Se cumple casi un año desde el inicio de la guerra en Ucrania, cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenara la ofensiva rusa en el país, el pasado 24 de febrero, en lo que pasó a denominar una "operación militar especial".
La guerra en Ucrania y las consecuencias que esta ha traído aparejadas, han provocado un nuevo récord de personas necesitadas de ayuda humanitaria en el mundo de cara a 2023, con un total de 339 millones en esta situación en 69 países, 65 millones más que en 2022, amentando así los puntos geográficos del Planeta con graves crisis humanitarias. Actualmente, entre las causas más comunes de los flujos migratorios y de refugiados se encuentran los desastres ambientales, el cambio climático o las guerras, entre muchos otros.
El pasado mes de diciembre el CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs) publicó el informe El mundo en 2023: diez temas que marcarán la agenda internacional (1) en el que señala que “habrá que ver si el 2023 será el año de la escalada” en la guerra en Ucrania o bien será “el momento de consolidar pequeñas desescaladas que rebajen la tensión geopolítica y su impacto económico”.
El término permacrisis "abarca desde la desorientación estratégica de las potencias occidentales hasta la vulnerabilidad que siente buena parte de la población del planeta por el encarecimiento de los productos básicos y la incapacidad de proteger bienes comunes como los alimentos, la energía o el clima"
En el trabajo, el centro de investigación en relaciones internacionales de Barcelona destaca el término permacrisis para definir la situación global actual: “Abarca desde la desorientación estratégica de las potencias occidentales hasta la vulnerabilidad que siente buena parte de la población del planeta por el encarecimiento de los productos básicos y la incapacidad de proteger bienes comunes como los alimentos, la energía o el clima”
En Ucrania, justo cuando comienza año 2023, ya son más de 17,4 millones de personas han huido de la barbarie de la guerra hacia países fronterizos y desde allí al resto de Europa. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) (2), estima que ya es el éxodo más rápido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir, que hasta el 42,4% de la población –estimada en casi 41 millones en 2021– habría abandonado territorio ucraniano.
Desde EcoAvant.com conversamos con el Investigador principal del área de Migraciones del CIDOB, Francesco Pasetti, sobre los flujos migratorios más recientes que han tenido lugar en Europa y que pueden estar poniendo a prueba la estabilidad de los valores democráticos de la Unión Europea, en un auge notable de los partidos de extrema derecha y su ascenso al poder.
Pasetti opina que la respuesta de Bruselas frente esta nueva oleada de refugiados procedente de Ucrania, en busca de asilo, es “muy diferente” de otras anteriores como fue la de 2015 donde miles de personas huían de la persecución y los conflictos de Siria, Afganistán o Irak.
Estas diferencias se han notado especialmente en países como Polonia o Hungría donde pasaron de violar la legislación de la Unión Europea (UE), al negarse a acoger a los solicitantes de asilo durante el verano de 2015, –tal y como indicó el Abogado General de la UE, que asesora al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)–; a ser de los principales lugares de acogida de refugiados ucranianos.
Según los últimos datos de ACNUR (1), 17.408.643 personas han abandonado el territorio ucraniano a 10 de enero de 2023. Por países, 8.861.901 refugiados ucranianos ya han llegado Polonia, 2.852.395 a Rusia (3 de octubre), 2.046.143 a Hungría, 1.802.864 a Rumanía (8 de enero), 1.089.197 a Eslovaquia, 739.438 a Moldavia (8 de enero) y 16.705 a Bielorrusia (3 de enero).
Ucrania es frontera con la Unión Europea (UE) y ya estaba abierta antes de la invasión rusa: los ucranianos no necesitaban un visado para entrar en la UE. Ésta, marca una diferencia clave respecto a refugiados que provienen de otros países
FRANCESCO PASETTI, investigador del CIDOB
El investigador del CIDOB, Francesco Pasetti, atribuye a una primera cuestión práctica inmediata el gran recibimiento de refugiados de Ucrania a territorio europeo: “Ucrania es frontera con la Unión Europea (UE) y ya estaba abierta antes de la invasión rusa: los ucranianos no necesitaban un visado para entrar en la UE. Ésta, marca una diferencia clave respecto a refugiados que provienen de otros países. Al no tener visado la movilidad no es tan fácil y para pedir asilo tienen que llegar primero a España.”
Por otro lado, Pasetti, precisa que este cambio en la predisposición para recibir refugiados también se debe a motivaciones “geopolíticas e identitarias, en cierto sentido. En la opinión pública, así como en el discurso mediático e institucional queda claro que Ucrania es Europa; Siria no lo es. Esta se considera “nuestra” guerra, aquella no lo era. Estos se consideran “verdadero refugiados”, aquellos no.”
