La Comisión Europea ha anunciado este viernes que destinará 500 millones de euros a un proyecto de investigación para limpiar y restaurar el medio marino europeo para 2030, como parte del paquete de medidas presentado para impulsar la protección de los océanos en la UE.
Los cinco mares de Europa
El programa se centrará en los cinco mares de Europa y desarrollará soluciones específicas para cada uno de ellos, ha detallado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que ha puesto de ejemplo que en el Mediterráneo el objetivo es eliminar la contaminación por plásticos y productos químicos, mientras que en el Báltico o en el Mar del Norte, la prioridad es descarbonizar el transporte y electrificar los puertos.
Además, el Ejecutivo comunitario ha presentado una coalición internacional, que representa el 95% de los océanos, y que pretende promover la adopción de un tratado para proteger la biodiversidad en alta mar, fuera de aguas jurisdiccionales nacionales.
Cumbre 'Un Océano'
"Necesitamos alcanzar un acuerdo internacional, un instrumento jurídicamente vinculante que gobierne de forma sostenible la alta mar. Estamos muy cerca, pero tenemos que hacer fuerza", ha señalado Von der Leyen, en su discurso en el marco de la Cumbre 'Un Océano' sobre la protección de los océanos, que se celebra en Brest (Francia).
Por último, Bruselas ha lanzado un programa de simulación digital de los océanos que facilitará a los investigadores desarrollar modelos en función de distintos escenarios. "El océano sigue siendo un gran misterio para la humanidad, por eso estamos construyendo un gemelo digital", ha explicado Von der Leyen en su intervención.
El proyecto combinará la capacidad del satélite Copérnico, con infraestructuras marinas como boyas y drones submarinos para obtener datos que todavía no han sido procesados así como información en tiempo real del estado de los océanos en base a la cual realizar proyecciones a largo plazo.
La presidenta de la Comisión Europea puso como ejemplo la posibilidad de efectuar simulaciones sobre cómo el deshielo de los casquetes polares podría afectar a la subida del nivel del mar o cambiar la deriva de las corrientes marinas que, a su vez, podrían propiciar la liberación de CO2.