Cada 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria 2024. Establecido desde 2008, este día rinde homenaje a aquellos que ponen en riesgo su vida prestando asistencia en momentos de crisis y catástrofes, y busca sensibilizar acerca del papel crucial que juega la ayuda humanitaria a nivel global. El lema de la campaña 2024 es Actúa por la humanidad.

Sumario

 

El 19 de agosto de 2003, un atentado con bomba en el Hotel Canal de Bagdad (Irak) acabó con la vida de 22 trabajadores humanitarios, entre los que se encontraba el representante especial del secretario general de la ONU para Irak, Sergio Vieira de Mello. Cinco años después, en 2008 la Asamblea General adoptó la resolución A/RES/63/139 que establecía el 19 de agosto como Día Mundial de la Asistencia Humanitaria (WHD o World Humanitarian Day en inglés).

Cada año, en el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, se elige un tema específico que reúne a colaboradores de todo el ámbito humanitario con el propósito de abogar por la supervivencia, el bienestar y la dignidad de aquellos que se ven afectados por diversas crisis. Además, se promueve la seguridad de los profesionales que se dedican a brindar ayuda humanitaria.

El lema de la celebración en 2024 es Actúa por la humanidad que confrontará la normalización de los ataques a civiles, incluidos los humanitarios, y la impunidad bajo el Derecho Internacional Humanitario (DIH). Se pretende construir apoyo público para presionar a las partes en conflicto y a los líderes mundiales para que tomen medidas para asegurar la protección de los civiles, incluidos los humanitarios, en zonas de conflicto.

El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es una iniciativa promovida por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), que busca generar conciencia y acción en beneficio de quienes enfrentan crisis y necesidades urgentes en todo el mundo.

 

2023 el año más letal para los trabajadores humanitarios con 261 fallecidos

 

Según la OCHA, el 2023 se ha convertido en el año con más fallecimientos entre los trabajadores humanitarios y de hecho el número de trabajadores humanitarios asesinados ha aumentado más del doble en dos años: de 118 en 2022 a 261 en 2023. Del personal humanitario que murió, el 96 % era personal nacional y el 4 % personal internacional (expatriado); y casi la mitad (47 %) era personal de ONG nacionales. Además, 78 trabajadores humanitarios fueron secuestrados y 196 resultaron heridos en todo el mundo.

La base de datos sobre la seguridad de los trabajadores humanitarios hasta el 2023 indica que, durante varios años consecutivos, Sudán del Sur ha sido el lugar más peligroso para los trabajadores humanitarios, seguido muy de cerca por Sudán (hasta el 17 de agosto de 2013).

 

En 2024 los conflictos violentos y los desastres climáticos han empeorado la situación

 

En los primeros seis meses de 2024, las necesidades humanitarias se intensificaron en varios países. Conflictos y violencia en la República Democrática del Congo, Haití, el Territorio Palestino Ocupado, Myanmar y Sudán, junto con desastres climáticos como inundaciones y sequías, han exacerbado la situación.

Se lanzaron nuevos planes humanitarios en Bangladesh, Burundi, Zambia y Zimbabue. Sin embargo, la financiación es insuficiente: solo se ha recibido el 16 % de los fondos necesarios, lo que ha obligado a recortar la asistencia alimentaria y otros servicios esenciales, dejando a millones en riesgo de hambruna y enfermedades.

Las crisis más subfinanciadas, incluyendo Burkina Faso, Camerún y Chad, han visto una cobertura de financiación un 15 % menor que el promedio, afectando gravemente la capacidad de respuesta. Además, ataques contra trabajadores humanitarios y servicios esenciales han dificultado aún más las operaciones.

A pesar de estos desafíos, la comunidad humanitaria ha logrado asistir a 39,7 millones de personas en los primeros cinco meses del año, gracias en gran parte a socios locales y nacionales. Sin embargo, se necesita una acción política urgente para abordar los conflictos y la crisis climática, así como un compromiso renovado para financiar completamente los llamamientos humanitarios y proteger a los trabajadores en el terreno.

 

2024 presenta un déficit de financiación humanitaria de 36.000 millones de dólares

 

El Panorama Humanitario Mundial 2024 necesita una financiación de 48.650 millones de dólares para asistir a 186,5 millones de personas en situación de necesidad. Para finales de julio de 2024, los fondos reportados para la ayuda humanitaria global sumaban 12.260 millones de dólares, lo que representa una disminución del 11 % en comparación con la misma fecha del año anterior.

Actualmente, existe un déficit de financiación humanitaria de más de 36.000 millones de dólares. Los planes de apoyo económico se han cumplido en promedio sólo en un 25 por ciento, igual que a finales de julio de 2023, aunque las cantidades totales aportadas son menores. Más de la mitad de los planes reciben menos fondos que el promedio global, algunos mucho menos.

La financiación reportada hasta ahora suma 16.390 millones de dólares, un 12 por ciento menos que en la misma etapa del año anterior, cuando se alcanzaron los 18.460 millones de dólares.

 

Principales riesgos de los trabajadores humanitarios

 

La naturaleza del trabajo humanitario en contextos de crisis y emergencias conlleva múltiples retos para sus trabajadores:

  • Seguridad personal: Los trabajadores pueden encontrarse en riesgo en zonas de conflicto o áreas impactadas por desastres, donde la violencia armada, el terrorismo, secuestros y otras amenazas son reales.
  • Violencia: Al trabajar en ambientes tensos y conflictivos, existe la posibilidad de enfrentar violencia física, verbal o psicológica por parte de grupos en disputa o facciones armadas.
  • Acceso restringido e infraestructuras dañadas: Las restricciones al acceso de regiones siniestradas y las infraestructuras deterioradas por catástrofes naturales o enfrentamientos armados impiden el suministro de ayuda, creando obstáculos logísticos significativos.
  • Riesgos de salud: Las epidemias y las deficientes condiciones sanitarias en situaciones de emergencia incrementan el peligro de contraer enfermedades infecciosas entre los trabajadores humanitarios.
  • Trauma emocional: La exposición a circunstancias angustiosas puede repercutir gravemente en la salud mental y emocional del personal, especialmente cuando interactúan directamente con comunidades afectadas por tragedias.
  • Desplazamiento forzado: En ocasiones, los trabajadores deben desplazarse forzosamente debido a la volatilidad del entorno, repercutiendo tanto en su seguridad como en su habilidad para prestar auxilio.
  • Escasez de recursos: La falta de suministros básicos, como medicamentos, alimentos y agua potable, puede limitar enormemente su eficiencia en la labor humanitaria.