Habitualmente se habla de la importancia de los omega-3 y de los omega-6, pero muchas personas no saben lo que son, ni para qué son importantes, ni de dónde se encuentran o qué hacen. En concreto, se tratan de unas familias de ácidos grasos que son esenciales, y que sólo llegan al cuerpo por la dieta.
"Son poliinsaturados, lo que significa que entre sus dos cadenas de carbono hay más de un enlace doble y, el número 3 o el número 6, se deben a la posición del primer carbono que tiene el enlace doble", explica a Infosalus la doctora Amalia Paniagua Ruiz, endocrina del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid.
Según destaca, son necesarios porque son imprescindibles para las funciones esenciales del organismo, para el desarrollo del sistema nervioso. En concreto, señala que el ácido omega-3 es fundamental para el desarrollo ocular del feto, y para el desarrollo cognitivo de niñas y niños, mientras que los omega-6 estimulan el crecimiento del pelo y de la piel, y favorecen la salud ósea y reproductiva, por ejemplo.
Embarazo, la lactancia o la primera infancia.
Asimismo, la experta resalta que ambos intervienen en el desarrollo neurológico, y por eso es importante mantener un aporte correcto en etapas básicas de la vida, como son el embarazo, la lactancia o la primera infancia.
Además, Paniagua subraya que ambas familias de ácidos grasos esenciales tienen un papel regulador de la inflamación: Mientras que los omega-3 siempre tienen propiedades antiinflamatorias, beneficiosas siempre, los omega-6 no, y los más comunes son proinflamatorios.
Dónde se encuentran
Pero, ¿dónde se encuentran? La endocrina del Hospital Rey Juan Carlos de Madrid matiza que entre los omega-3 hay varios tipos, y los principales son de cadena corta, como el linolénico, que proceden de nueces, de algunas semillas como el lino y la calabaza, y de algunos aceites vegetales como el de girasol y el de onagra. "Pero la principal fuente de omega-3, los ácidos E-PA y DHA, se encuentran en el pescado azul (salmón, sardina, atún, boquerón, caballa, trucha, marisco, o algas, por ejemplo)", precisa.
Mientras, señala que entre los omega-6 hay varios tipos y, principalmente dos: Primero, el linoleico, que procede de aceites vegetales también, como son la soja, el maíz, el cacahuete y el girasol, y que se emplea mucho en alimentos procesados y en la industria alimentaria. El otro omega 6 más importante es el araquidónico, que procede de la grasa de carnes y embutidos.
Los omega-3, los preferidos para proteger nuestra salud
"Los ácidos grasos omega-3 son los preferidos a la hora de proteger nuestra salud. Por ello se aconseja ingerir de dos a tres raciones de pescado azul por semana. En caso de que no nos guste el pescado conviene buscar otras fuentes, sobre todo en las etapas antes mencionadas del embarazo, lactancia y crecimiento, y habría que tirar de sustancias enriquecidas en omega-3, tales como la leche, el queso y la margarina enriquecidas en este ácido graso", añade.
A su juicio, lo importante no es tanto el omega-6 en sí, o la cantidad de omega-3 en sí, sino el equilibrio entre la cantidad que ingerimos de ambos. "Si la cantidad de omega-6 está muy por encima de cinco veces la cantidad de omega-3 es perjudicial para la salud. Si está por debajo es beneficioso para la salud. Este punto es muy importante", destaca la experta del Hospital Rey Juan Carlos.
Se sabe que en las dietas modernas, como en la americana, la proporción es 30 de omega-6 frente a 1 de omega-3, según advierte. "Este desequilibrio favorece la inflamación crónica, que es la base de que aparezca la epidemia de las enfermedades modernas, como son la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, y las enfermedades autoinmunes. Por eso es muy importante ingerir más omega-3 que omega-6 y mantener las proporciones antes mencionadas", resalta Paniagua.
De hecho, indica que los omega-3 también se han hecho famosos por su papel protector en las enfermedades cardiovasculares, por ese poder antiinflamatorio. "Nadie asocia que la enfermedad cardiovascular tenga como causa una inflamación crónica y sí que la tiene. También el E-PA y el HDA reducen triglicéridos, aumentan el colesterol bueno, tienen un efecto vasodilatador, y aumentan la elasticidad de la pared de las arterias, por lo que previenen de la hipertensión", agrega.
Por otro lado, la doctora Paniagua insiste en que los omega-6 benefician regulando las funciones vitales, la salud reproductiva, el desarrollo neurológico y la salud ósea, y algunos de los ácidos grasos omega-6 tienen también propiedades antiinflamatorias, aunque la gran mayoría son proinflamatorias, y pueden beneficiar frente a la respuesta de una infección. "Pero de manera mantenida a la larga acaban siendo perjudiciales", precisa, por ello, aboga por que el consumo de omega-3 se aumente, sea el que predomine, y se reduzca el de los omega-6.
Finalmente, la endocrina llama la atención sobre el hecho de que sobre los ácidos grasos omega-6 no existan suplementos farmacológicos, como sí los hay de los omega-3, puesto que es muy fácil obtenerlos a partir de la dieta. "Sin embargo de los omega-3 sí hay suplementos porque no suele gustar el pescado", sentencia.
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