Este elemento, ayudaría también a explicar el viraje de las políticas de acogida de refugiados de países fronterizos con Ucrania como los ya citados Polonia o Hungría donde imperan derivas autoritarias e iliberales.
Es decir, gobiernos que transitan entre las democracias liberales tradicionales y regímenes autoritarios donde se vulneran los derechos civiles –con discursos fóbicos frete a la migración, los derechos de las mujeres, las personas LGTBI, las comunidades islámicas, etc–, y hacia donde se estarían dirigiendo algunos de los estados de la Unión Europea.
El ascenso al cargo de la actual primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que llegó al poder liderando el partido de extrema derecha Fratelli d’Italia –que lleva el escudo de la llama verde-blanca-roja símbolo asociado al fascismo italiano de Benito Mussolini–, lo ejemplificaría.
La extrema derecha explota el asunto migratorio para ganar votos. Y lo consigue a base de una propaganda barata que apela a una identidad nacional simplista y reduccionista que hace de los migrantes el chivo expiatorio y el enemigo común. Ahora, en Italia gobierna Giorgia Meloni, …
FRANCESCO PASETTI, investigador del CIDOB
Francesco Pasetti aduce en relación a los procesos migratorios: “La extrema derecha explota el asunto migratorio para ganar votos. Y lo consigue a base de una propaganda barata que apela a una identidad nacional simplista y reduccionista que hace de los migrantes el chivo expiatorio y el enemigo común. Ahora, en Italia gobierna Giorgia Meloni, …".
Durante la cumbre de la OTAN en Madrid del pasado 29 de junio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, utilizó al término “amenaza hibrida” para referirse a los fenómenos migratorios. Para el investigador especializado en migraciones, estas afirmaciones también "son preocupantes", a lo que añade: "Sobre todo, cuando la utilización de la migración como arma política es lo habitual en los discursos de la extrema derecha". El investigador del CIDOB lo tiene claro: sostiene que "son el resultado de la incapacidad de la Unión Europea de tener unas estrategias migratorias estables y protectoras de los derechos y de la falta de canales de movilidades legales y seguras".
Desde el punto de vista de Pasetti, la respuesta que se está dando a esta nueva ola de refugiados, procedente de Ucrania, aún carece de perspectiva estructural: “Se necesita un plan a largo plazo y la Unión Europea lo va tener que enfrentar”.
Más cerca, en la frontera de España, la ONU pidió una investigación "exhaustiva, independiente y transparente" después de que perdieran la vida hasta 37 personas a finales de junio de este año intentando pasar a través de la valla de Melilla.
Lo ocurrido en Melilla, pone en duda realmente los valores de la Unión Europea y de España como país que se declara democrático y protector de los derechos humanos. Hay imágenes que testifican y demuestran cómo se han devuelto personas que estaban en el Estado español
FRANCESCO PASETTI, investigador del CIDOB
"Lo ocurrido en Melilla, pone en duda realmente los valores de la Unión Europea y de España como país que se declara democrático y protector de los derechos humanos. Hay imágenes que testifican y demuestran cómo se han devuelto personas que estaban en el Estado español", sentencia Pasetti, que a su vez denuncia que la masacre es también la consecuencia de las políticas migratorias de la UE y de sus Estados miembro. Considera que desde Europa “somos víctimas, pero también cómplices de los regímenes autoritarios a los que les hemos dado dinero para que controlen las migraciones”.
El también profesor adjunto en Institut Barcelona d’Estudis Internacionals y de la Universidad Pompeu Fabra, asegura que “el principal instrumento utilizado por Bruselas frente a los procesos migratorios ha sido la externalización del control migratorio, como ha pasado con Turquía, Libia o Marruecos".
Además, el analista del CIDOB se muestra muy crítico con la gestión de las fronteras externas de la Unión Europa y apunta a las consecuencias dramáticas para los derechos y la protección de las personas migrantes e insiste en, relación con Melilla, que "en un país que se declara protector de los derechos humanos y garante del derecho de asilo, estas prácticas no pueden admitirse bajo ningún concepto".
¿Es distinta esta crisis de refugiados procedentes de Ucrania que las anteriores (recientes) que se han producido en Europa?
Sí, es distinta, desde luego. La respuesta de la Unión Europea frente a los refugiados de Ucrania ha sido muy diferente. Muchos han hablado de una doble moralidad comparada con la crisis de refugiados de 2015.
