Según Alistair Moffat, director de ScotlandsDNA, una empresa que realiza pruebas de herencia genética para particulares, “pensamos que el cabello rojo en Escocia, Irlanda y el norte de Inglaterra es una adaptación al clima. Creo que la razón de ser de la piel blanca y el pelo rojo es que no tenemos suficiente sol y tenemos que captar toda la vitamina D que podemos. Si el clima está cambiando y se hace menos nuboso, y hay más sol, habría menos gente portadora del gen”.
El 13% de la población en Escocia tiene el cabello rojo, unas 650.000 personas
En declaraciones recogidas por el Daily Report escocés y citadas por el rotativo londinense The Independent, y más tarde por muchos otros medios, Moffat se refiere a un gen recesivo en el cromosoma 16 que da lugar a una mutación responsable del pelo rojo y la piel pálida que suele acompañarlo, más sensible a la luz y que deja las células más expuestas al peligro de daños y cáncer debido a la acción solar.
Otro científico que prefirió no ser citado afirmó que “el gen regresivo está muriendo lentamente”. “El cambio climático podría hacer declinar el número de pelirrojos en Escocia. El pelo rojo y los ojos azules no están adaptados a un clima cálido”, añadía, aunque aclaraba que “harán falta cientos de años para que eso suceda”.
Solamente entre el 1 y el 2% de la población mundial es pelirroja, aunque este porcentaje se eleva hasta el 13% en Escocia, donde tienen este color de pelo unas 650.000 personas y se calcula que el 40% de la población es portadora del gen que determina este rasgo físico.
La noticia saltó a otros medios de comunicación y redes sociales y generó un vivo debate, en el que pronto terciaron otros investigadores cuyo punto de vista es radicalmente distinto al de las fuentes del diario escocés. “No hay ninguna base científica que permita afirmar que los pelirrojos se van a extinguir en cien años”, proclamó rotundo Joshua Akey, profesor asociado de Ciencias Genómicas en la Universidad de Washington (Estados Unidos).
Premisas erróneas
Rock Potts, paleoantropólogo de la Institución Smithsonian, también de Washington, incidió en una de las afirmaciones del genetista escocés que lanzó la advertencia de la posible extinción de las personas de pelo rojizo. Potts afirma que el color o la textura del cabello de un ser humano no es la mera “consecuencia de algo tan simple como un único gen recesivo. Muchos genes juegan un papel” en la determinación de los rasgos físicos de las personas.
Peter M. Elias, profesor de dermatología de la Universidad de California, por su parte, descarta que el cabello rojo y la piel pálida sean una adaptación que favorece la absorción de vitamina D. “Recientes estudios demuestran que tras la exposición al sol, los humanos de piel oscura producen la vitamina D de forma tan eficiente como los poco pigmentados”, observa. Y señala que “la osteoporosis, que es un signo de déficit de vitamina D, es menos común en los humanos de piel muy pigmentada”.
Para John Upton, divulgador científico que publica artículos de gran éxito sobre medio ambiente en las redes sociales, la afirmación de las fuentes escocesas se basa en diversas premisas erróneas. Y una de ellas es “asumir, incorrectamente, que la humanidad moderna está evolucionando de acuerdo con la clase de presiones ambientales que afectaron a nuestros ancestros”.
La feomelanina, un pigmento rojizo, favorece el desarrollo de cánceres de piel
Upton recuerda que “en nuestros días, con píldoras de vitamina D, protectores solares, techos y sombreros al alcance de todo el mundo, pelirrojos y no pelirrojos tienen más o menos las mismas posibilidades de sobrevivir, encontrar parejas y tener hijos sanos que les permitan reproducirse”. El escritor afirma haber intentado ponerse en contacto con Moffat y que la jefa de marketing de ScotlandsDNA, Helen Moffat, le aseguró que Alistair Moffat “fue erróneamente citado en el artículo original”.
Sin embargo, sí parece haber un peligro más real y tangible para la salud de los pelirrojos. Un estudio científico publicado recientemente en la revista Nature identificó que un pigmento podría jugar un papel destacado en el desarrollo de un melanoma en la piel de estas personas, incluso en zonas no expuestas a la radiación solar ultravioleta.
Ya era bien sabido que las personas de cabello rojo y piel clara tienen hasta tres veces más posibilidades de desarrollar cáncer de piel. Pero el nuevo descubrimiento es que la feomelanina, un pigmento rojizo más abundante en estas personas, favorece el desarrollo de cánceres de piel debido a que activa un mecanismo de daño oxidativo de las células.
Por ello, concluyen los autores, “aunque la protección de la radiación ultravioleta sigue siendo importante, podrían ser necesarias estrategias adicionales para la prevención óptima del melanoma”.
Comentarios (1)