Algo inevitable, mal que nos pese, es coger kilos conforme vamos ganando años y, no solo eso, también es más difícil perderlos conforme vamos ganando años. Esto se debe a diversos factores que a lo largo de este texto vamos a contarte con la ayuda de dos sociedades científicas.
Lo primero que hay que tener en cuenta en este sentido, según advierte la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), es que mantener o variar el peso corporal depende del balance entre la energía que ingresamos con los alimentos y bebidas, y la energía que gastamos en mantener las funciones vitales básicas (gasto energético basal), así como en realizar la digestión de los alimentos y con la actividad física que hacemos. "Si el balance es positivo, ganaremos peso; si es equilibrado, mantendremos el peso; y si es negativo, perderemos peso", precisa.
"Si con el paso de los años no reducimos nuestra ingesta calórica o no aumentamos nuestra actividad física existirá un aumento de peso gradual. Por ejemplo un sujeto que con 30 años come de una forma y hace una determinada actividad física y no engorda, si con 55 años sigue con sus mismos hábitos de forma idéntica aumentará de peso", advierte en este sentido el doctor Francisco J. Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
En una entrevista el también investigador del CIBERobn explica que nuestro gasto diario de energía se reduce entre un 5 y 10 % cada década que envejecemos. "Esto ocurre por muchos motivos, entre ellos que reducimos la actividad física y que disminuye nuestra cantidad de músculo. Esto hace también que se gaste menos energía. Por otro lado, a medida que nos hacemos mayores se produce una disminución significativa de muchas hormonas, incluyendo la hormona del crecimiento, los estrógenos, la progesterona, la testosterona y las hormonas tiroideas que también favorece la obesidad", mantiene el experto.
Pérdida de masa muscular
En concreto, cita que a partir de los 30 empieza a perderse masa muscular de forma natural, siendo la temporada entre los 0 y los 30 años es donde el consumo energético es mayor y a partir de los 30 va reduciéndose de forma gradual.
Desde la SEEN añaden en este punto que el gasto energético a la hora de realizar las funciones básicas del organismo depende de diversos factores, entre los que está la edad: "Una vez que cesa el crecimiento, el gasto energético en reposo disminuye aproximadamente un 5% por cada década y, a partir de los 50 años, aproximadamente un 10% por cada década. Por lo tanto, cuando se es más joven, es más fácil perder peso porque nuestro gasto energético en reposo es mayor".
A partir de la madurez, la entidad científica dice que el consumo de energía basal (gasto energético en reposo) por parte del cuerpo disminuye y, por tanto, consumiendo la misma cantidad de alimento (las mismas calorías) se tiene una mayor tendencia al almacenamiento. "Este descenso del gasto de energía se relaciona con distintos factores metabólicos y hormonales que son variables en función del sexo", apostilla.
A su vez, la SEEN hace referencia al papel de las hormonas sexuales, que incrementan el gasto energético en reposo y, en concreto, más los andrógenos que los estrógenos. "Por ello, un varón de una determinada edad, altura y peso tiene en torno a un 10% más de gasto energético en reposo que una mujer de la misma edad, altura y peso. Cuando se produce un déficit de hormonas sexuales, como en la menopausia, pero también en varones por la edad o tras algunos tratamientos (por ejemplo, para el cáncer de próstata), disminuye el gasto energético en reposo y es más probable que el balance energético sea positivo y se gane peso si no se modifican los hábitos de alimentación y de actividad física", agrega.
Por otro lado, mantiene que al aumentar la edad, el deterioro que se produce a nivel musculoesquelético y el aumento de los hábitos sedentarios pueden dar lugar a una disminución paulatina de la actividad física, lo que produce un menor gasto de energía. "No olvidemos también que, a veces, el paso de los años produce alteraciones o enfermedades que limitan la realización de ejercicio físico", avisa.
Por qué es más difícil perder peso
Sobre por qué con la edad es también más difícil quitarnos esos kilos de más, el doctor Tinahones sostiene que al gastar menos calorías nuestro organismo tendremos que hacer dietas más restrictivas para perder peso que cuando éramos jóvenes.
"Una dieta de 1.500 kilocalorías puede provocar un descenso de peso de 4-5 kilos en un mes en un sujeto de 20 años. El descenso es bastante menor en ese mismo sujeto con 50 años, ya que la energía que gasta su organismo es muy inferior con 50 años. Pero en clínica vemos cómo sujetos con edades avanzadas, si se lo toman en serio, consiguen también pérdidas de peso ostensible, pero cuesta más trabajo sin duda", reconoce el presidente de la SEEDO.
Claves para evitar ganar peso con la edad
Con todo ello, desde la Sociedad Española de Endocrinología aportan los siguientes consejos para hacer frente a la ganancia de peso con la edad:
1.- Ante todo, hay que intentar evitar ganancias de peso significativas conforme nos vamos haciendo mayores porque dispondremos de menos herramientas (la actividad física a poder realizar, los niveles de hormonas, etc.) para poder contrarrestar los cambios que se producen a nivel del metabolismo basal.
2.- Es fundamental la prevención mediante el mantenimiento de una dieta saludable y de una actividad física adecuada desde edades tempranas. Cabe destacar que las poblaciones cuyos individuos presentan pesos normales (ajustado por la talla, lo que denominamos índice de masa corporal normal: peso en kg dividido por la talla en metros al cuadrado) son más longevas.
3.- Así, lo más importante es llevar un estilo de vida saludable, tengamos sobrepeso, obesidad o no. Es decir, no hay que esperar a tener un exceso de peso o un problema evidente de salud para hacer cambios en nuestros hábitos alimentarios y estilo de vida.
4.- Además, no hay que plantearse mañana será otro día porque, aunque nunca es tarde para empezar, cuanto más tiempo pase nos va a costar más. Realmente es más complicado perder peso cuanto mayor eres. Como en los mayores disminuye el gasto energético en reposo, deberemos reducir más que en los jóvenes la ingesta calórica en nuestra alimentación, e incrementar en la medida de lo que se pueda la actividad física para lograr un balance energético negativo.
5.- No obstante, no hay que olvidar que la realización de una restricción calórica sin un control médico adecuado puede ser perjudicial para la salud, y más a mayor edad.
6.- En relación con la alimentación a seguir, lo aconsejable es tomar como referencia las recomendaciones de la dieta mediterránea. Una dieta que incluya principalmente alimentos de origen vegetal, frutas, verduras, legumbres, frutos secos y harinas integrales de cereales, lácteos desnatados, mejor pescado que carne (y dentro de las carnes, mejor las que tienen menos grasa) y aceite de oliva como principal fuente de grasa. Todo ello con unos hábitos también saludables, como un reparto de la ingesta en cuatro o cinco comidas al día y hacer ejercicio físico de manera regular.
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