¿Cuál es el límite del insulto en política?
Felón, bruja, facha, miserable, gilipollas, botifler, mendrugo, sudaca, mentiroso compulsivo, hijo de puta, montonero tucumano, què us bombin… Podrían parecer insultos sacados de una telenovela o una serie dramática, pero la realidad supera a la ficción