allen, del departamento de Biodiversidad de la UICN y principal autor del estudio.
Junto con la recolección excesiva o incorrecta, otras amenazas para este patrimonio botánico son la pérdida de hábitat como consecuencia del crecimiento imparable de la urbanización, los impactos de la agricultura y la ganadería, los de la silvicultura y la llegada de especies invasoras.
Para garantizar el futuro del importante papel de estos vegetales juegan en nuestra sociedad es necesario mantener un sistema de control y conservación de las plantas medicinales presentes en territorio europeo, así como mejorar la legislación y las políticas en este campo, destacan los científicos. Por ello, para seguir disfrutando de los beneficios de plantas como la hierba de San Juan (Hypericum perforatum), el romero (Rosmarinus officinalis) o el brezo común (Calluna vulgaris) será importante la colaboración de todos.