Un nuevo estudio revela que el conflicto entre el hombre y la fauna salvaje es uno de los dilemas más acuciantes del planeta en materia de desarrollo humano y conservación.
La investigación, publicada en la revista Communications Biology (1), analizó 133 países en los que vivían 18 grandes carnívoros y descubrió que una persona que se dedicara a la ganadería en países en desarrollo como Kenia, Uganda o India era hasta ocho veces más vulnerable económicamente que las que vivían en economías desarrolladas como Suecia, Noruega o Estados Unidos.
"Para la mayoría de los ganaderos, el ganado representa una fuente de ingresos clave, si no la única. Cuando ese ganado se ve amenazado por grandes depredadores, puede ser económicamente devastador para ellos", afirma Duan Biggs, de la Escuela de Tierra y Sostenibilidad de la Universidad del Norte de Arizona (Estados Unidos), y autor principal del estudio. Se asoció con organizaciones de todo el mundo para llevar a cabo la investigación, con la esperanza de averiguar cómo se ve afectada la vida de quienes conviven con estos grandes animales.
Alex Braczkowski, investigador de la Universidad de Griffith (Australia) y autor principal del estudio, confirma que estos ganaderos son los más perjudicados económica y familiarmente.
"Nuestros resultados reflejan muchas de las conversaciones que están teniendo lugar actualmente en el ámbito del cambio climático, a saber, que las economías en desarrollo del Sur Global pagan el precio más alto por la conservación --prosigue--, pero en este caso en lugar de proteger los bosques y proporcionar un entorno de compensación para los grandes contaminadores, a menudo son ellos los que pagan el precio de vivir junto a especies como los leones africanos o los tigres, especies que la mayor parte del mundo ama y quiere ver conservadas".
31% menos de carne de vacuno
El estudio también descubrió que el problema se agravaba aún más en las economías en desarrollo porque los ganaderos de estas zonas producían un 31% menos de carne de vacuno por animal de media que en las economías desarrolladas.
En las zonas de ingresos más bajos, los resultados sugerían que la pérdida de una sola vaca o toro equivalía a casi 18 meses de calorías perdidas consumidas por un niño.
"Nuestra investigación demuestra la urgencia de desarrollar mecanismos como los pagos de las zonas urbanas ricas de los países ricos, donde la gente quiere que se conserven depredadores como los leones, a las comunidades rurales del Sur Global que soportan los costes y riesgos de convivir con estos animales feroces y peligrosos", destaca Biggs.
Los resultados también revelaron que el 82% del área de distribución de los carnívoros quedaba fuera de las zonas protegidas, y cinco carnívoros amenazados tienen más de un tercio de su área de distribución situada en las zonas de conflicto más sensibles desde el punto de vista económico.
El equipo de investigación cree que los resultados ponen de manifiesto la carga desigual que suponen los conflictos entre humanos y carnívoros, al tiempo que se lucha con múltiples y contradictorios objetivos de desarrollo sostenible: proteger la vida en la tierra y eliminar la pobreza y el hambre.
"Nuestro trabajo ayuda a demostrar que, para ser verdaderamente positivos con la naturaleza, debemos tener en cuenta tanto los beneficios como los costes de la vida silvestre para las personas, y garantizar que quienes soportan los costes de vivir con la vida silvestre reciban un mejor apoyo, tanto económico como de otro tipo", afirma Sophie Gilbert, coautora del estudio y responsable principal de Desarrollo del Capital Natural. "Sólo cuando la convivencia con la fauna salvaje sea estable y viable para la población local tendrá éxito la conservación de criaturas como los grandes carnívoros".
Referencias
- (1) La carga desigual del conflicto entre humanos y vida silvestre. Communications Biology.