El cáncer colorrectal es uno de los tipos de cáncer con mayor incidencia en la población general. En 2021, se diagnosticaron más de 43.000 casos nuevos en España.

Entre los posibles factores de riesgo asociados, hay algunos como el estilo de vida (y más concretamente la dieta) que se pueden modificar para prevenir su desarrollo. Hoy los abordamos con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Colon.

Diferentes estudios han descrito una mayor incidencia en el desarrollo de esta enfermedad con la ingesta de dietas que incluyen un elevado consumo de alimentos cárnicos ultraprocesados y carne roja. Entre estos se incluyen, por ejemplo, las salchichas, las hamburguesas, los embutidos y las carnes de naturaleza grasa.

De igual manera, el consumo de azúcares y cereales refinados (arroz blanco, harinas blancas, productos de bollería industrial, galletas, etc.) también se ha asociado con el desarrollo de este tipo de cáncer. Lo mismo sucede con una ingesta reducida de pescado (especialmente el pescado azul) y de fibra procedente de alimentos de origen vegetal (verduras, hortaliza, frutas, legumbres).

 

Microbiota, alimentación y cáncer colorrectal

 

Para explicar tales relaciones debemos hablar de la microbiota intestinal. Se trata de un ecosistema metabólicamente activo que participa en la producción de diferentes metabolitos (vitaminas, ácidos grasos de cadena corta, etc.) esenciales para el organismo. También es fundamental para la prevención de la infección por patógenos y la correcta activación del sistema inmunitario.

Estudios previos han puesto de manifiesto que la dieta influye en el mantenimiento del equilibrio de estos microorganismos. Una dieta poco saludable, rica en grasas, productos cárnicos ultraprocesados y azúcares, rompe este equilibrio. Provoca así una situación conocida como disbiosis intestinal. Un problema que puede promover la aparición de enfermedades como el cáncer colorrectal.

Las bacterias de la microbiota intestinal, al igual que cualquier otro ser vivo, tienen sus preferencias en lo que al hábitat se refiere. Aquellas que pueden ser perjudiciales prefieren los alimentos ricos en grasa y los procesados cárnicos. Al metabolizarlos, provocan un aumento en la cantidad de amoniaco y ácido sulfhídrico en el intestino y un aumento de la permeabilidad intestinal al degradar su capa protectora.

Una microbiota alterada puede ser procarcinogénica porque produce ácidos biliares secundarios que pueden dañar el ADN. También pueden aumentar el estrés oxidativo, alterar el metabolismo del huésped y promover un microambiente proinflamatorio local.

A su vez, ciertos aditivos conservantes de los productos cárnicos ultraprocesados, como los sulfitos y sulfatos, también son metabolizados por las bacterias del colon. De esta forma, producen sulfuro de hidrógeno, que puede promover la carcinogénesis por diferentes mecanismos.

Frente a estos alimentos perjudiciales, hay sustancias naturales que reducen considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer de colon cuando forman parte de nuestra dieta habitual.

 

Fibra

 

Diversos estudios han demostrado que la ingesta de fibra se asocia con un menor riesgo de desarrollo de cáncer colorrectal y con una mayor supervivencia de los pacientes.

Una dieta rica en fibra produce un aumento de bacterias fermentadoras de fibra y productoras de ácidos grasos de cadena corta, que tienen efectos antiinflamatorios y anticancerígenos.

Uno de estos ácidos grasos, el butirato, es una fuente primaria de energía para las células del colon, pero inhibe el crecimiento de células tumorales en el epitelio intestinal.

 

Ácidos grasos poliinsaturados

 

La ingesta de ácidos grasos poliinsaturados, ya sea por consumo de pescado o productos de origen vegetal como semillas de lino molido o nueces, está asociada también a un mejor pronóstico de pacientes con cáncer colorrectal durante su tratamiento.

Así lo evidencian diversas investigaciones que muestran que los ácidos grasos omega-3 son capaces de reducir la disbiosis intestinal, promover el crecimiento de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta, ejercer efectos antiinflamatorios y reducir la proliferación de células cancerosas.

Además, existen estudios clínicos que demuestran una menor incidencia de esta enfermedad en individuos que siguen una dieta vegetariana o tienen un consumo de pescado de acuerdo con las recomendaciones.

 

Polifenoles

 

Los polifenoles son compuestos naturales presentes en una gran variedad de alimentos (café, té, frutas y vegetales). A los presentes en las frutas como los arándanos o la uva roja y en el cacao (antocianinas y taninos) se les atribuye un efecto antitumoral.

Otros como el flavonol, que se encuentra en altas concentraciones en cebollas y manzanas, afectan a las células cancerígenas del colon inhibiendo su proliferación e induciendo su muerte.

La combinación de la curcumina y el resveratrol también tiene un efecto inhibidor del crecimiento de las células del cáncer. Por tanto, la inclusión de alimentos ricos en polifenoles en la dieta es recomendable para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

No obstante, aún es necesario hacer más ensayos clínicos para evaluar el potencial antitumoral de las dosis reales de polifenoles contenidos en la dieta.

 

Probióticos

 

Los probióticos son productos compuestos por microorganismos vivos a los que se atribuyen beneficios para la salud. Su consumo mejora y enriquece la microbiota intestinal beneficiosa y reduce la producción de compuestos cancerígenos de origen bacteriano. Además, tienen efectos positivos sobre el sistema inmunitario y la función de la barrera intestinal.

Se ha comprobado que el uso adyuvante de probióticos en la práctica clínica reduce algunos efectos secundarios asociados al tratamiento con radioterapia de pacientes con cáncer de colon, como la diarrea.

No obstante, no todos estos productos tienen el mismo efecto. Su impacto dependerá de la cepa bacteriana, de la dosis consumida y la duración del consumo. Por ejemplo, se ha demostrado que las bifidobacterias disminuyen la disbiosis en personas con esta enfermedad y que los lactobacilos son capaces de prevenir su progresión.

En conclusión, una dieta apropiada debe incluir productos vegetales frescos con alto contenido en fibra y componentes naturales bioactivos. También ácidos grasos poliinsaturados procedentes de pescado, frutos secos o semillas. Como último complemento, y no menos importante, debería incluir probióticos.

Estas pautas favorecen el enriquecimiento de una microbiota intestinal sana y contribuyen a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de colon y a aumentar la supervivencia de los pacientes.

Maria Antonia Martinez SanchezAntonio J. Ruiz AlcarazBruno Ramos Molina, Universidad de Murcia y María Isabel Queipo Ortuño, Universidad de Málaga