El último lobo de Álava se ha salvado. Por lo menos por un tiempo. La Diputación Foral decidió esta semana suspender la autorización para cazarlo, con un plazo de 14 días para hacerlo, que había aprobado a principios de mes. Antes de que se agotara el plazo, y mientras el cánido había conseguido escapar de las escopetas, la presión de los movimientos ecologistas y animalistas, de partidos y entidades, incluso del Gobierno Vasco, logró que se indultara al animal.
El diputado general alavés, Ramiro González, admitía que no era una “decisión fácil” cuando la anunció hace una decena de días. El gobierno provincial atendía así las peticiones de los ganaderos, que consideran al único lobo detectado en el territorio (aunque nadie sabe si podría haber alguno más que no se haya dejado ver) responsable de cientos de muertes de cabezas de ganado en las sierras de Arkamo, Gibijo y Urkabustaiz.
Según la Diputación Foral, el lobo causó en 2019 la muerte de 153 animales entre vacas, caballos, ovejas y cabras. Se contabilizaron además 78 heridos y 76 desaparecidos. Son datos muy superiores a los que se registraron en años anteriores. Por ejemplo, en 2018 hubo seis ataques, y en 2015 solamente dos.
La protección de que gozará en adelante en Euskadi es la de mas bajo nivel
Además de soliviantar a los defensores de la naturaleza, que encendieron las redes sociales, la medida, que abría un plazo de dos semanas para que los cazadores realizaran batidas en esas montañas, se producía pocos días antes de que el Gobierno Vasco incluyera al lobo ibérico en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas (CVEA) en la categoría de “interés especial”, que goza del nivel de protección más bajo.
El partido ecologista Equo Berdeak, confederado en España con Los Verdes, denunció este “atentado contra la biodiversidad” e instó a González a escuchar las “voces acreditadas del cambio científico que piden una y otra vez la protección de esta especie por su valor en la conservación del equilibrio ecológico y en el patrimonial natural y cultural vasco”. También le pidió que atendiera la petición de las más de 118.000 personas (en aquel momento eran 105.000) que firmaron una campaña iniciada por el Grupo Lobo de Euskadi en la plataforma Change.org en favor del indulto al cánido.
“Es totalmente incongruente e irresponsable que mientras está abierto el expediente de catalogación del lobo en el País Vasco, la Diputación alavesa permita la eliminación de ejemplares”, afirmaba el grupo defensor de la especie. El año pasado año, la asociación Ekologistak Martxan denunció la “colocación ilegal de cebos envenenados” en la zona de Uzkiano y “trampas lazo” en Gibijo.
La UE paga los daños
Los ecologistas, que convocaron una manifestación en la plaza de la Vírgen Blanca de Vitoria-Gasteiz a la que acudieron personas de las autonomías vecinas, denuncian que los ganaderos no han adoptado las medidas de prevención de los ataques de depredadores que le reclamó la misma Diputación antes de autorizar las batidas y recuerdan que Bruselas anunció recientemente su voluntad de subvencionar las indemnizaciones públicas por daños al ganado ocasionados los mismos.
“El lobo es una especie protegida en Europa y que actualmente se encuentra en un estado crítico en el País Vasco sin ningún grupo reproductor, por ello, el Gobierno Vasco ha iniciado el procedimiento de inclusión de la especie en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas”, aseguran desde Grupo Lobo de Euskadi. “Es totalmente incongruente e irresponsable que mientras está abierto el expediente de catalogación del lobo en el País Vasco, la Diputación alavesa permita la eliminación de ejemplares. Debemos parar este despropósito”, añaden.
La recuperación de las poblaciones del lobo ibérico se ha consolidado en la última década hasta alcanzar las 297 manadas, de las que el 72 por ciento se han reproducido, especialmente en Castilla y León, donde la especie ha aumentado un 20 por ciento en ese periodo haciendo posible que la especie se aleje de la casi extinción de décadas atrás.
El 60% viven en Castilla y León, donde se les puede matar al sur del Duero
El biólogo Mario Sáenz de Buruaga, autor del libro Lobos. Población de Castilla y León. Situación en España, ha explicado que Castilla y León cuenta con la población "más numerosa" ya que el 60 por ciento de las 297 manadas se encuentra en su territorio y es la región con mayor número de ejemplares de la Europa occidental.
Así, en la región hay 179 manadas, de las cuales 152 están al norte del río Duero y otras 27 al sur de este río, donde goza de especial protección de acuerdo con la Directiva de Hábitat y no puede ser cazado. "La población al sur del Duero se ha más que duplicado, ya que en el anterior censo se contaron 12 manadas. Esto es muy importante porque supone un avance hacia el sur de la Península", ha manifestado.
La publicación constata que la especie es "especialmente común" en la cordillera Cantábrica, Montes de León y Zamora, aunque en términos relativos el mayor crecimiento se concentraría en las provincias de Ávila y Segovia.
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