Admitámoslo: las enfermedades no afectan a todas las personas por igual. La clase social, el nivel adquisitivo o el contexto medioambiental donde nos ubiquemos son factores determinantes en la transmisión de las enfermedades epidémicas. Y la Covid no es ni mucho menos una excepción.

Para hacer referencia a la coexistencia de distintos problemas de salud vinculados a un grupo social, producto del contexto socioeconómico en el que se adscriben, en los años 90 surgió el concepto de Sindemia. Un término en el que confluyen los conceptos ingleses de Sinergy y Epidemic, y que podría traducirse como “actuación conjunta de epidemias”.

El abordaje de las enfermedades desde esta perspectiva antropológica e integradora permite explicar la interacción existente entre lo social y lo biológico. Saca a relucir que factores como la calidad de vida, las prácticas culturales, el nivel de estudios, las características ambientales, el lugar de residencia y el nivel de ingresos, entre otros, son determinantes a la hora de enfermar.

En general, los grupos sociales más desfavorecidos, serán los que sufran mayores inequidades en el acceso a los recursos y, por lo tanto, serán los más vulnerables a la enfermedad. Las afecciones previas que estas personas puedan presentar, a su vez, pueden provocar mayor susceptibilidad al contagio de la covid-19 o aumentar las complicaciones derivadas en el desarrollo de la enfermedad.

 

Evitar el contagio no sólo es cuestión de voluntad individual

 

¿Es cada persona responsable última de enfermar de covid-19 por su estilo de vida? Por supuesto que no. Existen una serie de factores estructurales que tienen que ver con el contexto político, ideológico, social y económico de un determinado país, que no están en manos de los individuos.

Las políticas sociales, los sistemas de protección social, los modelos de gestión de los sistemas de sistemas de salud, así como las estrategias en el abordaje de prevención en salud pública serán especialmente claves a la hora de amortiguar el impacto del virus en la población.

La crisis de la COVID-19 ha puesto en evidencia el modelo social de convivencia, la estructura y la estratificación social existente en los distintos países y sus fatales consecuencias.

A continuación, se indican los factores a nivel macro y micro que inciden en la salud-enfermedad que determinan el impacto de la epidemia en un territorio y sus efectos en las personas a nivel de prevención, transmisión y tratamiento:

Factores genéticos:

  • ADN y predisposición o no hacia la enfermedad.

Factores sanitarios:

  • Políticas de Salud Pública y Sistema Sanitario (Gestión Sanitaria, Programas de prevención en salud).

  • Personal y recursos sanitarios.

  • Enfermedades previas, salud mental, discapacidad, etc.

Vivienda:

  • Densidad de población.

  • Condiciones de confort/salubridad de las viviendas.

  • Características de la vivienda ( hacinamiento, metros cuadrados, zonas ajardinadas, luz solar, etc.).

Nutrición:

  • Acceso a los alimentos.

  • Consumo equilibrado de nutrientes.

  • Dietas insalubres generadoras de enfermedades como la hipertensión, diabetes, obesidad, enfermedades coronarias, etc.

Empleo:

  • Políticas de empleo.

  • Desempleo.

  • Flexibilidad laboral/ Trabajo en remoto. Permite el distanciamiento social y disminuye el riesgo de contagio ocasionado en los desplazamientos en el transporte público al puesto de trabajo.

  • Condiciones de prevención y seguridad laboral.

Factores económicos:

  • Estabilidad económica del país.

  • Seguros médicos privados.

  • Adquisición de mascarillas FFP2, o quirúrgicas de un solo uso.

  • Compra de dispositivos de profilaxis como: rayos ultravioletas, filtros de ozono, etc. que purifican el aire o filtran bacterias y virus.

  • Pruebas de PCR para poder realizar desplazamientos a países que lo requirieran.

  • Dispositivos de conexión a internet que eviten brecha digital.

Factores culturales y de estilo de vida:

  • Patrones de conducta que influyen en la percepción de la enfermedad y comportamientos de riesgo o de cuidado.

  • Hábitos de salud e higiene.

  • Deporte y actividad física.

  • Prácticas culturales de los grupos étnicos.

Factores econólogicos:

  • Medio ambiente.

  • Contaminación.

  • Zonas degradadas.

 

Estrategias para un abordaje sindémico de las enfermedades

 

Por todo ello, se requiere con cierta urgencia un cambio de paradigma para el abordaje de los problemas de salud en general y de las epidemias en particular. Necesitamos una visión más amplia e integradora que sume los análisis demográficos y epidemiológicos con las dimensiones sociales de los marcos de transmisión y prevalencia de las enfermedades.

Como se ha podido constatar, evitar la propagación del virus de la covid-19 no sólo es cuestión de voluntad individual, sino también de responsabilidad pública. Por lo tanto, no pueden darse únicamente respuestas sanitarias a problemas que tienen un componente social.

Un abordaje de la salud-enfermedad en términos sindémicos debería tener en cuenta las siguientes premisas:

  • Diseño globales de políticas y programas para reducir y/o eliminar las desigualdades fomentando la cooperación mundial.

  • Análisis de las estructuras que hace que las personas con menos recursos enfermen más y más gravemente.

  • Abordaje de la cronicidad en determinados grupos sociales.

  • Educación en salud.

  • No sólo soluciones biomédicas.

  • Creación de equipos interdisciplinares en el abordaje de la prevención en salud incluyendo a profesionales del trabajo social, la nutrición, la educación, el empleo, la vivienda, etc.