Los biocientíficos sostienen que reforzar la protección de las zonas ya protegidas por ley o por las comunidades locales es tan decisivo para salvaguardar la biodiversidad como crear nuevas áreas protegidas, según un nuevo estudio que publican en la revista Science Advances (1).
El equipo de investigación, formado por científicos de la Universidad de Durham (Reino Unido), la Universidad Nacional de Singapur (NUS) y la Universidad de Princeton (Estados Unidos), descubrió que cerca del 70% de las aproximadamente 5.000 especies analizadas o bien no tienen representación aparente en áreas protegidas, o bien se dan en áreas protegidas que han sido degradadas, reducidas o desclasificadas, o bien serían especialmente vulnerables a la extinción por futuros cambios en el uso del suelo.
Sin embargo, si se mejora la protección de las zonas protegidas existentes y se amplían las redes de parques existentes en tan sólo el 1% de la superficie terrestre del planeta, se podrán proteger los hábitats esenciales de 1191 especies animales especialmente amenazadas de extinción.
Las zonas protegidas pueden ser vulnerables a las actividades humanas nocivas si no se vela lo suficiente por su cumplimiento o falta respaldo político a la conservación de la fauna salvaje.
Los parques pierden eficacia con su degradación
Los parques pierden eficacia en la protección de las especies cuando experimentan un proceso de degradación, reducción o desclasificación (PADDD, por sus siglas en inglés), que se produce cuando un gobierno decide dar marcha atrás en las protecciones legales que rigen un parque, disminuyendo el grado o la extensión de la protección que se le otorga.
Estos cambios podrían dar lugar a la tala de bosques para la expansión de infraestructuras, minería u otras actividades, y traducirse en la pérdida o degradación de hábitats. Según los investigadores, en 2021 se sabía que más de 278 millones de hectáreas de parques habían sido objeto acumulativamente de eventos de PADDD.
Por ejemplo, Megophrys damrei es una rana en peligro crítico que sólo se encuentra en Camboya y en ningún otro lugar del mundo. Aunque su hábitat está protegido, sigue sufriendo degradación y pérdida dentro de los límites del parque nacional y en los alrededores.
Además, la ampliación de la red de áreas protegidas podría beneficiar a especies cuyos hábitats carecen actualmente de protección suficiente. Por ejemplo, el estudio concluyó que la protección de 330 kilómetros cuadrados adicionales de paisajes naturales dentro de Indonesia salvaguardaría los hábitats adecuados de 53 especies que actualmente carecen de cobertura de áreas protegidas y tienen una superficie limitada de hábitat.
Por ejemplo, el bulbul dorado de Sangihe es una especie de ave canora en peligro crítico que sólo se encuentra en la isla de Sangihe, en Indonesia, y en ningún otro lugar del mundo. Las estimaciones sitúan la población total de la especie entre 50 y 230 individuos que quedan en un solo lugar, que no está protegido. Esta especie está ausente de las plantaciones, lo que sugiere que es una especie sensible que sólo puede prosperar en buenos bosques y que se beneficiaría de una mayor conservación.
Garantizar que las áreas protegidas sigan siendo eficaces
La doctora Rebecca Senior, de la Universidad de Durham, apunta que, "en el ámbito de la conservación hay muchos ejemplos maravillosos de personas que luchan por proteger especies, pero siempre existe el riesgo de que, cuando se pierde de vista el problema, aumente la presión y se pierda la protección que tanto ha costado conseguir. Designar parques sobre el papel no es suficiente; tienen que estar en los lugares adecuados, con la gestión adecuada, y tienen que durar", advierte.
Por su parte, el autor principal del estudio, el doctor Zeng Yiwen, de la Universidad de Nueva York, resalta que "este estudio establece una geografía de las arcas: Dónde pueden crearse nuevos parques, y dónde restaurar y reforzar los existentes, para impulsar la conservación de la vida salvaje".
"Muchos debates mundiales sobre conservación se centran, con razón, en la necesidad de crear nuevas zonas protegidas --prosigue--. Entre ellos, los debates de la conferencia sobre biodiversidad de las Naciones Unidas COP15, celebrada en diciembre de 2022, en la que se adoptó el objetivo de proteger el 30% de las tierras y mares del planeta. Pero nuestro estudio también muestra la importancia de garantizar que las áreas protegidas sigan siendo eficaces a la hora de mantener alejadas las actividades humanas perjudiciales", destaca.
Las conclusiones del nuevo estudio llegan en medio de un creciente reconocimiento de la necesidad de conservar la biodiversidad del planeta mediante la creación de nuevas áreas protegidas. En la conferencia de las Naciones Unidas sobre biodiversidad COP15 de diciembre de 2022, por ejemplo, los países acordaron el objetivo de reservar el 30% de las tierras y mares del planeta como zonas protegidas.
Las últimas investigaciones arrojan luz sobre otro aspecto importante de la conservación de la vida salvaje: garantizar que las zonas ya protegidas, o parques, sigan siendo un espacio seguro para la biodiversidad.
Referencias
- (1) Gaps and weaknesses in the global protected area network for safeguarding at-risk species. Science Advances.
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