El Día Mundial contra la Hepatitis Vírica 2024 se conmemora anualmente el 28 de julio desde 2010, destacando la importancia de combatir esta enfermedad vírica que genera alta morbilidad y mortalidad globalmente. Este día busca incrementar los esfuerzos internacionales, involucrar a autoridades y ciudadanía, y resaltar la urgencia de una respuesta global ampliada. En 2024 el lema es Es tiempo de actuar.

Sumario

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en su 63° Asamblea celebrada en 2010 el importante problema de salud pública que representa la hepatitis y declaró el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis Vírica. El objetivo es concienciar a la población e impulsar a nivel mundial todas las iniciativas y programas posibles en el ámbito sanitario en contra de esta enfermedad. Se eligió el 28 de julio por ser el día del nacimiento del doctor Baruch Blumberg, laureado con el Premio Nobel, que descubrió el virus de la hepatitis B e inventó una prueba diagnóstica y posteriormente la vacuna. El lema de este año 2024, Es tiempo de actuar, destaca la necesidad de una acción colaborativa para ampliar el acceso al diagnóstico y tratamiento en los países.

 

Cinco variantes del virus de la hepatitis

 

La hepatitis es una inflamación del hígado que puede causar una serie de problemas de salud y puede ser mortal. El hígado realiza en silencio más de 500 funciones vitales cada día para mantenernos con vida. El problema es que la infección por hepatitis vírica suele ser silenciosa y los síntomas solo aparecen cuando la enfermedad está avanzada.

Las cinco cepas principales del virus de la hepatitis son las de los tipos A, B, C, D, y E:

  • Hepatitis A (VHA): Se transmite principalmente a través del consumo de agua o alimentos contaminados con el virus, o por contacto directo con una persona infectada. Por lo general, es una enfermedad aguda pero no suele tener consecuencias graves a largo plazo. Existe una vacuna eficaz para prevenirla.
  • Hepatitis B (VHB): Se transmite por contacto con sangre, relaciones sexuales sin protección, uso compartido de agujas contaminadas, de madre a hijo durante el parto, entre otros. La hepatitis B puede ser una infección aguda o crónica. La infección crónica puede llevar a daño hepático, cirrosis y cáncer de hígado. La vacunación es la principal medida para prevenir la hepatitis B.
  • Hepatitis C (VHC): Se transmite principalmente por el contacto con sangre infectada, a menudo a través del uso compartido de agujas. También puede transmitirse por vía sexual y de madre a hijo durante el parto. La hepatitis C puede volverse crónica y causar daño hepático a lo largo del tiempo. Existen tratamientos efectivos para curar la hepatitis C.
  • Hepatitis D (VHD): Este tipo de hepatitis solo ocurre en personas que ya tienen una infección activa de hepatitis B. La coinfección de hepatitis B y D puede aumentar la gravedad del daño hepático.
  • Hepatitis E (VHE): Se transmite principalmente a través del consumo de agua contaminada, especialmente en áreas con saneamiento deficiente. Por lo general, la hepatitis E es una enfermedad aguda y autolimitada, pero puede ser más grave en mujeres embarazadas.

Aparte de las hepatitis virales, también hay otros factores que pueden causar hepatitis, como el consumo excesivo de alcohol, ciertos medicamentos, toxinas, enfermedades autoinmunes y otras infecciones virales y bacterianas.

Los síntomas comunes de la hepatitis incluyen fatiga, pérdida de apetito, dolor abdominal, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura y heces de color claro. Si se sospecha de hepatitis, es esencial buscar atención médica para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

 

El nuevo informe mundial sobre la hepatitis de 2024 indica que han aumentado las muertes por hepatitis

 

El informe mundial sobre las hepatitis de 2024 de la Organización Mundial de la Salud recientemente presentado en la Cumbre Mundial sobre las Hepatitis, que se celebró en abril en Lisboa señala un aumento en el número de decesos a consecuencia de las hepatitis víricas.

El número estimado de muertes por hepatitis víricas aumentó de 1,1 millones en 2019 a 1,3 millones en 2022. De estas, el 83% fueron causadas por la hepatitis B, y el 17% por la hepatitis C. Cada día mueren 3.500 personas en todo el mundo debido a las hepatitis B y C. La enfermedad se ha convertido en la segunda causa más común de muerte por infección a nivel global, igualando el número de muertes anuales que ocasiona la tuberculosis y situándose como una de las causas predominantes de mortalidad infecciosa.

Se trata del primer informe consolidado sobre la epidemiología de las hepatitis virales, que incluye datos sobre cobertura asistencial y acceso a medicamentos. Recopila información de 187 países, esboza perspectivas regionales y medidas prácticas para su tratamiento, insistiendo en la importancia de aprovechar las lecciones aprendidas de la respuesta a la covid-19.

