Un año más, pero cada vez más pronto. Desde el 19 de agosto, los humanos consumimos más recursos de los que la Tierra es capaz de reponer. El capital natural del planeta está desde ese día en números rojos, según denuncia la organización internacional Global Footprint Network (GFN), que realiza estudios de sostenibilidad global. De continuar esta tendencia, advierten sus expertos, en 2050, la humanidad necesitará tres planetas como el único que tenemos para mantener sus niveles de consumo.
Estos balances tienen en cuenta los recursos empleados para la generación de alimentos agrícolas, ganaderos y piscícolas, el uso de fibras y madera, y la capacidad de los ecosistemas de cada país para absorber los gases responsables del efecto invernadero que emiten como consecuencia de sus actividades productivas.
En 2050, la humanidad necesitará tres planetas para mantener su ritmo de vida actual
Según la GFN, en 1961, cuando empezaron a recogerse sistemáticamente datos para evaluar el impacto ambiental de las actividades humanas, los habitantes de la Tierra consumieron aproximadamente las tres cuartas partes de la capacidad de regeneración natural del planeta.
Pero desde los años 70, cuando el crecimiento demográfico y de consumo, así como la deforestación del globo, se dispararon, el consumo humano supera ya lo que la naturaleza es capaz de restituir al medio. Y por ello la GFN instituyó el llamado Earth Overshoot Day (Día del Exceso), la fecha de cada año en que ya se alcanza esa capacidad de regeneración.
Cada año avanza más días en el calendario, aproximándose al principio del mismo. Si en 2000 el Overshoot Day llegó el 1 de octubre, 14 años después lo hemos alcanzado el 19 de agosto. Con el ritmo de consumo actual, se necesitarían cada año 1,5 planetas como la Tierra para sostener a la población humana de más de 7.000 millones de personas que la habitan (cifra que se estima que se alcanzó en octubre de 2011).
Mientras en el año 1 de la era cristiana se calcula que vivían en la Tierra unos 200 millones de personas, 1.000 años después la cifra era de unos 310 millones. Hasta el siglo XIX no se elevaría hasta los 1.000 millones. Y en el siglo XX, la revolución agrícola, la mejora de la sanidad y la higiene y la prolongación de la longevidad que llevaron asociadas disparó las cifras: 1.650 millones en 1900, 2.518 en 1950 y más de 6.700 millones en el último cambio de milenio.
El 86% de la población mundial
“El abuso global de los recursos naturales es un serio problema del siglo XXI, no solo ecológico, sino también político”, advierte Mathis Wackernagel, presidente de la GFN y uno de los co-creadores de este instrumento de medición. “Si queremos construir un futuro para nuestros hijos, debemos conservar el capital natural que nos queda, y administrar de forma sostenible los recursos de éste, nuestro único hogar, el planeta, de los que estamos abusando”, coincide el director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés), Marco Lambertini, para quien “todavía estamos a tiempo de tomar medidas contundentes” para revertir este proceso.
Según datos del WWF, en España, el consumo actual equivale al de 2,8 veces los recursos que el país es capaz de reponer cada año. Hasta el 86% de la población mundial vive ya en países que superan de largo sus propias capacidades de bio-regeneración.
En España, el consumo equivale al de 2,8 veces los recursos que es capaz de generar
El caso más espectacular es el de los áridos e hiperconsumistas Emiratos Árabes Unidos, que consumen hasta 12,3 veces más de lo que territorio produce al año. Japón lo hace siete veces. La gigantesca economía china agota los recursos de 2,2 países como el suyo cada 12 meses. Suiza, que pasa por ser un país concienciado con la sostenibilidad, 4,3 veces. Dinamarca, país ejemplar en términos ecológicos en muchos terrenos, se come 1,6 Dinamarcas al año.
“El interés que pagamos en esta creciente deuda ecológica incluye no sólo la deforestación, la escasez de agua, la erosión de los suelos, la pérdida de biodiversidad, y la acumulación de dióxido de carbono en la atmosfera, sino además se refleja claramente en la economía de los distintos países”, señala el dirigente de la GFN.
Para no limitarse a dar malas noticias, la GFN anuncia que el país con peor huella ecológica del mundo, los Emiratos Árabes, “planea reducir significativamente su Huella Ecológica per cápita empezando con sus emisiones de carbono". Su Energy Efficiency Lighting Standard (Estándar de Eficiencia Energética en Iluminación) pretende universalizar el uso de dispositivos para la iluminación de interiores exclusivamente de eficiencia energética antes de que termine el año, destaca la organización internacional. Ante las cifras del gigantesco boom de la construcción en esta federación de emiratos del Golfo Pérsico, no parece que vaya a suponer gran cosa. Pero siempre es mejor que nada.
Mientras, en otro ejemplo destacado por la GFN, el legislativo de Filipinas está “intentando integrar la medida de la huella ecológica en su política nacional, colocando el límite de los recursos como punto central en la toma de decisiones”, pero, como sucede cotidianamente en política, del dicho al hecho habrá un buen trecho. Habrá que esperar que las declaraciones de intenciones se conviertan en hechos tangibles para aplaudirlo.
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