Edificar pensando en el futuro del medio ambiente. Ese es el principal objetivo de la llamada edificación verde, una forma de construir que se centra en la eficiencia en el consumo de recursos energéticos y naturales básicos, como el agua, y en reducir los efectos nocivos para el entorno, como las aguas negras y los residuos, así como en el uso de materiales de construcción reciclados o de proximidad.
Erigir un edificio ecológico hace disminuir su impacto ambiental en comparación con uno estándar pero también tiene beneficios económicos para los inquilinos ya que, aunque supone una inversión inicial mayor, ésta se amortiza a lo largo de su vida útil al gastar menos recursos.
La edificación ecológica certificada reduce las emisiones de CO2 y ahorra energía
Para que una edificación sea considerada ecológica tiene que haberse diseñado y construido siguiendo los parámetros más importantes como son la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, el ahorro de energía, el uso eficiente del agua, la mejora de la calidad ambiental interior, la administración de los recursos y sus efectos, el desarrollo sostenible de los espacios libres de la parcela, la selección de materiales y el uso de energías alternativas.
La sostenibilidad ambiental del inmueble se analiza durante todo su ciclo de vida: diseño, administración, materiales utilizados, proceso de construcción, mantenimiento durante su vida útil y también en su futura demolición y reutilización de los materiales.
El origen de la certificación de edificios sostenibles hay que buscarlo en Estados Unidos. En 1998, el Consejo de la Construcción Verde estadounidense (US Green Building Council) desarrolló el sistema LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), que permite clasificar los inmuebles en cuatro niveles: certificado, plata, oro y platino. Según esta organización, los edificios certificados ahorran el 40% del consumo de agua, el 30% de energía y del 50% al 70% de residuos.
Los edificios ahorran el 40% del consumo de agua y del 50% al 70% de residuos
El sistema LEED se ha ido extendiendo y adaptando a diversos países dando lugar a diferentes certificaciones internacionales. Entre otras, en España, existe la Certificación BREAM (Building Research Establisment's Evironmental Assessment Metod) de la entidad inglesa BRE y la Certificación Verde de la Green Building Council España (GBCe), creada y gestionada por un equipo español y de forma concreta para las obras del país.
Hacia un consumo de energía casi nulo
El sector de la construcción de edificios representa el 40% del consumo energético total de la Unión Europea (UE). La reducción del consumo de energía en este ámbito constituye, por tanto, una prioridad entre los objetivos medioambientales del viejo continente.
La Directiva 2010/31 de 19 de mayo de 2010 establece que a partir del 31 de diciembre de 2020 todos los edificios de nueva construcción tienen que ser de consumo de energía casi nulo, entendiéndose aquéllos "con un nivel de eficiencia energética muy alto". Esta obligación se adelanta para todos los que estén ocupados por las administraciones y de titularidad pública al 31 de diciembre de 2018.