Lo tiene claro: “Somos muchos David contra este Goliat”. El portavoz de la Plataforma Salvemos el Arabí y Comarca, Alejandro Ortuño, desgrana en EcoAvant.com los efectos adversos que provocan las macrogranjas en el entorno natural y explica el polvorín particular que vive al respecto su ciudad, Yecla (Murcia). “Es una traición a toda la sociedad”, sentencia en esta entrevista.
¿Cómo resumir el conflicto? Las empresas de embutidos y carnes Cefusa y El Pozo (Grupo Fuertes) planificaron en 2017 la instalación de una macrogranja porcina junto al Monte Arabí, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1988. La noticia trascendió en la zona y se sucedieron jornadas de protesta. Mención especial a la manifestación masiva –14.000 personas de un censo de 35.000 en Yecla– del 3 de septiembre de 2017. En paralelo, muchos recursos jurídicos, incertidumbres y vaivenes legislativos. Entonces la empresa –“un gigante” en la Región de Murcia– anuncia públicamente la paralización del proyecto.
Sí, David había vencido a Goliat. La sorpresa es que este 2021 la historia se repite. Vuelve la idea de la macrogranja. Y la calle ha vuelto a decir “No”. “Si quieren guerra, va a haber guerra”, zanja Ortuño
Sí, David había vencido a Goliat. La sorpresa es que este 2021 la historia se repite. Vuelve la idea de la macrogranja. Y la calle –con el respaldo unánime de instituciones y agentes sociales– ha vuelto a decir “No”. Y en esta ocasión, celebra Ortuño, “vinieron también colectivos de otros lugares”. “Fue muy bonito. Te das cuenta de que no estás solo y nos apoyamos mutuamente”. ¿Expectativas? “Que esto se acabe cuanto antes”, pero –zanja Ortuño– “si quieren guerra, va a haber guerra”. Otro titular.
¿Qué es y para qué sirve la “Plataforma Salvemos el Arabí y Comarca”?
La Plataforma Salvemos el Arabí y Comarca nació de forma espontánea en el verano de 2017 ante un atentado arqueológico, patrimonial y medioambiental. Un desmonte ilegal de la empresa Cefusa, perteneciente al Grupo Fuertes-El Pozo, junto al Monte Arabí y el Cerro de los Santos. A partir de ahí, salta a la opinión pública –porque aquello se desconocía– que esta empresa pretendía construir varios núcleos de macroexplotaciones porcinas para 26.000 cerdos. Con lo que eso supone. Así que la Plataforma Salvemos el Arabí y Comarca echa a andar en julio de 2017 y, tras la histórica manifestación del 3 de septiembre de ese año, que reunió a más de 14.000 personas en Yecla contra estas macrogranjas, la empresa renuncia a la licencia de obra y actividad solicitadas en el Ayuntamiento de Montealegre y el proyecto se paraliza. Así nacimos y hemos seguido trabajando.
¿Qué habéis hecho durante estos cuatro años, desde la creación de la Plataforma en 2017 que supuso aquella victoria histórica del clamor popular frente a una empresa tan grande? Empresa que vuelve a las andadas…
La Plataforma continuó en 2017 insistiendo y solicitando a la empresa del Grupo Fuertes-El Pozo que renunciase también a las autorizaciones medioambientales de Castilla La Mancha. De aquí no obtenemos respuesta, pero el proyecto queda aparcado en 2017... Desde ese momento, empezamos a investigar otros problemas que teníamos en la comarca, como son la sobreexplotación de los acuíferos al 500%. Se saca cinco veces más agua de la que se recarga. Y la instalación y proliferación de grandes fincas de cultivos intensivos, de empresas del centro y el sur de la Región de Murcia, que han venido a esta comarca para producir de forma intensiva lechugas, brócolis, uva de mesa y fruta de hueso…
Básicamente, hortalizas de ciclos rápidos que producen hasta dos o tres cosechas al año; y el consumo de agua se dispara exponencialmente en relación a los cultivos tradicionales de la zona, como la vid. En 2017 el tema de las granjas porcinas queda aparcado y nos centramos en esto fundamentalmente. También en el tema de la energía fotovoltaica masiva. Y, paralelamente, establecemos contacto con diversas plataformas de todo el territorio nacional, formamos parte de la coordinadora estatal Stop Ganadería Industrial. Ahora somos más de 50 plataformas como la nuestra las que estamos por toda España defendiendo los territorios de estos proyectos que amenazan la calidad de vida, la calidad del agua –en muchos pueblos no pueden beber ni agua debido a la contaminación por nitratos– y frente a la despoblación que causa esta industria.
