En cambio, la candidatura de las comarcas catalanas del Ebro fue descartada por la presencia de tres centrales nucleares (las de Ascó I y II y Vandellós II) dentro del territorio propuesto. La Unesco acordó asimismo ampliar la superficie de las ya existentes reservas andaluzas de Doñana –de 77.000 hectáreas totales a 263.500 terrestres y 4.780 marinas– y Sierra Nevada –que se mantiene en 170.000 hectáreas, pero con una nueva estructuración–. Con las nuevas incorporaciones, España cuenta ya con 42 territorios integrados en la red de Reservas de la Biosfera.
Tras dos años de proceso de tramitación, la única propuesta abiertamente rechazada de las 25 presentadas fue la de las Tierras del Ebro, un territorio que incluye desde el delta, una de las principales zonas húmedas de todo el Mediterráneo, hasta los valles del tramo final del río, que reúnen una gran cantidad de valiosos ecosistemas en los que la actividad agrícola y ganadera respeta su preservación, lo que la Unesco reconoce.
Sin embargo, "el consejo sostiene que la energía nuclear no es compatible con los principios del programa MAB", fue la respuesta oficial del organismo. El delegado del Gobierno catalán en las Tierras del Ebro, Xavier Pallarés, manifestó de inmediato la disposición de la candidatura –apoyada por decenas de instituciones, entidades económicas, sociales, culturales y ambientales de estas comarcas– a modificar el mapa del territorio presentado para excluir las zonas de las nucleares y volver a presentarse: “Nos adaptaremos para sacar adelante el proyecto”, dijo el delegado.
El programa MAB de la Unesco, con 41 años de vida, pretende promover una coexistencia armoniosa entre los entornos naturales y las actividades humanas, compatibilizar la preservación de la naturaleza y los paisajes con el desarrollo sostenible. Tras la reunión de esta semana, la lista de parajes Reserva de la Biosfera se eleva ya a 598 en 117 países. En la reunión se han incorporado por primera vez territorios de Haití, Kazajstan y Santo Tomé y Príncipe
Bosques de laurel
La isla canaria de La Gomera, de 370 quilómetros cuadrados, alberga el Parque Nacional de Garajonay, que ocupa el 10% de su territorio y conserva bosques húmedos de laurel que ya se encuentran en muy pocos lugares más del mundo. El parque había sido declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986. Ahora se le une como zona declarada de interés excepcional por el organismo internacional el resto de la superficie isleña, con una meseta central de 1.000 metros de altura surcada por profundos barrancos en la que se alternan la vegetación subtropical y los cultivos en terrazas.
Por su parte, el parque de Las Ubiñas-La Mesa, situado en Asturias, en la zona central de la Cordillera Cantábrica, tiene una superficie de más de 32.000 hectáreas de valles de alta montaña cubiertos por bosques maduros primigenios y aloja poblaciones de especies protegidas como el oso pardo cantábrico y el pájaro carpintero. Fue declarado parque natural por el gobierno asturiano en 2006.
El resto de las 20 nuevas Reservas de la Biosfera incluye los parajes de Sheka, en Etiopía; Cuenca del Dordoña, en Francia; Achanakmar-Amarkantak, en India; Wakatobi, en Indonesia; Aya, en Japón; Korgalzhyn, en Kazajastán; Isla de Príncipe, una de las que componen el archipiélago de Santo Tomé y Príncipe; Ferlo, en Senegal; y el paisaje del este del lago Vattern, en Suecia.
También se han reconocido como reservas la región transfronteriza de Polesia occidental, en Bielorrusia, Polonia y Ucrania; Sazburger Lungau y Karntner Nockberge, en Austria; Jinggangshan y Niubeiliang, ambas en China; Mura-Drava-Danubio, entre Croacia y Hungría; los Urales bachkires de Rusia y Galloway y Ayshire meridional, Reino Unido.
El organismo acordó también ampliar el territorio de algunas reservas ya existentes: es el caso de la reserva de Fray Jorge, en Chile; la reserva de las Islas y Mar de Iroise, Francia; y las ya citadas de Doñana y de Sierra Nevada, ambas en España.
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