Nos encontramos en un mundo que está cada vez más expuesto a riesgos y peligros. Ante ello, la comunidad científica no siempre tiene la certeza de cómo actuar. El último de esos riesgos o peligros es la denominada viruela símica. Analicemos cómo se han gestionado los riesgos en el ámbito internacional en una situación que, cómo se verá, no cuenta con consenso en el conocimiento experto sanitario.
¿Qué se entiende por riesgos y peligros?
Se entiende por riesgo los efectos no deseados que tienen su origen en la acción humana. Como señalaba el sociólogo Niklas Luhmann (1927- 1998), los riesgos tienen su origen en decisiones humanas y, por lo tanto, son identificables. En eso difieren de los peligros, que tienen su origen en causas externas y ambientales.
En el caso de la viruela símica nos encontramos ante un peligro que, por la acción humana, se puede convertir en riesgo. Por esa razón la OMS la declaró como una “emergencia de salud pública de importancia internacional” (PHEIC, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, ¿qué se entiende por emergencia de salud pública de importancia internacional? ¿Bajo qué procedimiento se decide el umbral de riesgo a partir del cual es necesaria esa acción inmediata por parte de todos los países?
¿Cómo se declara una emergencia de salud pública de importancia internacional?
Se considera como un evento extraordinario aquel que, de conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional de 2005:
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Constituye un riesgo para la salud pública de otros estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad.
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Podría exigir una respuesta internacional coordinada.
Por otro lado, respecto al procedimiento, el mencionado reglamento prevé la existencia de un comité de Emergencias. Este está formado por expertos elegidos por el Director General de la OMS y le asesorarán sobre la idoneidad de declarar un evento como PHEIC.
Los criterios bajo los que se decide el umbral del riesgo sanitario (art. 12) son los siguientes:
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La información proporcionada por el Estado parte.
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La opinión del comité de Emergencias.
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Los principios científicos, así como las pruebas científicas disponibles.
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Una evaluación del riesgo para la salud humana, la propagación internacional de la enfermedad y de las trabas para el tráfico internacional.
De acuerdo con la declaración del director general de la OMS del 23 de julio de 2022, se cumplen todos los criterios para declarar la viruela símica como emergencia de salud pública de importancia internacional.
Sin embargo, la gestión de este peligro merece algunos comentarios.
¿Se dan los elementos necesarios para declarar la viruela símica como PHEIC?
1. Todos los miembros y asesores del comité de Emergencias guardan relación con el ámbito científico.
En estos casos, sin menoscabo de la importancia de la doxa científica, podría sostenerse la importancia de la entrada de expertos de otros ámbitos. Aunque tiene una gran vertiente científica, la gestión de riesgos implica una respuesta interdisciplinar con otros actores sociales, como la economía, el derecho y la ética.
La técnica científica es indispensable, pero nada puede decir, al menos nada científico, acerca de otros ámbitos sociales que están en juego durante la gestión de riesgos. Entre las recomendaciones que se mencionan en la declaración de emergencia de la viruela símica está la “no estigmatización del grupo” sobre el que está focalizada la transmisión. Esto guarda relación con ámbitos fuera del saber científico-experimental.
En ese sentido, Leon Gordis (1934-2015), probablemente uno de los epidemiólogos más respetado de las últimas décadas, autor de un manual básico de esta disciplina, afirmaba:
“La epidemiología, junto con otras disciplinas, puede proporcionar muchos de los datos científicos que son relevantes para cuestiones de riesgo y prevención. Sin embargo, la decisión final sobre iniciar un programa de prevención estará principalmente determinada por consideraciones políticas y económicas, así como por los valores de la sociedad”.
2. El director general de la OMS, Tedros Adhanom, justifica la concurrencia de todos los criterios para declarar la situación como PHEIC.
Sin embargo, a primera vista, la justificación del segundo criterio, que es la opinión del Comité de Emergencias, es insuficiente.
De la declaración del director general se puede deducir que el comité de Emergencias no llegó a un consenso, y ello le obligó a optar por su propio criterio. De la redacción del Reglamento Sanitario Internacional no se deduce que sea necesario el consenso del comité para declarar una emergencia sanitaria como internacional y se afirma que se tendrá en cuenta “la opinión del Comité de Emergencias”.
Ahora bien, si bien es cierto que esta opinión del comité no es vinculante para el director, también hay que considerar que, en realidad, la mayoría del comité se mostró en contra de declarar la viruela símica como emergencia sanitaria internacional.
De esta forma, el umbral de riesgo a asumir y, por ende, la declaración de la emergencia sanitaria internacional fue determinada únicamente por el director general de la OMS. Esta realidad puede suscitar controversia. ¿Cuáles fueron exactamente los criterios que fueron determinantes para tomar esta medida epidemiológica extrema? ¿Deben considerarse razones metasanitarias a la hora de fijar el umbral de riesgo admisible?
En conclusión, del análisis de la información expuesta en este artículo hay que considerar atentamente tres interrogantes:
¿No parece que, desvestido del consenso científico, la decisión ha sido principalmente política?
Respecto a la gestión del riesgo, ¿no debería darse la entrada a expertos de otros ámbitos?
¿No es demasiado inconsistente el proceso mediante el que se decide el umbral de riesgo?
De modo paradójico, el análisis de la gestión de los riesgos en la viruela símica, lejos de darnos certidumbres, puede suscitar nuevas incógnitas.