El compromiso se hace extensible a todos los grupos de interés que forman parte del día a día de la empresa: la acción de cada uno de nosotros afecta a la sociedad y al mundo entero, y por ello invitamos a la lectura y cumplimiento de estos principios.
Con la presentación de nuestro código ético, desde Tarannà pretendemos fomentar la colaboración y la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros a la hora de gestionar un viaje y de disfrutarlo, porque el objetivo es un mundo mejor que recorrer ahora y en el futuro.
Inevitablemente, hablar de un código ético en turismo nos lleva de pleno a hablar de lo que es ser un viajero responsable.
Se es un viajero responsable cuando se lleva en el espíritu del viaje el respeto por las gentes que te acogen, por su cultura, sus costumbres y sus entornos naturales.
Hay que ser cuidadoso a la hora de viajar e informarse correctamente acerca del destino, pero lo que es fundamental es respetar las reglas establecidas en el lugar visitado, sobre todo en aquellos con los que existe una gran diferencia cultural.
La huella que deja nuestro paso por las poblaciones receptoras puede generar efectos negativos, que con frecuencia son producidos por la ignorancia, y la mayoría de las veces sin querer. Por ello, queremos hacer mención de una serie de aspectos que nos ayudarán a viajar de una manera ética y respetuosa.
Antes de salir de viaje
- Hacerse con buena información acerca de las costumbres, creencias y religión del país.
- Dejarse asesorar por el agente de viaje sobre determinados comportamientos que debemos adoptar en caso de visitar poblaciones, templos,… Hay muchos ejemplos: en el mundo musulmán está mal visto que una mujer no cubra su cabeza al entrar en una mezquita. En países asiáticos, como Myanmar, no se puede tocar la cabeza de una persona, ya que se trata de su punto más sagrado.
- Incorporar en el viaje conceptos como la compensación de emisiones de CO2, contratar alojamientos que fomenten la buena gestión de agua y residuos, hacer alguna excursión si es posible a pie, o en bicicleta, para evitar contaminación…
Durante el viaje
1. Poblaciones y sus gentes
- El respeto es la mejor tarjeta de presentación en todo el mundo. Tratemos con respeto a los pueblos, sus creencias y religiones. Abramos nuestra mente para aceptar otras verdades, aprovechemos al máximo las diferencias culturales, que son lo que más nos enriquece.
- Cuando estemos en otro país o en otra cultura, tengamos siempre presente que nosotros, los viajeros, somos los invitados. Respetemos sus costumbres, no actuemos como clientes de un país.
- No dar dinero a los niños, por mucho que éstos nos insistan. Los niños deben saber que ir al colegio será su futuro. Evitaremos así que falten a clase para conseguir dinero rápido.
- En países en vías de desarrollo no es aconsejable dejar medicamentos en las poblaciones, ya que pueden ser un riesgo para la integridad física de los que los reciben si no saben administrarlos correctamente. Hay que asegurarse de dejarlos en hospitales o entidades sanitarias que hagan buen uso de ellos, y así evitaremos también un posible tráfico de intereses.
- Aceptar con positividad y paciencia los contratiempos, como posibles risas que se generen a nuestro paso por nuestro desconocimiento del entorno, una posible negativa de entrada en un sitio que no acepta turistas, burocracias lentas en fronteras…
- Respetar las normas y costumbres en lugares de culto.
- Cuidar los lugares históricos que se visitan como si fueran nuestra propia casa.
- Respeto a los derechos humanos: hay que estar de forma inequívoca en contra del turismo sexual, que saca provecho de la miseria de los países que nos acogen. La explotación sexual infantil es un delito punible, tanto en el lugar donde se lleve a cabo como en el país de residencia de quien lo cometa.
- No comprar ni utilizar drogas: fomentan mercado negro y su posesión y consumo suponen un alto riesgo para el propio viajero.
2. El medio ambiente
Ecosistemas, espacios protegidos y naturaleza en general
El respeto a la naturaleza es el respecto a nuestro hogar, la Tierra. Hay que atender las reglamentaciones en los parques naturales y cumplir con los impuestos o derechos de la entrada significa colaborar con la preservación del patrimonio medioambiental.
- La naturaleza hay que dejarla como está cuando nos recibe. Respetemos el silencio, la limpieza, no incorporemos especies foráneas a los ecosistemas visitados: puede ser devastador para la fauna y la flora autóctonas.
- Respetar la distancia con los animales salvajes, no asustarlos y no alterar su tranquilidad, por su bienestar y por la propia seguridad del viajero.