Y que es lo contrario de lo que publicita el sector: ni crea puestos de trabajo ni fija población. En fin, eso es lo que hemos ido haciendo en estos cuatro años y ahora estamos de nuevo en la encrucijada de las macrogranjas en el Monte Arabí. La empresa que ha traicionado al pueblo de Yecla, ha faltado a su palabra. Estamos en un punto crítico y todavía no se ha decidido nada. La Plataforma se ha reafirmado y reforzado porque todo el pueblo ha salido de nuevo, el 11 de julio de 2021, a apoyar esta defensa a ultranza de su Monte Arabí.
"Sí. Han traicionado la voluntad de un pueblo y del parlamento regional. La empresa ya anunció públicamente en 2017 que retiraba el proyecto y está incumpliendo su palabra"
Valga la licencia poética: el escritor Azorín –quien fuera insigne vecino de Yecla– escribió “La Voluntad”… ¿La voluntad del pueblo está siendo traicionada –decía– por los impulsores de esta macrogranja?
Sí. Han traicionado la voluntad de un pueblo y del parlamento regional. La empresa ya anunció públicamente en 2017 que retiraba el proyecto y está incumpliendo su palabra. Eso es una traición a toda la sociedad. La empresa de la macrogranjas está traicionándonos a todos.
¿Cómo valorar el Monte Arabí, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en su justa medida?
Realmente es de un valor incalculable por muchos motivos: medioambientales, geológicos, forestales… Es un enclave que contiene indicios de asentamientos humanos de hace más de 10.000 años. Aparte de las pinturas rupestres, catalogadas dentro de ese Patrimonio de la Humanidad, tiene multitud de cazoletas o petroglifos: son insculturas dentro de la roca que ni siquiera hoy se sabe por qué se hicieron o qué significan. Pero, aparte de esos valores patrimoniales, arqueológicos, históricos y culturales, el Monte Arabí tiene un magnetismo tan especial que cualquier persona que va a allí es capaz de sentirlo.
Es especial, algo que no se siente en cualquier otro sitio. Te llega a conectar con tu lado más trascendente. Va más allá de lo puramente físico o natural: es de un valor incalculable. Eso lo sabe el que ha ido allí. Y por eso, quizá, cada vez que hay alguna agresión que implica al Monte Arabí, todo el pueblo sale en masa para defenderlo. Hemos tomado conciencia de ese valor y esa conexión que sentimos cuando estamos ahí. Un lugar mágico, sagrado, con multitud de leyendas. El Cerro de los Santos es el primer yacimiento de la cultura ibérica y está también dentro del área de afección de estas granjas porcinas, a unos 700 metros. Y otra zona, a 200 metros del Monte Arabí. Todo este entorno tiene un aura que te conecta con lo místico. Es muy profundo el sentir del Arabí para nosotros y no siempre da tiempo a contarlo.
¿Y por qué es tan nociva una macrogranja? ¿Qué daño hace esta industria y qué efectos tendrían los purines o residuos en este enclave ancestral?
Lo primero que llama la atención de esta industria son las emisiones que produce. La evaporación de los purines. Tanto la orina como las heces y las aguas de limpieza caen al foso de las naves donde están los cerdos. Todo cae a la rejilla, a una especie de sótano donde se acumulan todos los desechos. Ese foso tiene una salida, lógicamente. Por otra parte, los animales están oliendo sus propios desechos las veinticuatro horas, sus condiciones de vida son criminales. Todos esos residuos se acumulan en balsas de decantación y secado de purines; y dejan que se evaporen… Las emisiones o gases son básicamente amoniaco. Y ese hedor, además, tiene micropartículas que se van impregnando en el aire. El viento mueve todas las micropartículas y puede llegar a afectar al resto de animales y a los seres humanos, claro. Esto puede provocar dolor de cabeza, migrañas, depresión incluso, irritación de las vías respiratorias…
Las emisiones atmosféricas son el primer motivo de afección. El metano que se desprende es veinte veces más contaminante que el CO2, así que también resulta nocivo para el calentamiento global. Y luego está el problema de la posible contaminación del agua. Parte de esos purines se extraen con bombas, se cargan en cubas y se llevan a parcelas agrícolas donde se inyectan como fertilizantes a la tierra. Un fertilizante natural que, en este caso, con restos de sustancias químicas que no son propias de los cerdos, es bastante industrial. El problema fundamental en toda España es que esta aplicación de purines no está controlada por nadie.
