La cifra es el resultado de la estimación más precisa sobre la superficie forestal del planeta jamás llevada a cabo, que ha realizado la universidad estadounidense de Yale basándose principalmente en imágenes tomadas por satélites de todo el globo, a las que se extrapolaron mediante sofisticados programas informáticos los datos de densidad del arbolado de inventarios forestales que cubren un total de unas 430.000 hectáreas de todos los continentes, salvo la Antártida. Los datos del trabajo, en el que participaron 38 investigadores de 14 países, se han publicado recientemente en la revista Nature.
La más reciente estimación cifra en 3,04 billones los árboles que hay en todo el planeta
Pese a lo desolador que resulta pensar que el ser humano ha destruido en unos pocos miles de años cerca del 46% de la superficie forestal con que nuestra especie se encontró, resultado de millones de años de evolución natural, el estudio arroja un dato tan sorprendente como esperanzador: hay siete veces y media más árboles que lo que los científicos creían hasta ahora.
Hace dos años, y de acuerdo con los cálculos que se consideraban más afinados, basados únicamente en las fotografías de los satélites, se pensaba que había algo más de 400.000 millones de árboles, unos 61 por cada habitante humano de la Tierra. Con las nuevas cifras, en las que se ha introducido como factor de corrección el recuento llevado a cabo en muchos lugares por ojos humanos a ras de suelo, a cada uno nos tocan 422.
"No es que hayamos descubierto nuevos árboles", aclara el ecólogo terrestre Thomas Crowther, quien dirigió el estudio durante sus estudios posdoctorales en Yale y ahora trabaja en el Instituto Holandés de Ecología en Wageningen, "sino que hemos añadido otra capa de información, que nos permitió a revisar gran parte de las estimaciones previas".
Gracias al uso de los datos de los inventarios forestales, la densidad de la arboleda en numerosas regiones de la Tierra se ha revelado muy superior a la que se esperaba. La falta de datos en muchas áreas se compensó aplicándoles los de ecosistemas similares situados en otras. Los autores del estudio dividieron la Tierra en 14 clases de biomasa o paisajes bioclimáticos, y estimaron la densidad de árboles en cada uno confrontando los datos de los satélites con los recuentos sobre el terreno. Así, se extrapolaron datos de estudios forestales del norte de Europa y de Canadá a vastas regiones de Rusia donde los bosques son muy parecidos.
Precisamente en estas áreas preárticas se detectaron las densidades más elevadas de árboles por hectárea. En los bosques boreales de América del Norte, Escandinavia y Rusia, de coníferas de escaso grosor, hay unos 750.000 millones de árboles, el 24% del total mundial. En los mucho más diversos y complejos bosques tropicales y subtropicales, que ocupan la mayor superficie de tierras forestales en el planeta, crecen 1,3 billones, el 43% del total. Otro 22% hunde sus raíces en regiones templadas, como la península Ibérica.
En España, 245 por persona
Como datos curiosos, mientras en Canadá acumulan nada menos que 8.953 árboles por persona, y en Bolivia, país que tiene gran parte de su territorio cubierto por la selva amazónica, hay unos 5.000 árboles por habitante, en el semidesértico y densamente poblado Israel solamente tocan a dos troncos por cabeza. En España hay 11.300 millones de árboles, unos 245 por persona.
Según informa la Universidad de Yale, el estudio respondió a una petición de Plantemos para el Planeta, una iniciativa global juvenil que forma parte del proyecto Campaña de un billón de árboles del Programa Ambiental de las Naciones Unidas. Hace dos años, el grupo se dirigió a Crowther pidiendo estimaciones de la cantidad de pies de árbol a escala regional y mundial para evaluar mejor la aportación de sus esfuerzos y los objetivos de futuras iniciativas de plantación.
Los satélites permiten conocer con precisión qué parte de la superficie mundial sigue cubierta de bosques, y su evolución, desgraciadamente siempre a la baja. Pero no hasta qué punto se apiñan los árboles en ella. De ahí la sorprendente revelación de que hay casi ocho veces más árboles de lo esperado. Pero las fotografías que nos llegan del espacio no dejan de recordarnos cómo nuestro planeta es cada día menos verde.
El estudio publicado en Nature estima que cada año se acaba con unos 15.000 millones de árboles. Un tercio de esta enorme cantidad se ve compensado por el nacimiento de otros nuevos por causas naturales o por actividades humanas de reforestación. Así que el déficit anual es de unos 10.000 millones de árboles al año. A este ritmo, habremos acabado con todos en trescientos años, unas doce generaciones.
Cada año se destruyen unos 15.000 millones, y sólo nacen o se plantan 5.000 millones
Aunque de nuevo se puede ver el vaso algo más lleno. La tasa de destrucción forestal sigue siendo aterradora, pero no deja de frenarse. Según el último informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha caído un 50% en los últimos 25 años.
El informe Global Forest Resources Assessment 2015, hecho público este lunes durante el Congreso Mundial Forestal que se celebra en Durban (Sudáfrica) señala que el planeta conserva 3.999 millones de hectáreas de bosque, el 30,6% de su superficie emergida, mientras que en 1990 eran 4.128 millones, un 1% más en términos relativos. Un 93% de esta superficie corresponde a bosques naturales, aunque los primarios son ya una ínfima minoría, y el 7% restante a plantaciones para obtener madera.
La pérdida total de bosques ha sido de 129 millones de hectáreas en estos 25 años, lo que supone una superficie aproximada del tamaño de Sudáfrica. Pero el informe asegura que "la gestión sostenible de los bosques nunca ha sido tan elevada". Desde 1990, unos 150 millones de hectáreas forestales han sido puestas bajo diversos instrumentos de conservación. En total, los bosques protegidos representan el 25% del total.
Pero estos bosques son cada vez de menor calidad: en el mismo periodo analizado, la absorción de carbono por los mismos, una de las funciones más importantes que desempeñan para el equilibrio del planeta, fundamental para hacer frente al cambio climático, se ha reducido en 17,4 gigatoneladas de CO2 a causa de la reconversión de la tierra antes cubierta de árboles para otros usos y a la degradación de la mayoría de las masas forestales que perviven. Una de cal y otra de arena.