- Utilicemos las pistas o caminos ya trazados. No perturbemos la vida diaria de las especies animales y vegetales.
- No sustraigamos al paisaje sus frutos, plantas, minerales, conchas, corales, restos arqueológicos… conservemos su armonía.
Consumo de agua, luz, energía
- Utilicemos bien el agua: disfrutemos de duchas rápidas más que de baños.
- Si estamos más de un día en un mismo hotel, reutilizar las toallas y sábanas, así ahorraremos agua y electricidad.
- Hacer buen uso de la energía eléctrica. No derrocharla: en muchos países, su generación es un proceso muy contaminante.
- Material aconsejado de viaje: botella o cantimplora personal para rellenar de agua (en los países donde no sea necesario comprar agua embotellada), utilizar productos de higiene personal biodegradables, leche de protección solar mejor que aceites que perjudican al mar, cargadores solares que nos harán economizar en compra de pilas y evitarán estos residuos…
CO2 y calentamiento global
El mundo está afectado por el grave problema del calentamiento global, y tenemos que actuar entre todos. El cambio climático está motivado principalmente por el excesivo CO2 acumulado en la atmósfera, que es la consecuencia de la forma y ritmo de vida y de consumo de los países industrializados, y que afecta a todo el mundo, inclusive a los países en desarrollo, que a su vez son los más vulnerables a sus graves efectos (fenómenos meteorológicos extremos).
Cada vez que encendemos la luz, la calefacción, nos desplazamos en automóviles, barcos o aviones, estamos emitiendo CO2. Tomar conciencia de ello nos hace responsables. Se trata de vivir y de viajar de una manera consciente, responsabilizándonos de las consecuencias de esas emisiones de CO2. En beneficio propio, en beneficio de todos.
- Apostar durante el viaje por alguna marcha a pie, o utilizar bicicleta u otros medios de transporte no contaminantes.
- El tren y los autobuses locales son magníficos recursos de ahorro de emisiones en CO2 y una manera excelente de interactuar con las poblaciones locales.
- Si al final lo vamos a usar, compartamos el coche.
- ¿Sabes que se pueden compensar las emisiones de CO2 de tu viaje? Entra en nuestro apartado de Proyectos, allí encontrarás también los vinculados al medio ambiente. Participar en ellos es un acto absolutamente voluntario pero muy beneficioso.
Para más información acerca del calentamiento global y sobre qué hacer para frenarlo te recomendamos visitar estas ONG: WWF y Greenpeace.
3. Costumbres viajeras: residuos, compras, propinas, fotografías y filmaciones
- Residuos: En materia de residuos, el viajero puede dejar un impacto positivo, sobre todo en países que no disponen de sistema de recogida habitual. No dejar nuestra basura en cualquier parte, las poblaciones locales se sensibilizarán poco a poco si nos ven actuar de manera correcta. Llevar bolsas de basura y guardar los residuos hasta poder depositarlos correctamente. Si hemos pasado un tiempo en espacios naturales, dejarlos como estaban cuando llegamos. Alerta a los plásticos: nunca lanzarlos al mar, ni cerca de cursos fluviales. Cuidado con el fuego y las colillas de los fumadores, que tardan más de dos años en descomponerse.
- Compras: Cuando vayamos a comprar recuerdos, valoremos las ofertas de los productores locales, adquiramos artesanía y productos regionales que repercutan directamente en la economía local. Así, nuestra contribución como viajero apoyará el desarrollo local. Cuando sea posible, atengámonos a los principios del comercio justo y cuando regateemos, tengamos en mente el concepto de un pago justo.
Evitar comprar cualquier objeto o pieza original que pudiera ser patrimonio arqueológico del país, así como animales vivos o muertos, o bien piezas que fomenten el mercado negro y el tráfico ilegal (por ejemplo de marfil o pieles) y su consiguiente impacto en la biodiversidad y extinción de especies.
Es bueno regatear en tono positivo y con sentido del humor y no de manera agresiva. Lleguemos a través del regateo a un acuerdo en el que ofrezcamos un pago justo.
- Las fotografías y filmaciones pueden molestar a las personas a las que queremos retratar. Siempre hay que pedir permiso antes de realizar la foto, sobre todo tratándose de niños y también en los países musulmanes.
- La propina no es obligatoria, pero en muchos países es una recompensa a la calidad de un trabajo que no está contemplada en los salarios. La propina tiene que ser proporcional al coste de la vida del lugar que se visita.
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