El informe señala que, a pesar del avance en herramientas para el diagnóstico y tratamiento, así como la reducción en los costos de estos servicios, las cifras de acceso a pruebas diagnósticas y tratamientos se han mantenido estables sin mostrar un progreso significativo.

De acuerdo con las cifras recientes de la OMS, en 2022, unos 254 millones de personas padecían hepatitis B y otros 50 millones tenían hepatitis C. La mayor parte de los casos crónicos de infección por los virus de hepatitis B y C se presentaban en individuos entre 30 y 54 años, representando el 12% a aquellos menores de 18 años. Además, los hombres constituían el 58% del total de casos.

Las últimas estimaciones señalan una ligera reducción en la incidencia comparado con el año 2019, sin embargo, la tasa general de hepatitis viral aún es considerablemente alta. Se registraron 2,2 millones de nuevas infecciones por hepatitis en 2022, una disminución en comparación con los 2,5 millones reportados en 2019.

Estas cifras incluyen aproximadamente 1,2 millones de nuevos casos de hepatitis B y casi 1 millón de nuevos casos de hepatitis C, traduciéndose esto en más de 6.000 nuevas infecciones diarias por los virus de las hepatitis.

Las estadísticas ajustadas son el resultado de la mejora en la recolección de datos de encuestas nacionales de prevalencia y sugieren que políticas de prevención como la vacunación y prácticas de inyecciones seguras, además de un mayor acceso al tratamiento contra la hepatitis C, están ayudando a disminuir la incidencia de estas enfermedades.

 

Avances y deficiencias globales en identificación y gestión de la hepatitis

 

Para finales de 2022, solo un 13% de los individuos con hepatitis B crónica había sido diagnosticado y cerca del 3% (7 millones) recibió tratamiento antivírico. Respecto a la hepatitis C, el 36% habían sido diagnosticados y el 20% (12,5 millones) habían obtenido terapia curativa.

Estos números no alcanzan las metas globales propuestas para atender al 80% de las personas con hepatitis B y C crónicas para el año 2030. A pesar de esto, reflejan un incremento moderado y sostenido en el alcance del diagnóstico y tratamiento desde la última medición reportada en 2019, donde el diagnóstico de hepatitis B pasó de un 10% a un 13%, y el tratamiento de un 2% a un 3%. Asimismo, el diagnóstico de hepatitis C subió de un 21% a un 36%, y su tratamiento de un 13% a un 20%.

 

Es necesario acabar con el estigma y la discriminación

 

Además, para completar este estudio, la Alianza Mundial contra la Hepatitis (AMS) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha realizado la primera encuesta sobre el estigma y la discriminación relacionados con la hepatitis que se realiza en la región europea, con la aportación de diversos países y de personas que han vivido la enfermedad. La eliminación del estigma que rodea a la hepatitis mediante la introducción de políticas y cambios estructurales es un "factor clave" para la eliminación de la hepatitis, según la Organización.

 

Reducir un 65% las de defunciones y un 90% las infecciones antes de 2030

 

La Organización Mundial de la Salud ha establecido un ambicioso plan para la eliminación de la hepatitis como un problema de salud pública para el año 2030. Esta meta se basa en el marco del "Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Hepatitis Virales". Según la OMS de aquí a 2030 se podrían prevenir unos 4,5 millones de defunciones prematuras en países de ingresos bajos y medianos, mediante vacunación, pruebas de diagnóstico, medicamentos y campañas de educación. La estrategia mundial aprobada por todos los estados miembros se planteó para reducir en un 90% las nuevas infecciones y en un 65% las defunciones por hepatitis.

Para lograr esto, se plantea trabajar en los siguientes objetivos:

  • Reducción de la incidencia de nuevas infecciones por hepatitis B y C: Se busca implementar estrategias preventivas, como promover el uso de agujas y jeringas estériles, fomentar el uso de preservativos en relaciones sexuales y mejorar las prácticas de atención médica para prevenir la propagación de la infección.
  • Aumento del acceso a pruebas de detección y diagnóstico temprano: Se pretende ampliar las capacidades de diagnóstico y facilitar el acceso a pruebas de detección de hepatitis B y C para que las personas puedan conocer su estado serológico y recibir atención médica temprana si es necesario.
  • Mejora del acceso al tratamiento: El objetivo es garantizar que las personas diagnosticadas con hepatitis B y C tengan acceso a tratamientos efectivos y asequibles para evitar que la enfermedad progrese y reducir el riesgo de complicaciones, como la cirrosis y el cáncer de hígado.
  • Reducción de la mortalidad por hepatitis B y C: Se busca disminuir significativamente las muertes relacionadas con estas hepatitis mediante la prevención de nuevas infecciones, la detección temprana y el tratamiento oportuno.
  • Eliminación de la transmisión de hepatitis B de madre a hijo: Se plantea prevenir la transmisión de la hepatitis B de madre a hijo mediante la administración de la vacuna y la inmunoglobulina específica al recién nacido.