Perseguido y casi extinguido en España, el lobo ibérico ha logrado recuperarse y expandirse, generando controversia entre ganaderos, ecologistas e instituciones. Mientras los ganaderos denuncian ataques al ganado, los ecologistas defienden su papel en el equilibrio ecológico.

Sumario

 

Las instituciones buscan conciliar la conservación con la protección de la ganadería mediante compensaciones y medidas de coexistencia. Este proceso refleja el desafío de equilibrar biodiversidad y actividad humana en el medio rural.

 

Las características del lobo ibérico

 

El lobo en España / Infografía: EA

El lobo ibérico, cuyo nombre científico es Canis lupus signatus, es una subespecie del lobo propia de la Península Ibérica, aunque bastante similar a la subespecie general.

Por sus características físicas, un ejemplar adulto de lobo ibérico puede pesar entre 30 y 50 kilos, con mayor envergadura de los machos que las hembras, y tiene una longitud total aproximada de 1,30 metros, aunque algún ejemplar pueda alcanzar un tamaño superior. La altura a la cruz alcanza los 70 centímetros, a los que habría que sumar su cabeza para obtener su alcance total.

 

Su pelaje está compuesto por tonos grises y marrones propios del lobo, aunque la subespecie ibérica presente manchas negras en la punta de la cola y la parte anterior del pecho. Estos animales también se caracterizan por poseer una cabeza grande y maciza, coronada por orejas triangulares y no excesivamente grandes, así como unos ojos amarillentos y oblicuos que le confieren su característica mirada.

 

El comportamiento del lobo

 

Los lobos suelen vivir en pequeñas manadas jerárquicas, que están compuestas por grupos de entre cinco y diez individuos, según la época del año y si hay cachorros o no. Estos lobeznos suelen llegar en camadas de entre tres y siete pequeños, que son amamantados por la hembra reproductora del grupo y, posteriormente, cuidados por el resto de la manada. Cada grupo suele permanecer en su territorio y no invaden el de otros, ya que son animales muy territoriales. Tampoco suelen interactuar con el hombre, del que prefieren mantenerse alejados.

El lobo es uno de los grandes depredadores de la Península, un carnívoro que suele alimentarse de las presas que caza, aunque en ocasiones pueda comer restos de animales ya muertos con anterioridad. La mayor parte de su dieta está compuesta por grandes mamíferos, ya sean salvajes como ciervos, corzos o jabalíes, o animales domésticos como ovejas o vacas. En una menor proporción depreda otros vertebrados de menor tamaño como conejos o ratones.

En estos hábitos alimenticios se encuentra gran parte de la polémica que envuelve en la actualidad al lobo, ya que su resurgimiento en la mayoría de la mitad norte de España ha ido aparejado a sucesivos ataques a explotaciones ganaderas, con los consiguientes daños materiales causados y las peticiones de control de la población de lobos.

 

Evolución de su distribución en España

 

El lobo es una especie que ha vivido históricamente por toda la Península Ibérica hasta inicios de siglo XX, cuando comenzó un lento deterioro de su situación. Si tomamos como referencia la década de los años cincuenta, vemos cómo todavía se encontraba presente de manera mayoritaria en toda la Cornisa Cantábrica, Castilla y León, Sistema Central, Montes de Toledo, Sierra Morena y parte de Extremadura.

Pero el intento de erradicar el lobo estuvo a punto de extinguirlo en los años setenta, tras los cuales apenas quedaban algunas poblaciones concentradas en el tercio noroeste y alguna manada aislada en Sierra Morena. La labor de educación y divulgación y la retirada de su condición de especie cinegética han permitido una progresiva recuperación, a pesar de la cual el lobo todavía sigue catalogado como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En la actualidad hay importantes poblaciones de lobo en buena parte de la Cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias y Cantabria) y por todo Castilla y León, su principal hábitat. Además de este núcleo principal, aparecen otras poblaciones dispersas por la Sierra de Guadarrama en Madrid, la Sierra de Gata en Extremadura, Sierra Morena en Andalucía y también hay alguna nueva manada presente en los Pirineos catalanes, aunque en este caso se duda si se trata de lobo ibérico o si son animales que han llegado desde suelo francés.