Cuando una empresa presenta el proyecto, en la consejería regional de turno dices cuántos purines generas, el nivel de nitrógeno y, en base a eso, se distribuyen las hectáreas. La empresa calcula que va a producir 34.000 metros cúbicos al año, con una carga de 100.000 kilos de nitrógeno al año, a una dosis de 170 kilos por hectárea y año. Total: necesita unas 600 hectáreas para distribuirlo. En su finca, junto al Monte Arabí, calculan unas 300 hectáreas para esto. Para las otras 300 hectáreas han firmado un contrato con una propietaria para distribuir esos purines. De modo que te pueden llegar al lado de tu casa en el campo, para entendernos. Y otro de los problemas de esta industria es la plaga de insectos, en concreto, de moscas.
"¡Se han adueñado totalmente de un valle precioso por este motivo! Y los vecinos han acabado abandonando sus casas y la viña. Esto es algo mucho más grave de lo que parece. El tema es muy serio"
Entonces, el tema es complejo porque las macrogranjas afectan siempre a los vecinos colindantes a este tipo de explotaciones. Los vecinos suelen abandonar su propiedad: pierde valor. Y no es lo mismo estar en una casa de campo cerca del Monte Arabí con vistas espectaculares y un ambiente sano a estar todo el día oliendo a mierda. Al final, los propietarios quieren desprenderse de su propiedad, pero luego no pueden hacerlo al precio que tenía porque se ha devaluado. Y les compra la casa la misma empresa que explota ese territorio. Mira, entre Jumilla (Murcia) y Hellín (Albacete) lo hemos visto así.
Las primeras granjas fueron en el 97, luego a inicios del 2.000 siguieron poco a poco con más y, en un plazo de veintitantos años, han adquirido unas 4.000 hectáreas. ¡Se han adueñado totalmente de un valle precioso por este motivo! Y los vecinos han acabado abandonando sus casas y la viña. Esto es algo mucho más grave de lo que parece. El tema es muy serio. El problema de esta industria es que, si se instala la primera granja, es un no parar de ampliaciones después. Y se adueñan del territorio. Y las afecciones medioambientales son esas: contaminación atmosférica y del agua, degradación del suelo… El control de la administración luego ya no existe. Al final, es un problema muy serio de contaminación. Y social. Cualquier desarrollo rural, turístico y sostenible en la zona se hace inviable.
En 2017 el clamor popular e institucional de Yecla (Murcia) fue unánime… ¿Cómo recuerdas ese éxito de movilización, ese “Todos a una”?
¡Fue increíble! De hecho, ese momento en el que la empresa anunció en 2017 que se retiraba se vivió con mucha alegría y satisfacción. Vimos que era posible conseguir aquello por lo que estábamos luchando. Fue un triunfo de toda la sociedad. La Plataforma Salvemos el Arabí y Comarca fue un grupo numeroso de personas de diferentes perfiles personales, políticos y económicos. Lo mejor es que aunó a personas de todo tipo por la defensa común del territorio. Y la respuesta unánime de todo el pueblo ese 3 de septiembre de 2017 fue lo más grande que se pudo vivir. Increíble.
¿Y cómo os enteráis de que el Grupo Fuertes-El Pozo quiere volver a su proyecto inicial de ganadería industrial este año 2021?
Eso fue el Ayuntamiento de Yecla. Seguía personado en torno al expediente. Entonces, envía un escrito a la Confederación Hidrográfica del Segura para preguntar... El Ayuntamiento había iniciado un contencioso-administrativo contra la Junta de Castilla La Mancha porque no respondió al recurso de alzada de 2017. Entonces, recurre al Tribunal Superior de Justicia. Castilla La Mancha resuelve a favor de la Junta: no prospera el recurso del Ayuntamiento de Yecla (Murcia) y este eleva un recurso de casación al Supremo. En diciembre de 2020, el Supremo anuncia que no lo admite a trámite. Así, la vía judicial queda acabada. Ni vía administrativa ni judicial. Solo cabe ya la vía política.
El Ayuntamiento de Yecla se interesó al ver esta respuesta… y en mayo supieron que, de nuevo, desde la empresa El Pozo solicitaban desde abril el agua en la zona. También el Ayuntamiento de la localidad vecina, Montealegre, informa a Yecla de que la empresa había solicitado la licencia de obra y actividad.
"Si continúan con este proyecto, es un fracaso institucional a todos los niveles: los ayuntamientos, los gobiernos regionales, la consejería, el Estado, la Confederación… Es un fracaso para todo el mundo"
¿Hasta dónde estáis dispuestos a llegar para frenar este proyecto en pleno Patrimonio de la Humanidad?