En este caso, ha habido una actuación unitaria y coordinada a nivel Comunitario con medidas políticas, protección de derechos; en la crisis de 2015 priorizó acuerdos para fortificar las fronteras.
¿Por qué?
Existen varias cuestiones prácticas y legales que han hecho que la reacción ante esta crisis de refugiados sea diferente por parte de la Unión Europea. La primera de ellas es que los ucranianos no necesitan un visado para entrar en la UE y por la proximidad geográfica ya estaban en la puerta de entrada.
Es decir, iban a venir a Europa sí o sí. Millones de personas que huían de una guerra, se iban a encontrar en situación irregular, desamparadas de derechos básicos como sanidad, educación, trabajo, vivienda, ...
Por eso, se decidió dar amparo legal a los refugiados ucranianos, activando a los pocos días del estallido de la guerra en Ucrania la directiva de protección temporal.
¿Existen también causas racistas?
Aunque puede que haya una componente de racismo institucional, especialmente marcada en algunos países, es más correcto hablar de causas geopolíticas e identitarias. No hay que obviar el hecho de un enemigo común: Vladimir Putin. La guerra en Ucrania, con todas las dinámicas relativas a la OTAN, ha polarizado mucho el contexto internacional y la respuesta a la crisis de refugiados se ha enmarcado en la lógica que el “enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Entonces, si son ucranianos, pues son nuestros amigos.
"En países fronterizos con Ucrania como Polonia y Hungría la respuesta a esta crisis de refugiados ha sido diferente también por motivos de componente identitaria. Mientras que, en 2015 rechazaron cualquier tipo de cuota de refugiados. Ésta se considera 'nuestra' guerra, aquella no lo era (Siria)"
En países fronterizos con Ucrania como Polonia y Hungría la respuesta a esta crisis de refugiados ha sido diferente también por motivos de componente identitaria. Mientras que, en 2015 rechazaron cualquier tipo de cuota de refugiados. Ésta se considera “nuestra” guerra, aquella no lo era (Siria). Éstos se consideran “verdaderos refugiados”, aquellos no lo eran. Estamos hablando de nosotros, no de “otros”: se trata de personas blancas, cristianas y de clase media en su mayoría
ACNUR cifra en más de 17,4 millones las personas que ya han huido de territorio ucraniano a causa de la guerra. ¿Cuál es su devenir?
La guerra, aunque acabe relativamente pronto, deja a su paso lugares destrozados. A nivel europeo, aún no se está planteanda esta cuestión en términos suficientemente en serio y de manera sostenible.
La respuesta que se ha dado carece de perspectiva estructural. Se necesita un plan a largo plazo y la Unión Europea lo va tener que enfrentar.
¿Se puede haber creado un punto de inflexión en las políticas migratorias de la Unión Europea?
Cuesta hablar de un punto de inflexión cuando aún seguimos viendo esta doble moralidad reflejada en la política migratoria de la UE. Es decir, que mientras estábamos dando ayuda a los refugiados ucranianos se producía la tragedia en la que hasta 37 personas perdieron la vida en Melilla, a finales de junio de 2022. Los planes de acogida para refugiados ucranianos conviven con las políticas de seguridad y de militarización de las fronteras.
Dicho esto, la esperanza es que las medidas de acogidas activadas para los refugiados ucranianos acaben beneficiando a todo el conjunto de refugiados en futuro. Es una posibilidad, si se tiene en cuenta las plazas y los servicios del sistema de acogida en España para las personas que vienen de Ucrania.
¿En qué lugar queda a España y la Unión Europea después de la tragedia de Melilla del pasado mes de junio del pasado año?
Lo ocurrido en Melilla, pone en duda realmente los valores de la Unión Europea y de España como país que se declara democrático y protector de los derechos humanos. Es también, el resultado de años de externalización de del control migratorio a países autoritarios. España fue pionera con el Plan África de 2006, tras la denominada “crisis de los cayucos”.
"Somos víctimas, pero también cómplices de los regímenes autoritarios a los que les hemos dado dinero para que controlen las migraciones"
Somos víctimas, pero también cómplices de los regímenes autoritarios a los que les hemos dado dinero para que controlen las migraciones.
¿El ministro del Interior, Fernando Marlaska, debía haber dimitido?
La cuestión es más compleja y profunda: la tragedia en Melilla de finales de junio del año pasado ha sido un hecho escandaloso y por encima de todo un drama humanitario.
