Investigadores de la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas han demostrado que las abejas de la miel compiten con las salvajes por los mismos recursos florales. Además, han observado que algunas plantas ven disminuido su éxito reproductivo en zonas con altas poblaciones de las abejas de apicultura debido, entre otras causas, al exceso de deposición de polen.
El estudio, perteneciente a un proyecto en el que participan investigadores de distintos países europeos, se centra en las prácticas agrícolas en las que son frecuentes el uso de insectos que contribuyen a una polinización más rápida y efectiva de cultivos. En el artículo, publicado en la revista Nature. Ecology and Evolution los expertos demuestran, tras la observación de más de mil especies de abejas, cómo las de apicultura afectan a un normal desarrollo de las que viven en libertad.
La investigación pretende ser el punto de partida para otros estudios que ayuden a un mejor aprovechamiento de los recursos respetando el medio ambiente. “Las abejas polinizadoras son necesarias en cultivos, pero su uso debe plantearse de una manera controlada sin que afecte al entorno natural en el que se inscriben”, afirma la investigadora de la Estación Biológica de Doñana y del centro vasco de cambio climático, Ainhoa Magrach, autora del artículo.
Dura competencia con las autóctonas
El uso de abejas como polinizadores en cultivos es frecuente desde el origen de la agricultura. Sin embargo, en las últimas décadas su uso intensivo enfocado a la fabricación de miel y al aumento del rendimiento de la producción agrícola está provocando un efecto adverso en el medio natural. Por un lado, las especies manejadas entran en una dura competencia con las autóctonas, ya que estas últimas no acuden a las plantas visitadas por las melíferas. Por otro, el abuso de difusión sobre la planta hace que los tubos de polen queden obturados impidiendo la producción de semillas.
Los ensayos se realizaron en las provincias de Huelva y Sevilla en campos de naranjo. En el momento de la floración del azahar, las abejas melíferas acudían a estos, mientras que las silvestres se desviaban hacia otras especies de plantas limítrofes, como jara o lavanda. “Sin embargo, cuando las flores daban paso a las naranjas, las dedicadas a apicultura acudían a los bosques de matorrales, impidiendo la supervivencia de las silvestres. Tanto en distintas especies de jara, como en lavanda se produjo, además, un descenso significativo en la producción de semillas”, añade la investigadora.
Según indican los expertos, España cuenta con aproximadamente 1.000 especies distintas, el doble que de aves, siendo Andalucía la comunidad con más diversidad de abejas. Esto ha provocado que los expertos obtengan datos muy distantes con respecto a los estudios realizados en el resto de países que han participado en el proyecto europeo. De esta manera, se abren nuevas opciones de investigación en lo que consideran un ‘punto caliente’ en el peligro de extinción de abejas silvestres.
“Aún se carece de información sobre el estado de conservación de muchas especies. Nuestra investigación es solo la punta del iceberg y se deben realizar más estudios sobre los efectos del uso de las abejas melíferas en otras especies”, concluye.
Las investigaciones se han desarrollado dentro del proyecto STEP. Estados y tendencias de los polinizadores europeos del séptimo programa marco de la Unión Europea en la que participan Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Polonia, Serbia, España, Suecia, Suiza y Reino Unido con el fin de diseñar medidas para administrar entornos naturales y así proteger a los polinizadores silvestres que desempeñan sus servicios, beneficiosos para el conjunto del medio ambiente.
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