Si continúan con este proyecto, es un fracaso institucional a todos los niveles: los ayuntamientos, los gobiernos regionales, la consejería, el Estado, la Confederación… Es un fracaso para todo el mundo. Incluso para la empresa, que quedará señalada siempre. Cuanto antes se acabe, mejor. Y estamos dispuestos a protestar hasta el final. Hasta las últimas consecuencias. Aquí hay gente que va a hacer lo que sea para que esto no se construya.
Y para qué llegar a ese enfrentamiento. No tiene ningún sentido que la empresa continúe con la macrogranja. Y eso queremos transmitir. La empresa está haciendo el vacío, oídos sordos. Está ignorando a todo el mundo. Que sepan que aquí enfrente tienen a un pueblo determinado a llegar hasta el final.
¿Podrá David contra Goliat de nuevo? Para quien no lo sepa, Alejandro, ¿qué relevancia tiene esta empresa?
Para quien no lo sepa, el Grupo Fuertes es uno de los grupos empresariales más potentes de Murcia y de los más influyentes en la política regional. Su principal sector es la agroalimentación. No solo tiene la marca El Pozo como tal, sino otras como Aquadeus, de agua embotellada: un negocio redondo. Te estropean el agua, pero te venden otra. Este grupo empresarial influye desde hace décadas en todo. Y en los medios de comunicación tiene gran peso. De ahí que muchas cosas no trasciendan.
"El Grupo Fuertes es uno de los grupos empresariales más potentes de Murcia y de los más influyentes en la política regional. Su principal sector es la agroalimentación. No solo tiene la marca El Pozo como tal, sino otras como Aquadeus"
Según ellos, crean 7.000 puestos de trabajo, que está muy bien. Pero hay que ver cuántos destruyen o cuántos impiden crear. El Pozo es un actor principal –económico, político y social– en la Región de Murcia con dimensiones suprainstitucionales. Me gustaría que contarais esto: en marzo de 2021 la Asamblea Regional de Murcia hizo una declaración institucional por unanimidad de apoyo al pueblo de Yecla y en contra de las granjas porcinas en el Arabí. Y se acuerda entonces notificar a la empresa que desista de este proyecto por todo el conflicto que acarrea. Y, mira, la empresa en abril inicia el papeleo para conseguir el agua para las granjas. Es decir, ¡está pasando olímpicamente de esta declaración institucional! Es un gigante. Pero somos muchos David contra este Goliat.
Nuevamente, el pasado 11 de julio de 2021, hubo una marcha multitudinaria para “salvar el Arabí”. Un rechazo contundente y otro ejemplo rotundo del “Todos a una” desde instituciones, agentes sociales y ciudadanos. ¿Perspectivas?
La historia se repite, aunque no exactamente igual. La respuesta social fue la misma. Un rechazo absoluto. Y en esta ocasión vinieron también colectivos de otros lugares. Fue una de las cosas más hermosas que vivimos. Te das cuenta de que no estás solo y nos apoyamos mutuamente. La sociedad es cada vez más consciente contra este despropósito. Quizá no es exactamente igual el momento porque en 2017 la empresa no contaba con aquella manifestación masiva y ahora no es nuevo para ellos. Hace cuatro años los desconcertó totalmente. Hoy no es igual en ese sentido, ya que la empresa ha cortado la comunicación –entonces no lo hizo– con la sociedad, los medios, los cargos políticos que intentan reunirse con ellos. El Pleno del Ayuntamiento de Yecla solicitó una reunión y en el Grupo Fuertes no dicen nada.
¿Y qué te gustaría que pasara? Pregunta asaz retórica…
Que esto se acabe cuanto antes. Que la empresa desista del todo de este proyecto. Se lo hemos demostrado ya: el pueblo no se va a rendir. Y esto puede desembocar en un conflicto muy duro y permanente. Si quieren guerra, va a haber guerra. Creo que no tiene sentido y no les merece la pena.
En clave social y cultural el valor del Monte Arabí es incalculable. En lo personal, ¿qué te evoca este icono natural en Yecla y toda la comarca?
Personalmente, tengo un recuerdo muy bonito. El Arabí siempre ha estado ahí para los momentos buenos y para los malos. Y es muy habitual cuando hablas con los vecinos que te digan que van al Arabí porque necesitan estar solos, reconectar. Yo recuerdo una vez que estaba pasando un momento difícil, me fui al Arabí y me tumbé en una zona de rocas lisas, muy agradables. Estaba tumbado sin hacer nada y tenía los ojos cerrados. En ese momento, oí un estruendo cerca de mí que no sabía lo que era. Y cuando me incorporé, ¡era un águila enorme que había echado a volar desde donde estaba! Es tremendo. Un momento muy mágico. Estaba fundido con el entorno totalmente. Es la naturaleza total.