Hay imágenes que testifican y demuestran cómo se han devuelto personas que estaban en el Estado español. Un país que se declara protector de los derechos humanos y garante del derecho de asilo, estas prácticas no pueden admitirse bajo ningún concepto. Se les ha negado el derecho de asilo y la protección internacional.
¿Se están convirtiendo las fronteras en un espacio de excepción?
Sí, se trata de un proceso que en las fronteras europeas parece cada vez más marcado.
En la cumbre de la OTAN en Madrid del pasado 29 de junio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, utilizó el término “amenaza híbrida” para referirse a los fenómenos migratorios, ...
Sí, es preocupante. Sobre todo, cuando la utilización de la migración como arma política es lo habitual en los discursos de la extrema derecha.
También, es el resultado de la incapacidad de la Unión Europea de tener unas estrategias migratorias estables y protectoras de los derechos y de la falta de canales de movilidades legales y seguras.
"El principal instrumento utilizado por Bruselas frente a los procesos migratorios ha sido la externalización del control migratorio, como ha pasado con Turquía, Libia o Marruecos. El término 'amenaza híbrida' hace referencia a un complejo abanico de políticas que abarca desde la disuasión y la contención en tránsito hasta la devolución de las personas llegadas"
El principal instrumento utilizado por Bruselas frente a los procesos migratorios ha sido la externalización del control migratorio, como ha pasado con Turquía, Libia o Marruecos. Este término hace referencia a un complejo abanico de políticas, que abarca desde la disuasión y la contención en tránsito hasta la devolución de las personas llegadas; y que se concreta en el refuerzo de la seguridad fronteriza, la firma de acuerdos de readmisión, y la creación de centros de detención, entre otras medidas.
La lógica de fondo es muy sencilla: subcontratar la gestión y el control de los flujos migratorios a países de origen y de tránsito a cambio de recursos estratégicos y apoyo.
¿La militarización de las fronteras es una solución al fenómeno migratorio?
No. Soy muy crítico al respecto, y desde Europa hace años que se observa un proceso de securitización y militarización de las fronteras externas de la Unión, que tiene implicaciones dramáticas para los derechos y la protección de las personas migrantes”
¿Hacia dónde se encaminan las políticas migratorias de la Unión Europea?
Lo dicho: la tendencia de las políticas de los Estados miembro es hacia la externalización del control migratorio y de las fronteras.
"Soy pesimista, al respecto. El auge de la extrema derecha así lo pone de manifiesto en toda Europa. La cuestión migratoria no se puede abordar de manera transparente dentro de las prioridades de la agenda política de los Estados"
Soy pesimista, al respecto. El auge de la extrema derecha así lo pone de manifiesto en toda Europa. La cuestión migratoria no se puede abordar de manera transparente dentro de las prioridades de la agenda política de los Estados y plantearse como debate público responsable.
El coste en términos electorales es muy alto y el margen de maniobra para poder incidir en las políticas migratorias es muy limitado. En cierta manera, se tiene que invisibilizar la cuestión para poder actuar al respecto.
¿Es lo que ha sucedido en Italia?
Durante años Italia dio dinero a Libia para que controlara y redujera los flujos migratorios hacia Italia. Estos acuerdos fueron firmados por un gobierno de centroizquierda. Posteriormente, el ministro del Interior, Matteo Salvini, cabalgó esta política y la fortaleció.
En términos de políticas migratorias se está produciendo un proceso de securitización, que va en aumento. Lo mismo sucede en Francia y en el resto de los países de la Unión Europea y está relacionado al auge de los partidos de extrema derecha.
La extrema derecha explota el asunto migratorio para ganar votos. Y lo consigue a base de una propaganda barata que apela a una identidad nacional simplista y reduccionista que hace de los migrantes el chivo expiatorio y el enemigo común”. Ahora, en Italia gobierna Giorgia Meloni, …
¿Están en peligro las democracias en la UE?
Sí, lo venimos viendo desde hace décadas con una tensión creciente entre los valores democráticos fundamentales de la Unión Europea –como la igualdad y los derechos humanos– y las acciones que se llevan a cabo en cuestiones migratorias.
¿El ciudadano medio europeo es racista?
Yo diría que el ciudadano medio europeo tiene miedo. Este miedo se debe a las varias crisis que se han ido alternando en estos años. Desde 2008 hemos ido encadenando una crisis detrás de otra: crisis financiera, pandemia de la covid-19, la guerra en Ucrania, … Debajo de las manifestaciones de odio y racismo que vemos hay este miedo que, demasiadas veces es explotado políticamente.
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