La empresa china de biotecnología CanSino Biologics ha informado hoy, en una declaración enviada a la a bolsa de Hong Kong, que la Comisión Militar Central de China ha dado el visto bueno para que el ejército inyecte a los militares del país con Ad5-nCoV, el principal candidato a vacuna contra la COVID-19 de la firma, desarrollado junto a la Academia de Ciencias Militares, por un período de un año, según informa la revista Fortune.
La Ad5-nCoV, que se basa en un adenovirus del resfriado, es una de las ocho vacunas candidatas de China aprobadas para ensayos en humanos en el país y en el extranjero para la enfermedad causada por el coronavirus. También tiene aprobación para estos ensayos en Canadá.
Los primeros datos de esta vacuna fueron publicados a finales de mayo en un estudio revisado por pares en la revista The Lancet. Los autores indicaron que habían logrado resultados prometedores en fase I de su vacuna con 108 adultos sanos, tras 28 días de ensayos. También señalaron que era segura, bien tolerada y capaz de generar una respuesta inmunitaria contra el SARS-CoV-2 en humanos. En principio, los resultados finales iban a ser evaluados en seis meses.
En la declaración enviada hoy, el Presidente de CanSino Biologics, Yu Xuefeng, ha señalado que los ensayos clínicos de fase I y II del candidato a la vacuna han demostrado un “buen perfil de seguridad y altos niveles de respuesta inmunitaria en los pacientes”. Pero ha advertido que “los ensayos solo muestran que la vacuna tiene el potencial de prevenir la COVID-19 y que su autorización para ser probada en militares no garantiza que vaya a ser aprobada para un uso comercial más amplio en el futuro”.
Por su parte, Reuters señala que la empresa “se ha negado a revelar si la inoculación del candidato de vacuna [a los militares] es obligatoria u opcional, citando secretos comerciales”, en un correo electrónico enviado a esta agencia de noticias.
Secretismo, dudas y riesgo
En este sentido, tal y como comenta a SINC Mercedes Jiménez Sarmiento, bioquímica de Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB–CSIC), “el hecho de que el candidato a vacuna se esté desarrollando en colaboración con la Academia de Ciencias Militares, podría explicar también ese secretismo”.
Jiménez Sarmiento señala que en el estudio de The Lancet mencionado se mostraron “datos cuantitativos de efectividad y seguridad de este candidato a vacuna en un número de individuos acorde con la fase I y se anunció el paso a la fase II”.
La investigadora subraya que "plantear una vacunación a gran escala antes de estudiar los efectos en un número de voluntarios suficientes [miles], que es lo que se requiere en la fase III, parece arriesgado".
Además, señala que “es preocupante que no se revele si la vacunación va a ser o no opcional, ya que es requisito necesario que sea voluntaria e informada”, concluye.
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