El mundo entero se lamenta ante la última gran catástrofe climática: el tifón Haiyan. Según el último balance provisional realizado por el Consejo para la Gestión y la Reducción de Desastres, la tormenta ya le ha costado la vida a 1.883 personas y ha provocado medio millón de desplazados en Filipinas, dejando la región central del archipiélago totalmente devastada.
Con las imágenes de los estragos en las portadas de todos los medios de comunicación, ha comenzado este lunes en Varsovia (Polonia) –y se prolongará hasta el 22 de noviembre– la décimonovena cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático, en la que se reunirán expertos de más de 190 países en busca de un nuevo pacto sobre el clima que supere el Protocolo de Kioto de 1997 y que debería firmarse en 2015 en París.
Con motivo de la conferencia en la capital polaca, y en apoyo a las víctimas del tifón de Filipinas, cientos de personas han iniciado este miércoles una huelga de hambre que aseguran no abandonarán hasta que en la cumbre se adopten “medidas concretas” contra el cambio climático, han asegurado los organizadores.
China se convertirá en el mayor importador mundial de petróleo, y la India de carbón
Coincidiendo con el desastre ambiental filipino y la conferencia en Varsovia, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, en sus siglas en inglés) ha hecho público esta semana en Londres su informe anual Wold Energy Outlook 2013 (Perspectivas de la energía en el mundo, WEO-2013), en el que se advierte de que la demanda mundial de energía aumentará en un tercio hasta 2035, con las consecuencias que ello tendría para el incremento del calentamiento global.
Entre sus previsiones, destaca la enorme aceleración de la demanda de energía en Asia, sobre todo de China que, tras liderar el ranking, posteriormente pasará a ocupar una segunda posición hacia 2020 debido al rápido crecimiento económico de India y los países del sudeste asiático.
Según augura la IEA, en menos de un decenio, China se convertirá en el mayor importador de petróleo, y la India en el máximo comprador de carbón. Está previsto que, en menos de una década, Oriente Medio se postule como claro candidato para ocupar el segundo cajón del podio en consumo de gas y el tercero en petróleo.
El informe de la IEA vaticina la reducción de la producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como consecuencia del aumento de la misma en Brasil y Estados Unidos –de este último país se espera que para 2030 sea un exportador neto, después de que ya sea hoy prácticamente autosuficiente–.
La agencia argumenta en el informe que los avances en las tecnologías de extracción de combustibles fósiles, la aparición de nuevos yacimientos de crudo y la consiguiente bajada de los precios pueden generar la percepción de que el mundo está entrando en una nueva era de abundancia petrolera, que llegaría a su cima en 2020, pero que se trata de una falsa impresión.
Límites de calentamiento peligrosos
Samantha Smith, responsable de la Iniciativa Global para el Clima y la Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), ha destacado el hecho de que el informe de la IEA se haya presentado coincidiendo con la tragedia de Filipinas. "El tifón también ha arrojado una sombra sobre las negociaciones de clima de la ONU en Varsovia, destacando la necesidad urgente de cambiar el sistema energético mundial hacia las energías renovables limpias y la eficiencia energética para combatir el cambio climático”, opina.
Por otro lado, Stephan Singer, director de Política Energética Global del WWF, cree que la agencia es demasiado optimista sobre nuevas fuentes de energía como el gas de esquisto, también conocido como gas pizarra. "Como la misma IEA reconoce, tenemos que dejar más de dos tercios de todos los combustibles fósiles existentes bajo tierra para tener una oportunidad decente de no exceder el umbral de cambio climático hasta límites peligrosos”, recuerda.
El sector energético es el responsable de dos terceras partes de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y en el documento de la IEA se hace especial hincapié en la deriva energética y su importancia a la hora de alcanzar los objetivos climáticos acordados internacionalmente en Kioto.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) de la ONU considera que una subida de la media de temperaturas del planeta de hasta 2 grados centígrados para 2100 sería todavía asumible, pero que un incremento mayor sería “peligroso” y sus consecuencias, “incontrolables”. Y, mientras, la Agencia Internacional de le Energía estima que los termómetros del planeta se elevarán al menos 3,6ºC en ese periodo.
Las renovables aportarán la mitad de la nueva electricidad mundial hacia 2035
En el apartado que el documento de la IEA dedica a las energías renovables, se explica que éstas proporcionarán hacia 2035 la mitad del incremento de la producción de electricidad mundial, gracias en su mayor parte a los dispositivos eólicos o solares, y crecerán en conjunto un 30%, superando al gas natural y equiparándose al carbón como fuente energética hacia esa fecha. En esta línea, en 2035 China registraría el mayor incremento absoluto en la implementación de fuentes renovables, más que Estados Unidos, la UE y Japón juntos.
Samantha Smith comparte con la agencia internacional el convencimiento de que las políticas energéticas desarrolladas a nivel internacional “están en el buen camino" para evitar que el calentamiento global alcance la subida de 3,6 grados a finales de siglo vaticinada de no adoptarse medidas, y quede por debajo de los 2 grados que los científicos consideran un punto de no retorno.
El informe de la IEA destaca que Brasil está destinado a convertirse en uno de los principales productores de energía y exportadores de petróleo del mundo, a la vez que su sector energético se sitúa entre los más bajos en emisiones en CO2 pese a su gran disponibilidad y utilización de combustibles fósiles. El gigante sudamericano es ya uno de los líderes internacionales en el campo de las energías renovables y se espera que hasta 2035 duplique su producción.
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