Aunque mucho más lentamente que otros países de nuestro entorno, el turismo sostenible se va abriendo paso poco a poco en España. Mientras en Francia o en Italia este sector está alcanzando ya cuotas del 30% del mercado turístico total, en nuestros lares, según las estimaciones de los especialistas –dado que todavía no existen estudios rigurosos al respecto– con toda probabilidad no llega al 10%.
El turista español todavía se fija más en los precios que en las consecuencias ambientales, económicas o sociales de los productos turísticos que adquiere, coinciden los expertos. Por otra parte, el turista sostenible y responsable es mayoritariamente un viajero por libre, lo que dificulta la tarea de establecer la adecuación a esta clasificación de sus actividades, y tampoco ayuda la confusa cantidad de certificaciones locales e internacionales, que complica considerablemente a los estudiosos del fenómeno el dilucidar si los lugares que se visitan están social y medioambientalmente comprometidos.
Otro de los factores que frenan su desarrollo en España, potencia turística mundial, el tercer destino del planeta por número de visitantes extranjeros, con la cifra récord de 75 millones el año pasado, es la falta de información del consumidor nacional sobre la oferta y las ventajas de un turismo que favorezca a la economía y las comunidades locales, los sectores sociales menos favorecidos y los ecosistemas.
Promoción del viaje responsable
Para contrarrestar esta carencia han nacido iniciativas como el festival Vilamón, que pretende ser "fuente de inspiración y de promoción del viaje responsable", que se celebra en Barcelona y este año acogió más de 40 actividades por distintos barrios de la ciudad, o el buscador de ofertas de turismo sostenible Wecoplan impulsado por la asociación La mochila verde, cuyo portal en la red trata de "conectar personas interesadas en un modo de vida sostenible y servicios de ocio y viajes comprometidos".
Por el momento, sus impulsores dicen haber detectado "más de 400" proyectos de turismo sostenible por toda España, aunque creen que si se relajan un poco los criterios para incluir a proyectos que sin serlo totalmente apuntan en esa dirección, "podríamos estar hablando de un millar".
También son cada vez más los viajeros españoles que tratan de aplicar criterios de responsabilidad y sostenibilidad en sus periplos por todo el globo. Para facilitárselo nació hace casi nueve años Agrotravel Turismo Responsable, una de las empresas más veteranas en este ámbito del país, con sede en la capital vasca, Vitoria-Gasteiz. Y hace un año largo, un proyecto como Nadiu Viatges, radicada en Badalona, junto a Barcelona.
Estas agencias llevan a sus clientes a destinos exóticos alojándolos en establecimientos pequeños, gestionados por la población local y no por grandes grupos hoteleros, y les organizan circuitos o estancias en las que entran en contacto con estos pobladores, favorecen el desarrollo de sus comunidades y, acompañados de estos nativos plenamente integrados en el entorno, pueden explorar los ecosistemas sin alterarlos.
"Al abrir con mi mujer una tienda de productos ecológicos he descubierto el mundo del consumo responsable y he conocido a una gran cantidad de gente que actúa con conciencia en todas las facetas de la vida. Esto me ha llevado a hacerme una pregunta: ¿podemos aplicar estas premisas al mundo de los viajes organizados? Sí, creemos que podemos ofrecer un modelo de turismo ético y sostenible para aquellos que quieren viajar", afirma el cofundador de Nadiu (que significa 'nativo' en catalán), Franc Famadas.
"Queremos que nuestra empresa no sólo tenga una función económica, sino una función social y ambiental. Apostamos por un turismo sostenible y responsable, por la distribución equitativa de la riqueza procedente de los ingresos de este turismo", proclama la fundadora de Agrotravel, Susana Conde.