La vuelta a la rutina tras el período de descanso, la disminución de horas de luz solar, y el cambio de clima pueden ser algunas de las causas de lo que conocemos como astenia otoñal. Estar más cansado de lo habitual, triste, irritable o comer de más a veces pueden ser síntomas de ello.
Según afirma la psicóloga de Quirónprevención Victoria Fernández Petrini, durante una entrevista con Infosalus, la disminución de la luz y la bajada de temperaturas tienen un efecto sobre nuestros biorritmos, modificaciones en el ciclo sueño-vigilia y del metabolismo, y esto acaba teniendo un efecto sobre el estado de ánimo debido a cambios en las secreciones hormonales. Así, detalla que, normalmente, los síntomas que podemos experimentar durante este proceso serán:
- Alteraciones en el sueño (normalmente necesidad de dormir más).
- Cansancio, fatiga.
- Tristeza.
- Apatía.
- Dificultades en la concentración.
- Irritabilidad.
- Cambios en el apetito (Tendencia habitual a una mayor ingesta).
Pautas para combatirla
Con ello, Fernández Petrini aporta las siguientes pautas para combatir la astenia otoñal, dirigidas a paliar el malestar que aparece durante el período de adaptación a estos cambios:
- Mantener los hábitos y las rutinas tanto en la alimentación como en el sueño.
- Aprovechar todos los días un rato para exponernos a la luz solar. Esto va a ayudar con la mejora del estado de ánimo y las sensaciones positivas. Durante 15-20 minutos todos los días, con la protección adecuada.
- El ejercicio físico va a ser de mucha ayuda para la distracción y para generar endorfinas, que contrarrestarán alguno de los efectos
- Ingerir alimentos ricos en triptófano, como lácteos, soja, huevos, frutos secos entre otros, será positivo, ya que el triptófano es un aminoácido esencial participante en la fabricación de melatonina y serotonina.
- Mantener el contacto con las personas que son importantes para uno, ya que estos actuarán como protectores de la salud mental.
Esta especialista de Quirónprevención señala que la duración habitual de la astenia otoñal suele ir de los 6 días a los 15 días, más o menos, un periodo que se corresponde con el tiempo que el organismo necesitará para adaptarse a la nueva situación.
"Es algo temporal y, por lo tanto, con las pautas anteriormente descritas podríamos sobrellevarla sin necesidad de recibir una ayuda profesional", subraya esta experta. Ahora bien, sí considera que se debe solicitar ayuda psicológica en este sentido si las sensaciones de malestar y decaimiento se extendieran más allá de las dos semanas y llegan a durar un mes o más. "Entonces podríamos considerar solicitar un apoyo por parte de un profesional de la psicología. En caso de no superarse podría llegar a empeorar con la llegada del invierno", asegura Victoria Fernández Petrini.