Las olas de calor pueden reducir a la mitad la capacidad de los bosques europeos de captar y almacenar CO2, según un estudio liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid que analiza el impacto de las anomalías climáticas tanto en el crecimiento de los bosques europeos como en su potencial de captura y almacenamiento de CO2.
El trabajo, que publica 'Nature Communications', observa que los bosques tienen probablemente el mayor potencial para eliminar grandes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera y destaca su contribución a combatir la vulnerabilidad de las sociedades al cambio climático, algo conocido por los científicos.
Alteración de la capacidad de almacenamiento de carbono
En la actualidad, se estima que los bosques europeos almacenan en torno al 30 por ciento del carbono contenido en los denominados bosques templados y elimina entre un 7 y 12 por ciento de las emisiones de carbono correspondientes.
Sin embargo, el estudio refleja que las estimaciones regionales y globales del carbono que los bosques almacenan y la caracterización de los factores que alteran esa capacidad de almacenamiento de carbono, se encuentran entre los grandes desafíos de la investigación en mitigación del cambio climático.
Olas de calor y las sequías
Así, concluyen que eventos climáticos extremos como las olas de calor y las sequías son los factores que más alteran la capacidad de captación y almacenamiento de carbono de los bosques, sobre todo cuando afectan a grandes áreas y originados por anomalías atmosféricas persistentes, sobre todo en verano, donde llegan a ser responsables del 80 % de las olas de calor que se producen.
"De hecho, en Europa contamos con olas de calor muy conocidas producidas por esas anomalías como la de 2003, 2010 o 2018
Así, concluye que muchas de las anomalías atmosféricas persistentes que dan lugar a olas de calor afectan de forma desigual al crecimiento de los bosques en Europa y, por lo tanto, no afectan de modo uniforme a la captación y el almacenamiento de carbono en dichos bosques.
Crecimiento irregular de los árboles
El estudio incide en el papel clave que juega la corriente del chorro en verano en la formación de un 'dipolo' climático estival (condiciones climáticas opuestas) entre el noroeste y el sudeste de Europa que se refleja en el crecimiento de los árboles.
"Cuando los hayedos de centro y noroeste de Europa experimentan un aumento del crecimiento y de la captación de carbono por unas condiciones climáticas estivales favorables (menos calurosas), los bosques de haya del sudeste de Europa experimentan una reducción de crecimiento y de la captación de carbono por unas condiciones desfavorables como sequía u ola de calor", añade la investigadora de la UPM.
De ese modo, explica que esta polaridad en el crecimiento puede llegar a ser muy acusada y registrar reducciones de crecimiento de "hasta el 50 por ciento en la región europea bajo los efectos de un clima estival adverso, mientras que los incrementos de captación y acumulación de carbono en la región bajo condiciones favorables alcanza el 40 por ciento".
Desequilibrio de productividad
Este hecho, según argumenta, genera un desequilibrio de productividad entre ambas regiones que conlleva implicaciones importantes para la planificación y la adopción de estrategias de gestión encaminadas a combatir el cambio climático mediante la preservación de la cobertura forestal.
A este respecto, la investigadora concluye que contrarrestar el desequilibrio de la productividad forestal en Europa dependerá en gran medida de la estructura y la densidad de los bosques, la adaptación de estas poblaciones a las condiciones cambiantes y la dinámica y recurrencia de sequías y olas de calor, así como de otras perturbaciones como incendios y plagas.
"El efecto neto de este desequilibrio productivo forestal europeo en los flujos de carbono terrestre globales depende y seguirá dependiendo en gran medida de las diferencias noroeste-sudeste en las tasas de productividad forestal, reservas de carbono y resiliencia de los bosques", concluye.